El vacío no es algo que temer, dice Thich Nhat Hanh. El Sutra del Corazón nos enseña que la forma puede estar vacía de sí misma, pero está llena de todo lo demás.
Si eres poeta, verás claramente que hay una nube flotando en esta hoja de papel. Sin nube, no hay lluvia; sin lluvia, los árboles no pueden crecer; y sin árboles, no podemos hacer papel. La nube es esencial para que el papel exista. Si la nube no está aquí, la hoja de papel tampoco puede estar aquí. Podemos decir que la nube y el papel son interdependientes (inter-son). «Interser» es una palabra que todavía no está en el diccionario, pero si combinamos el prefijo «inter-» con el verbo «ser», tenemos un verbo nuevo, «inter-ser».
Si miramos esta hoja de papel aún más profundamente, podemos ver en ella la luz del sol. Si la luz del sol no estuviera ahí, el bosque no podría crecer. De hecho, nada podría crecer. Ni siquiera nosotros podemos crecer sin la luz del sol. Entonces sabemos que la luz del sol también está en esta hoja de papel. El papel y la luz inter-son. Y si seguimos mirando, podemos ver al leñador que cortó el árbol y lo llevó a la fábrica para transformarlo en papel. Y vemos el trigo. Sabemos que el leñador no puede existir sin su pan de cada día, y por lo tanto, el trigo que se convirtió en su pan también está en esta hoja de papel. Y el padre y la madre del leñador también están ahí. Cuando miramos de esta manera, vemos que sin todas estas cosas, la hoja de papel no puede existir.
Mirando aún más profundamente, podemos ver que nosotros también estamos en ella. Esto no es difícil de ver, ya que cuando miramos una hoja de papel, la hoja forma parte de nuestra percepción. Tu mente está aquí y la mía también, así que podemos decir que todo está aquí en esta hoja de papel. No se puede señalar nada que no esté aquí: el tiempo, el espacio, la tierra, la lluvia, los minerales del suelo, la luz del sol, la nube, el río, el calor. Todo coexiste con esta hoja de papel. Es por eso que creo que la palabra inter-ser debería estar en el diccionario. Ser es inter-ser. No puedes existir completamente solo. Tienes que interactuar con todo lo demás. Esta hoja de papel es, porque todo lo demás es. Supongamos que tratamos de devolver uno de los elementos a su origen.
Supongamos que devolvemos la luz del sol al sol. ¿Crees que esta hoja de papel sería posible? No, sin sol nada puede ser. Y si devolvemos el leñador a su madre, tampoco tenemos hoja de papel. El hecho es que esta hoja de papel está compuesta solamente de «elementos no-papel». Y si devolvemos estos elementos no-papel a sus fuentes, entonces no puede haber papel alguno. Sin elementos que no sean papel, como la mente, el leñador, la luz del sol, etc., no habrá papel. A pesar de lo fina que es esta hoja de papel, contiene en sí todo lo que hay en el universo.
Pero el Sutra del Corazón parece decir lo contrario. Avalokiteshvara nos dice que las cosas están vacías. Veámoslo más de cerca.
¿Vacías de qué?
El Bodhisattva Avalokita,
moviéndose en el curso profundo
de la Perfecta Comprensión,
arrojó luz sobre los cinco skandhas y
los encontró vacíos por igual.
Bodhi significa estar despierto, y sattva significa ser viviente, entonces bodhisattva significa un ser despierto. Todos nosotros somos a veces bodhisattvas, y otras veces no. Avalokita es el nombre corto del bodhisattva Avalokiteshvara. Avalokita no es ni masculino ni femenino y, a veces aparece como hombre y, a veces, como mujer. En chino, vietnamita, coreano y japonés, el nombre de este bodhisattva a veces se traduce como Guanyin, Quan Am, Gwaneum y Kannon, que significa «el que oye y escucha los llantos del mundo para venir y ayudar». Avalokiteshvara también encarna el espíritu del no-miedo, ya que él mismo ha trascendido el miedo. El Sutra del Corazón Prajnaparamita es su maravilloso regalo para nosotros.
Según Avalokiteshvara, esta hoja de papel está vacía; pero según nuestro análisis, está llena de todo. Parece que hay una contradicción entre nuestra observación y la suya. Avalokita encontró los cinco skandhas vacíos. ¿Pero vacíos de qué? La palabra clave es vacío. Estar vacío es estar vacío de algo.
Si sostengo una taza de agua y te pregunto: «¿Está vacía esta taza?», Dirás: «No, está llena de agua». Pero si vierto el agua y vuelvo a preguntarte, puedes decir: «Sí, está vacía.» ¿Pero vacía de qué? Vacía significa vacía de algo. La copa no puede estar vacía de nada. «Vacía» no significa nada a menos que sepas «de qué está vacía». Mi taza está vacía de agua, pero no está vacía de aire. Estar vacío es estar vacío de algo. Esto es todo un descubrimiento. Cuando Avalokita dice que los cinco skandhas están igualmente vacíos, para ayudarlo a ser preciso hemos de preguntar: «Sr. Avalokita, ¿vacíos de qué?»
Los cinco skandhas, que pueden traducirse al español como los cinco montones o los cinco agregados, son los cinco elementos que componen un ser humano. Estos cinco elementos fluyen como un río en cada uno de nosotros. De hecho, estos son realmente cinco ríos que fluyen juntos en nosotros: el río de la forma, que significa nuestro cuerpo; el río de los sentimientos; el río de las percepciones; el río de las formaciones mentales; y el río de la consciencia. Ellos siempre fluyen en nosotros. Entonces, según Avalokita, cuando miró profundamente en la naturaleza de estos cinco ríos, vio de repente que los cinco están vacíos.
Si le preguntamos: «¿Vacíos de qué?» tiene que responder. Y esto es lo que dijo: «Están vacíos de un sí mismo (self) separado». Eso significa que ninguno de estos cinco ríos puede existir por sí mismo. Cada uno de los cinco ríos debe estar hecho por los otros cuatro. Tienen que coexistir; tienen que inter-ser con todos los demás.
En nuestros cuerpos tenemos pulmones, corazón, riñones, estómago y sangre. Ninguno de estos puede existir de forma independiente. Solo pueden coexistir con los demás. Tus pulmones y tu sangre son dos cosas, pero ninguna puede existir por separado. Los pulmones toman aire y enriquecen la sangre y, a su vez, la sangre nutre los pulmones. Sin la sangre, los pulmones no pueden estar vivos, y sin los pulmones, la sangre no puede ser limpiada. Los pulmones y la sangre inter-son. Lo mismo sucede con los riñones y la sangre, los riñones y el estómago, los pulmones y el corazón, la sangre y el corazón, etc.
Cuando Avalokita dice que nuestra hoja de papel está vacía, quiere decir que está vacía de una existencia separada e independiente. No puede existir sola. Tiene que interactuar con la luz del sol, la nube, el bosque, el leñador, la mente y todo lo demás. Está vacía de un sí mismo separado. Pero, vacía de un sí mismo separado significa llena de todo. Entonces parece que nuestra observación y la de Avalokita no se contradicen entre sí. Avalokita observó profundamente los cinco skandhas de la forma, los sentimientos, las percepciones, las formaciones mentales y la consciencia, y descubrió que ninguno de ellos puede ser por sí solo. Cada uno solo puede inter-ser con todos los demás. Así pues nos dice que la forma está vacía. La forma está vacía de un sí mismo separado, pero está llena de todo el cosmos. Lo mismo es cierto con los sentimientos, las percepciones, las formaciones mentales y la consciencia.
Larga Vida al Vacío
Escucha, Shariputra,
la forma es vacío, y el vacío es forma.
La forma no es sino vacío,
el vacío no es sino forma.
Lo mismo es cierto con los sentimientos, las percepciones,
las formaciones mentales y la consciencia.
La forma es la ola y el vacío es el agua. Para entender esto, tenemos que pensar diferente de lo que a muchos de nosotros que crecimos en Occidente nos enseñaron a pensar. En Occidente, cuando dibujamos un círculo, lo consideramos cero, la nada. Pero en la India y en muchos otros países asiáticos, un círculo significa totalidad, plenitud. El significado es todo lo contrario. Así que «la forma es vacío, y el vacío es forma» es como la ola es agua, el agua es ola. «La forma no es sino vacuidad, la vacuidad no es sino forma. Lo mismo es cierto con los sentimientos, las percepciones, las formaciones mentales y la consciencia”, porque estos se contienen entre sí. Porque uno existe, todo existe.
En el canon literario vietnamita, hay dos líneas del poema de un maestro zen de la dinastía Ly del siglo XII que dicen:
Si el cosmos existe,
entonces la más pequeña mota de polvo existe.
Si la mota más pequeña de el polvo no existe,
entonces todo el cosmos no existe.
El poeta quiere decir que las nociones de existencia y no existencia son simplemente creadas por nuestras mentes. También dijo que «el cosmos entero se puede poner en la punta de un cabello» y que «el sol y la luna se pueden ver en un grano de mostaza». Estas imágenes nos muestran que uno contiene el todo, y que el todo es sólo uno.
Porque la forma es vacío, la forma es posible. En la forma encontramos todo lo demás: sentimientos, percepciones, formaciones mentales y consciencia. «Vacío» significa vacío de un sí mismo separado. Está lleno de todo, lleno de vida. La palabra «vacío» no debería asustarnos. Es una palabra maravillosa. Estar vacío no significa ser inexistente. Si la hoja de papel no estuviera vacía, ¿cómo podrían entrar la luz del sol, el leñador y el bosque? ¿Cómo podría ser una hoja de papel? La copa, para estar vacía, tiene que estar ahí. La forma, los sentimientos, las percepciones, las formaciones mentales y la consciencia, para estar vacías de un sí mismo separado, tienen que estar ahí.
La vacuidad es el fundamento de todo. «Gracias al vacío, todo es posible». Son palabras de Nagarjuna, un filósofo budista del siglo II. El vacío es un concepto ciertamente optimista. Si yo no estoy vacío, no puedo estar aquí. Y si tú no estás vacío, no puedes estar ahí. Porque tú estás ahí, yo puedo estar aquí. Este es el verdadero significado de la vacuidad. La forma no tiene una existencia separada. Avalokita quiere que comprendamos este punto.
Feliz Continuación
Escucha, Shariputra, todos los dharmas
están marcados con el vacío.
No son creados ni destruidos.
Dharmas en esta frase significa «cosas». Un ser humano es un dharma. Un árbol es un dharma. Una nube es un dharma. La luz del sol es un dharma. Todo lo que se puede concebir es un dharma. Entonces, cuando decimos: «Todos los dharmas están marcados con el vacío», estamos diciendo: «Todo tiene el vacío como naturaleza propia». Y es por eso que todo puede ser. Hay mucha alegría en esta declaración. Significa que nada puede nacer, y que nada puede morir. Avalokita ha manifestado algo tremendamente importante.
Cada día de nuestras vidas, vemos nacimiento y vemos muerte. Cuando una persona nace, se le imprime un certificado de nacimiento. Después de su muerte, se le hace un certificado de defunción. Estos certificados confirman la existencia del nacimiento y la muerte. Pero Avalokita dijo: «No, no hay nacimiento ni muerte». Tenemos que mirar más profundamente para ver si su afirmación es cierta. ¿Cuál es tu fecha de nacimiento? Antes de esa fecha, ¿ya existías? ¿Ya estabas ahí antes de nacer? Deja que te ayude. Nacer significa que de la nada te conviertes en algo. Mi pregunta es, antes de que nacieras, ¿ya estabas ahí?
Supongamos que una gallina está a punto de poner un huevo. Antes de que ella dé a luz, ¿crees que el huevo ya está ahí? Sí, por supuesto. Está adentro. Tú también estabas dentro antes de que estuvieras afuera. Eso significa que antes de que nacieras, ya existías, dentro de tu madre. El hecho es que si algo ya está ahí, no necesita nacer. Nacer significa que de la nada te conviertes en algo. Si ya eres algo, ¿de qué sirve nacer?
Entonces, tu llamado cumpleaños es en realidad tu día de continuación. La próxima vez que celebres, puedes decir: «Feliz Día de la Continuación». Creo que podemos tener un concepto más acertado de cuándo nacimos. Si retrocedemos nueve meses hasta el momento de nuestra concepción, tenemos una fecha más adecuada para inscribir en los certificados de nacimiento. En China, y también en Vietnam, cuando naces, ya se considera que tienes un año de edad. Así decimos que empezamos a existir en el momento de la concepción en el útero de nuestra madre, y esa es pues la fecha que anotamos en los certificados de nacimiento.
Pero la pregunta sigue siendo: incluso antes de esa fecha, ¿existías o no? Si dices «sí», creo que estás en lo cierto. Antes de tu concepción, ya estabas allí, tal vez la mitad de tu padre, la mitad de tu madre. Porque de la nada, nunca podemos convertirnos en algo. ¿Puedes nombrar alguna cosa que alguna vez fue nada? ¿Una nube? ¿Crees que una nube puede nacer de la nada? Antes de convertirse en una nube, era agua, tal vez fluyó como un río. No fue una nada. ¿Estás de acuerdo?
No podemos concebir el nacimiento de nada. Solo hay continuación. Por favor, mira hacia atrás aún más y verás que no sólo existes en tu padre y tu madre, sino que también existes en tus abuelos y tus bisabuelos. Cuando observo más profundamente, puedo ver que en una vida anterior fui una nube. Esto no es poesía; es ciencia ¿Por qué digo que en una vida anterior fui una nube? Porque todavía soy una nube. Sin la nube, no puedo estar aquí. Yo soy la nube, el río y el aire en este momento, así que sé que en el pasado he sido una nube, un río y el aire. Y fui una roca. Fui los minerales en el agua. Esta no es una cuestión de creencia en la reencarnación. Esta es la historia de la vida en la Tierra. Hemos sido gas, sol, agua, hongos y plantas. Hemos sido seres unicelulares. El Buda dijo que en una de sus vidas anteriores fue un árbol. Fue un pez; fue un ciervo. Esto no son supersticiones. Cada uno de nosotros ha sido una nube, un ciervo, un pájaro, un pez, y seguimos siendo estas cosas, no solo en vidas anteriores.
Esto es lo que ocurre no sólo con el nacimiento. Nada puede nacer, ni nada puede morir tampoco. Eso es lo que dijo Avalokita. ¿Crees que una nube puede morir? Morir significa que de algo te conviertes en nada. ¿Crees que podemos hacer que algo se convierta en nada? Regresemos a nuestra hoja de papel. Podemos tener la ilusión de que para destruirla, todo lo que tenemos que hacer es encender una cerilla y quemarla. Pero si quemamos una hoja de papel, parte de ella se convertirá en humo, y el humo se elevará y seguirá siendo. El calor que es causado por el papel quemado entrará en el cosmos y penetrará en otras cosas. El calor es la próxima vida del papel. La ceniza que se forma se convertirá en parte del suelo, y la hoja de papel, en su próxima vida, podría ser una nube y una rosa al mismo tiempo. Debemos ser muy cuidadosos y atentos para darnos cuenta de que esta hoja de papel nunca ha nacido y que nunca morirá. Puede adoptar otras formas de ser, pero no seremos capaces de transformar una hoja de papel en nada. Todo es así, incluidos tú y yo. No estamos sujetos ni al nacimiento ni a la muerte.
Un día de otoño estaba en un parque, absorto en la contemplación de una pequeña pero hermosa hoja en forma de corazón. Su color era casi rojo, y apenas colgaba de la rama, casi lista para caerse. Pasé mucho tiempo con ella, y le hice muchas preguntas a la hoja. Descubrí que la hoja había sido una madre para el árbol. Por lo general, pensamos que el árbol es la madre y las hojas son sólo hijas, pero al mirar la hoja vi que la hoja también es una madre para el árbol. La savia que absorben las raíces es sólo agua y minerales, no es suficiente para alimentar al árbol, por lo que el árbol distribuye esa savia entre las hojas. Las hojas toman la responsabilidad de transformar esa savia tosca en savia refinada y, con la ayuda del sol y el gas, enviarla de vuelta para nutrir el árbol. Por lo tanto, las hojas son también la madre del árbol. Y como la hoja está unida al árbol por un tallo, la comunicación entre ellos es fácil de ver.
Ya no tenemos una raíz que nos vincule a nuestra madre, pero cuando estábamos en su útero teníamos un tallo muy largo, el cordón umbilical. El oxígeno y la nutrición que necesitábamos llegaban a nosotros a través de ese tallo. Desafortunadamente, el día que llamamos nuestro cumpleaños, fue cortado y recibimos la ilusión de que somos independientes. Se trata de un error. Nuestra madre continúa sosteniéndonos mucho tiempo, y también tenemos otras madres. La Tierra es nuestra madre. Tenemos muchos tallos que nos unen a la madre Tierra. Hay una raíz que nos une con la nube. Si no hay nubes, no hay agua para beber. Estamos hechos de al menos un setenta por ciento de agua; el tallo entre la nube y nosotros está realmente ahí. Este es también el caso del río, el bosque, el leñador y el agricultor. Hay cientos de miles de tallos que nos unen a todo en el cosmos, y es por ello que podemos existir. ¿Ves el vínculo entre tú y yo? Si tú no estás ahí, yo tampoco estoy aquí; eso es incuestionable. Si aún no lo ves, observa más profundamente y estoy seguro de que lo verás. Esto no es filosofía. En verdad tienes que verlo.
Le pregunté a la hoja si tenía miedo porque era otoño y las otras hojas caían. La hoja me dijo: «No. Durante toda la primavera y el verano estaba muy viva. Trabajé duro y ayudé a nutrir el árbol, y gran parte de mí está en el árbol. Por favor no digas que sólo soy esta forma, porque esta forma de hoja es solo una pequeña parte de mí. Yo soy el árbol entero. Sé que ya estoy dentro del árbol, y cuando regrese al suelo, continuaré alimentando el árbol. Es por eso que no me preocupo. Cuando deje esta rama y flote hacia el suelo, saludaré al árbol y le diré: «Nos vemos de nuevo muy pronto».
De repente, vi una especie de sabiduría muy parecida a la sabiduría contenida en el Sutra del Corazón. Tienes que ver la vida. No debes decir la vida de la hoja, sino la vida en la hoja y la vida en el árbol. Mi vida es sólo Vida, y puedes verla tanto en mí como en el árbol. Ese día soplaba viento y, después de un rato, vi cómo la hoja abandonaba la rama y flotaba hacia la tierra, bailando alegremente, porque al flotar se veía ya allí en el árbol. Estaba muy feliz. Incliné mi cabeza y comprendí lo mucho que tenemos que aprender de la hoja porque no tenía miedo ― sabía que nada puede nacer y que nada puede morir.
La nube en el cielo tampoco tendrá miedo. Cuando llegue el momento, la nube se convertirá en lluvia. Es divertido convertirse en lluvia, caer, cantar y convertirse en parte del río Mississippi, el Amazonas o el Mekong, o caer sobre las verduras y convertirse luego en parte de un ser humano. Es una aventura muy emocionante. La nube sabe que si cae a la Tierra podría convertirse en parte del océano. Así pues la nube no tiene miedo. Tan sólo los humanos tienen miedo.
Una ola en el océano tiene un comienzo y un final, un nacimiento y una muerte. Pero Avalokiteshvara nos dice que la ola está vacía. La ola está llena de agua, pero está vacía de un sí mismo o yo separado. Una ola es una forma que ha sido posible gracias a la existencia del viento y el agua. Si una ola sólo ve su forma, con su principio y su final, tendrá miedo del nacimiento y la muerte. Pero si la ola ve que es agua y se identifica con el agua, entonces se emancipará del nacimiento y la muerte. Cada ola nace y va a morir, pero el agua está libre de nacimiento y de muerte.
Como puedes ver hay muchas lecciones que aprender de la nube, el agua, la ola, la hoja ― y de todo lo demás en el cosmos también. Si observas algo con atención y profundidad, descubres el misterio del interser y, una vez lo has visto, ya no estarás sujeto al miedo ― miedo al nacimiento o miedo a la muerte. Nacimiento y muerte son sólo ideas que tenemos en nuestras mentes, y estas ideas no son aplicables a la realidad. Es como las ideas de arriba y abajo. Estamos convencidos de que cuando señalamos a lo alto, es arriba, y cuando señalamos en la dirección opuesta, es abajo. El cielo está arriba, y el infierno está abajo. Pero las personas que están sentadas en este momento en el otro lado del planeta han de estar en desacuerdo, porque las ideas de arriba y abajo no se aplican al cosmos, como tampoco las ideas de nacimiento y muerte.
Por lo tanto, continúa mirando hacia atrás y comprobarás que siempre has estado aquí. Miremos juntos y penetremos en la vida de una hoja, para que podamos ser uno con la hoja. Penetremos y seamos uno con la nube o con la ola, para realizar nuestra propia naturaleza como agua y liberarnos de nuestro miedo. Si miramos muy profundamente, trascenderemos el nacimiento y la muerte.
Mañana, seguiré siendo. Pero habrás de estar muy atento para verme. Seré una flor, o una hoja. Estaré en esas formas y te saludaré. Si estás lo suficientemente atento, me reconocerás y podrás saludarme. Seré muy feliz.
De «Awakening of the Heart: Essential Buddhist Sutras and Commentaries», por Thich Nhat Hanh.