Situado en plano corazón de la selva, cerca de Tulum, México, se alza un complejo holístico capaz de quitar el hipo a cualquiera. Lujosas villas que crecen entre manglares y multitud de espacios dedicados a las artes, de una arquitectura vanguardista que ha respetado el espacio de los árboles -ellos estaban allí primero-, y con vistas al Mar Caribe. Se trata, nada más y nada menos, que del Azulik Uh May.
Un complejo que pone en comunión al hombre con la naturaleza, ideado por el filántropo y emprendedor social Eduardo Neira, más conocido como Roth. Sin embargo, Azulik Uh May es mucho más que un hotel. Un espacio para la investigación, la transformación y la creación.
Paredes de fibra de vidrio, hormigón, resinas, cemento pulido y suelos de madera, así como el resto de materiales de construcción, dan forma a estructuras ondulantes que parecen surgir naturalmente de la tierra. Adéntrate en este paraíso terrenal con nosotros:
Un lugar para conectar con la naturaleza y con uno mismo
El concepto comenzó a tomar forma en 2003 en ese paraíso llamado Tulum y que aún consigue huir de la masificación turística imperante en la Riviera Maya. Hoy es una fantasía hecha realidad.
Además de las villas de lujo y el museo de arte contemporáneo, Sfer Ik Museion, Azulik Uh May posee una escuela de artes, así como espacios dedicados a la moda, al diseño y a la medicina tradicional. Una integración que aúna el conocimiento ancestral y la innovación tecnológica, en conjunción con la sostenibilidad, espiritualidad y experiencias colectivas. Todo ello para hacer emerger nuevas formas de aprendizaje, creación y curación, impulsando así la evolución humana.
Las habitaciones de las 48 villas, sin electricidad ni wifi (ni falta que hace), se conectan a través de pasarelas flotantes y caminos sinuosos buscando siempre los huecos entre los árboles.
El propio Neira, sin apenas conocimientos de arquitectura, tenía muy claro que quería construir las cabañas suspendidas en el aire mediante un sistema de pilotes y plataformas de madera. ¿El objetivo? que la orografía original permaneciera intacta.
La finalidad de este espacio es la reconexión entre individuos y tribus, nativas y contemporáneas, tanto entre ellos como para con los demás y con el medio ambiente.
Bienestar elevado al máximo nivel
El complejo cuenta también con tres opciones gastronómicas, destacando las fusiones maya-mexicana y la mexicana-japonsea. La otra apuesta ofrece una variedad de la gastronomía local con los mejores productos de temporada. Los restaurantes poseen una ubicación privilegiada, suspendidos sobre los árboles para disfrutar de unas vistas sin igual.
Además, cada parte del complejo cumple con una función. El spa recupera los rituales mayas ancestrales mientras el personal cuida de cuerpo y alma, con tratamientos personalizados y ejecutados según la sabiduría ancestral.
El museo Sfer Ik, inaugurado en 2018, es un escaparate de artistas dispuestos a jugar con un espacio lleno de materiales naturales y formas serpenteantes. La boutique Zak Ik busca conectar con las prácticas sostenibles y la mezcla entre artesanía tradicional e innovadora.
Al contemplar las fotos sentimos unas ganas irrefrenables de perdernos en este paraíso arquitectónico. ¿Y vosotros?