Este lunes entraron en vigor unas medidas impuestas por el gobierno de Madrid que muchos vecinos del sur de la capital consideran discriminatorias. ¿En qué consisten y por qué hay polémica?
A medida que los contagios se multiplican en Madrid, los movimientos de los ciudadanos se limitan. Pero no lo hacen todos al mismo paso: esta vez el confinamiento es «selectivo» y afecta principalmente al sur de la capital española, en donde se concentran la mayoría de los casos y también la mayor tasa de pobreza.
En España, la situación de Madrid es grave, con una incidencia de COVID-19 acumulada en los últimos 14 días cercana a los 700 casos por 100.000 habitantes,la mayor de toda Europa, según Miguel Ángel Royo Bordonada, presidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública.
Desde este lunes, más de 885.000 ciudadanos (el 13% de su población) de 37 áreas sanitarias no podrán entrar ni salir de sus casas sin un justificante que les permita ir a trabajar, a clase, al médico o tramitar ciertas gestiones.
Los parques y jardines públicos están cerrados, las reuniones con más de seis personas, prohibidas; los bares y establecimientos solo funcionan al 50% y las iglesias, a un tercio.
Las medidas se aplican en seis distritos del sur de la capitaly otros siete municipios de la región de Madrid, las zonas donde hay mayor incidencia de casos.
«Nos vemos en la obligación de tomar una serie de medidas para contener la propagación del virus», dijo el viernes la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. «Hay que evitar a toda costa el estado de alarma».
Actualmente, la Comunidad (región) de Madrid acumula199.036 contagiados, según las cifras oficiales.
Muchos de los afectados por las nuevas medidas de «confinamiento selectivo» consideran que éstas son discriminatorias. Por eso este fin de semana muchos vecinos salieron a la calle a protestar.
Ayuso negó el lunes que se quiera estigmatizar al sur de Madrid, una de las principales críticas a su propuesta.
«No es confinamiento, es discriminación»
«¡No es confinamiento, es discriminación¡ ¡Más sanidad y menos segregar!», corearon cientos de madrileños este domingo, horas antes de que entrara en vigor la medida, a las puertas de los centros de salud y en otros puntos de la ciudad.
Javier Cuenca era uno de ellos, mascarilla puesta y micrófono en mano, mientras, asegura, pedía distancia social a la multitud.
Cuenca, residente del barrio Villaverde Alto, trabaja en el sector de la limpieza y es el vicepresidente de la Federación Regional de Asociaciones de Madrid (FRAVM), uno de los grupos que organizaron las protestas.
«Me muevo principalmente en transporte público o caminando, entre los tres o cuatro servicios de limpieza que hago cada día», le cuenta a BBC Mundo. «Mi barrio no está confinado, pero sí lo está el barrio contiguo; si quiero ir al mercado municipal o al metro, entro en zona restringida».
«Yo tengo la suerte de tener una nómina (salario) y de estar dado de alta en una empresa que puede hacerme un certificado, pero hay muchas personas de la zona que trabajan ‘en negro’ (informal) o que están en búsqueda activa de empleo, ¿cómo van a poder seguir adelante con su vida y pagar las facturas si no pueden ni siquiera ir a trabajar?«, se lamenta.
«Segregar a los barrios por calles, dividir a los vecinos, no conduce a nada y no salva vidas. Las vidas las salvan los médicos», agrega.
Cuenca considera que lo que realmente se necesita es aumentar las plantillas de los centros de salud y «no culpar al modo de vida que tenemos en nuestros barrios».
El sentimiento es generalizado entre otros ciudadanos del sur de Madrid.
«Medidas absurdas»
Úrsula Vidal, una joven de 31 años residente del barrio Orcasur viaja 50 minutos en metro todos los días laborables para ir a trabajar a su oficina, en el centro de Madrid. Este lunes lo hizo con un justificante.
«A mí me parece una normativa absurda, no tiene ningún sentido. Vamos a trabajar al centro, pero estamos confinados en nuestro barrio», se queja. «Están haciendo las restricciones en base a niveles económicos, y por eso la gente está protestando».
«Hay personas que trabajan sin contrato porque no tienen otra opción, pero se exponen a que les multen por salir de casa sin un justificante».
Cristina Moreno, una residente del barrio Puente de Vallecas de 28 años, dice que se siente indignada.
«Tengo una peor sensación que durante el (primer) confinamiento. Sentimos que el trato es desigual y discriminatorio y que las autoridades quieren que el virus se quede en el barrio, en lugar de ayudarnos», le cuenta a BBC Mundo.
Moreno teletrabaja, pero aunque sus movimientos se han visto muy limitados considera que su caso es una excepción.
«En un barrio como el mío, somos muy pocos los que teletrabajamos. Hay muchas familias que viven en situación precaria, en infraviviendas, hacinadas en pisos muy pequeños. Nuestras calles son muy estrechas, los servicios están mal conservados y el metro va siempre lleno».
«Muchos trabajan en el sector servicios, en hostelería, en limpieza o atendiendo a personas en situación de dependencia. Van a limpiar las casas a barrios ricos, pero luego no pueden relacionarse entre ellos en su propio barrio. Y encima están más expuestos al virus».
El sociólogo Víctor Renes, de la Asociación Vecinal del barrio de San Fermín, dice que muchos vecinos se sienten abandonados.
«Se ha tomado una medida muy grave sin haber analizado ni indicado las causas de por qué está ocurriendo esto en determinados puntos y zonas de Madrid», explica.
«Sí, hay zonas que tienen más incidencia de contagios, pero ¿por qué pasa esto? No se puede restringir la movilidad sin analizar las causas. Es de locos», sostiene.
«Por otra parte, la zona sur de Madrid siempre ha sido socialmente segregada y discriminada. Hace años que las entidades reclaman inversiones para que se modifique esa segregación de raíz. Y quiero hacer una incidencia especial en el trabajo porque al no haber empleo en nuestras zonas, tenemos que ir al centro y al norte a trabajar».
«Esta segregación es histórica y hace mucho que lo estamos sintiendo como un agravio a nuestra dignidad. Por eso salimos a manifestarnos ‘por la dignidad del sur’ [una de las consignas de las manifestaciones], porque somos igual de ciudadanos que los del norte».
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, pidió a quienes están en desacuerdo con las restricciones que no acudiesen a las manifestaciones para que no se produjeran nuevos contagios y trató de «irresponsable» alentar las protestas.
Por otro lado, el viceconsejero de Salud Pública y Plan COVID-19 de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, recomendó que en las zonas de la región con más casos de coronavirus «se intenten evitar viajes innecesarios» y se opte por «quedarse en casa».
También dijo que los casos de coronavirus están aumentando en la capital española porque no se están cumpliendo las cuarentenas.
BBC Mundo se puso en contacto con el gobierno de la Comunidad de Madrid pero hasta el momento de la publicación no obtuvo respuesta.
https://www.24horas.cl/noticiasbbc/coronavirus-en-espana-las-polemicas-medidas-de-confinamiento-selectivo-en-madrid-para-frenar-los-contagios-por-covid-19-4459794
Es verdad todo lo que expone el artículo pero tampoco analiza las causas ni profundiza en los temas. Y como hacerlo sería más largo que el propio artículo, tampoco lo haré yo.
Pero sí algunas pinceladas superficiales.
Madrid está gobernada por la derecha. Las zonas confinadas son mayoritariamente votantes de izquierda.
Esto sólo es el principio. Madrid tendrá que realizar confinamientos más amplios en breve. La situación es muy mala y va a empeorar.
Los gobernantes de Madrid han sido cigarras durante el verano en vez de ser hormigas. Mientras la capital estaba » vacía » por el éxodo de veraneantes al exterior, pensaban que podrían controlarlo. Ahora la gente ha vuelto a la ciudad, se han abierto los colegios y se ha retomado el pulso habitual. ¿ Consecuencia ? El desastre absoluto.
¿ Es injusto confinar estos territorios ? Son los que presentan una mayor tasa de contagios, eso es innegable. ¿ Es una medida eficaz ? No, aunque es mejor que hacer nada.
No seguiré pero sí comentar algo que sirve para Madrid y para todas partes. A modo de reflexión.
No tenemos vacunas ni tratamientos eficaces y esto va a ser así bastante tiempo más, pero no estamos absolutamente desarmados.
Sabemos que hay tres cosas que sí funcionan y que son muy simples y fáciles de hacer. Mascarillas usadas correctamente y en todo momento. Mantenerse el mayor tiempo posible a dos metros de cualquier otra persona. Tocar las mínimas cosas posibles y lavarse las manos con frecuencia. ¿ Por qué nos cuesta tanto hacerlo ?¿ Por qué somos tan borricos ?
Si todos cumpliesemos con lo que ya sabemos que funciona, podríamos retomar una vida normalizada. Casi como la que teníamos antes con tan sólo pequeñas modificaciones. Nada traumático ni complejo. Pero…………
Salir a la calle con mascarilla, las manos en los bolsillos, distancia prudente con los demás, hablar poco y bajito. No es tan difícil.
Obviamente meter 60 personas en un autobús urbano todos los días no es lo más apropiado. Ni hacinar gente en el metro. Ahí es donde habría que poner medidas.
¿ Recomendar no salir de sus casas ? claramente está condenado al fracaso. Y sólo hace dos semanas que hemos vuelto a la rutina. Lo que se nos viene en octubre y noviembre puede ser tremendo.
No hemos pasado un otoño ni invierno con el virus circulando. Frío exterior, gente en locales cerrados, días cortos, noches largas, colegios abiertos, gripe añadida, menor tono vital, ánimo más depresivo e irritable, metabolismo ralentizado, tiempo de recuperación de enfermedades mayor…….y las secuelas anímicas de los seis meses pasados.
Estaría bien que además de todo empezasemos a trabajar el ánimo de la población general y el nuestro particular. La cosa puede quebrarse fácilmente. No incidir tanto en las cosas inevitables y hacerlo más en las que sí podemos hacer.
Afortunadamente los sanitarios harán su trabajo, pero estaría bien que les ayudasemos un poco. Sólo hay que hacer lo que sabemos que hay que hacer. Lo que sabemos que funciona. Esto es cosa de todos.
Un saludo.