Palabras de Anandamayí (2)

por Richard Lannoy Extracto de: anandamayí – su vida, su sabiduría

Anandamayí

Pregunta: ¿Es necesario renunciar al mundo?
Respuesta: No, ¿por qué? ¿Dónde está el lugar donde no esté Dios? La manera natural de vivir podría transformarse en la manera espiritual de vivir. En realidad, no hay nada que pueda ser «otro» que Dios; así que, propiamente hablando, vivir en el mundo es estar en el camino de la realización del Ser.

Si no se llega a un estado de quietud, la agitación de todo el sistema se manifestará a través de cada nervio y cada fibra del cuerpo y le volverá a uno ineficaz. Si la energía propia no es retenida, el funcionamiento armonioso de esta energía en perfecta tranquilidad es imposible. El interés por la Búsqueda Suprema y las prácticas realizadas en busca de la Verdad tienen naturalmente un efecto calmante. La conservación de la energía es esencial.

Una persona que espere que este cuerpo sea siempre supranormal en su relación con el mundo, quedará decepcionada.

No hay que dejarse atrapar por el señuelo de las facultades supranormales. Supongamos que uno ha adquirido el poder de que todo lo que exprese o todo lo que desee se cumple. ¿Y qué? Esto es sólo una etapa. Al utilizar esos poderes para destruir o ayudar a la gente uno se puede detener en ese nivel en vez de progresar hacia lo supremo. Enredarse en el nivel de esos poderes es un despilfarro de energía. Al adquirirlos, no se debe perder de vista el objetivo supremo de la existencia humana, sino esforzarse incesantemente por la realización del Ser. Dejar de hacerlo creará obstáculos y puede tener como resultado la caída.

Cada uno tiene su propio camino.

En la creación de Dios, lo posible se hace imposible y lo imposible, posible en todo momento.

Pregunta: Si Matají ha encontrado la paz, ¿por qué sigue vagando de un lado para otro?
Respuesta: Si permaneciera en un solo lugar, se podría plantear la misma pregunta; ¿no es verdad? Pitaji, ¿no sabes que soy una niña inquieta? No puedo quedarme siempre en el mismo sitio. Ésta es una respuesta. Desde otro punto de vista, yo podría decir que eres tú quien me ve viajar. En realidad, no me muevo en absoluto. Cuando estás en tu casa, ¿te sientas en un rincón? Igualmente, también yo camino por mi casa, pero no voy a ninguna parte; estoy siempre quieta en mi propio hogar.

No voy a ninguna parte: siempre estoy aquí. No hay ni idas ni venidas; todo es Atman.

Pregunta: ¿Qué piensas de todas esas personas nuevas que vienen a verte casi diariamente?
Respuesta: Nadie es nuevo. Todos ellos me son conocidos.

Tú y yo somos dos personas y sin embargo tú y yo somos uno; y el espacio que hay entre nosotros dos también soy yo misma; no se puede hablar en absoluto de dualidad. Apego y odio surgen del sentimiento de dualidad.

La satisfacción de cualquier cuerpo es mi satisfacción. La felicidad de cualquier cuerpo es mi felicidad. La desgracia de cualquier cuerpo es mi desgracia.

Convertíos todos vosotros en bebedores de néctar, en bebedores del vino de la inmortalidad. Pisad el camino de la inmortalidad, donde no existe muerte ni enfermedad.

Cuando sientas poder dentro de ti, cuando una luz nueva amanezca en ti desde tu interior, cuanto más puedas mantenerla oculta en calma y tranquilidad completas, tanto más crecerá en intensidad. Si aparece la menor apertura, existe siempre el temor de que escape.

El esfuerzo sostenido termina en el ser sin esfuerzo; en otras palabras, lo que se ha alcanzado mediante la práctica constante es finalmente transcendido y viene entonces la espontaneidad.

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