La cuestión del esfuerzo

A la luz de las enseñanzas de Ramana Maharshi

por A. R. Natarajan
Ramana

“¿Se alcanza alguna vez el Ser?”…“¿Puede uno ‘realizar’ el Ser?”…“Todos estamos auto-realizados”…“Sé como tú eres”…“Quédate quieto sabiendo que tú eres Dios.” Estas declaraciones fueron hechas en diferentes ocasiones por el sabio Ramana Maharshi. En otras ocasiones Maharshi dijo, “La Gracia siempre está pero lo que se necesita es práctica”…“La práctica es la solución”… “Necesitas esforzarte y esperar al Gurú para que te ayude”. “Tan pronto como viene la gente quieren ser jnanis (personas auto-realizadas)”… “Ignoran el esfuerzo que eso conlleva”.

Aunque las afirmaciones antes recogidas parece que se contradicen, solo es en apariencia. El primer grupo de cuestiones se refiere a la disponibilidad del auto-conocimiento y se aplica al estado «natural» de uno, el estado del que uno ha sido apartado a través del sentido de individualidad y una noción falsa de identidad separada. Mientras se confunda una cuerda con una serpiente, sólo existe la serpiente que se ha superpuesto falsamente a la cuerda. La cuerda y la serpiente no pueden coexistir.

Ramana da los siguientes ejemplos para ilustrar este punto. Alguien guarda una llave en el sitio habitual y olvidando su paradero, busca en todas partes y finalmente la encuentra. La pérdida de la llave y su descubrimiento final fueron reales para quien la buscó. En otro ejemplo cita la historia del décimo hombre. Diez hombres fueron a cruzar un río. Después de cruzar a nado, quisieron verificar que todos habían llegado a salvo al otro lado. Cada uno contó a los presentes, pero no se contó a sí mismo, por tanto, solo contaron nueve hombres. Creyendo que uno de ellos se había ahogado, comenzaron a lamentarse en voz alta. Un caminante que pasaba por allí se percató de la situación y les golpeó en los hombros, mientras le pedía a cada uno que dijera su número (1, 2, 3, etc.) en voz alta. He aquí que el último hombre gritó «diez». ¡El ahogado había sido rescatado! Estos ejemplos ilustran cómo la verdadera naturaleza de uno permanece cubierta por la ignorancia vivencial de su existencia.

Lo mismo es cierto para el Ser y el Autoconocimiento. Aunque existe el Ser, uno no es consciente de ello como un hecho de la propia experiencia, hasta que se elimina la ignorancia. El esfuerzo al que se refiere Ramana no se relaciona con alcanzar el Ser, sino con eliminar las obstrucciones que nublan nuestra consciencia. Primero presentamos la falsa noción de que «yo soy tal y cual» y luego continuamos en el error a través de una serie de identificaciones con personas, ideas, relaciones, etc. Uno está atrapado en el movimiento constante de la mente y las variadas identificaciones de su ser con múltiples pensamientos. Todo esto viene originado por los estímulos externos de los objetos, el impulso interno de las tendencias latentes y los recuerdos residuales. El movimiento de los pensamientos es más rápido que el viento. El amplio almacén de recuerdos relacionados con las acciones sigue exteriorizando la mente con su impulso hacia afuera. Se necesita esfuerzo para controlar ese flujo de pensamiento, porque de lo contrario uno siempre estará “corriendo con la mente”.

Cuando hablamos de esfuerzo, probablemente surgen dudas. ¿No implica el esfuerzo una objetivo a alcanzar? ¿No alejaría la meta cuando ya está disponible siempre y ahora? La forma de evitar esto es ser siempre consciente de que lo que llamamos «esfuerzo» es solo un proceso que elimina los obstáculos mentales y aleja la mente de su fascinación por los objetos, de su obsesiva creencia de que la felicidad puede ser otra cosa que el Ser.

La otra duda se relaciona con la validez de usar la mente. ¿No estaríamos limitados por su perímetro, es decir, por sus limitaciones innatas? Es importante darse cuenta de que el único instrumento disponible es la mente. En la actualidad, su energía se desperdicia en la creación de una red infinita de pensamientos. Pero al reconocer esta actividad mental improductiva, la mente se vuelve unidireccional y su energía ya no se disipa.

Desafortunadamente, gran parte del esfuerzo espiritual se dirige erróneamente hacia la eliminación del pensamiento, el cultivo de la bondad, o más habitualmente, la sustitución de un tipo de deseos por otros. Las enseñanzas de Ramana Maharshi dirigen la atención directamente al «pensador», al creador de este mundo de pensamiento. La auto-indagación, con su enfoque en el individuo o el sujeto, nos enseña a mirar desde afuera, lejos del ámbito del pensamiento y sus movimientos, de las olas siempre en movimiento hasta la inmensidad inmóvil del océano. El esfuerzo del que hablamos aquí es aferrarse al «yo soy», el núcleo del ser de uno mismo. Es necesario un esfuerzo para lograr una redirección continua de la atención siempre que uno no tenga un firme control sobre ese «yo soy». Entonces surge la pregunta, ¿cómo se sabe si la atención es firme o si la mente está volviendo a sus patrones habituales de pensamiento? Si el pensamiento desaparece mientras uno está completamente despierto, uno ha mantenido la atención en el «yo». Cuando los pensamientos resurgen, significa que nuestra atención se ha desviado y la mente ha vuelto a su patrón habitual de actividad.

Ramana explica que la atención en uno mismo tiene la ventaja de volver la mente hacia su fuente. Esta práctica es como la de un perro que rastrea a su amo a través de su olor. No conoce la altura, el color, la edad de su amo ni ninguna de sus características individuales, pero conoce su olor y regresa a casa gracias a esa única facultad.

Se produce de forma gradual una disminución intermitente del pensamiento y un giro de la mente hacia su fuente. El uso limitado de la mente, para prestar atención a su núcleo, ayuda a destruir su tendencia a exteriorizarse. Ramana pregunta: «¿No se destruye en el proceso el palo usado para remover la pira funeraria?» Al permanecer constantemente en la plenitud de la conciencia de uno, el descubrimiento de la propia felicidad natural, la Verdad que siempre es, nos es revelada. A partir de entonces no es posible ningún esfuerzo, ya que el que hace el esfuerzo ha cesado. Ramana dice acerca de este estado: “Aquí es imposible hacer un esfuerzo; allí es imposible estar sin él». El aquí se refiere al estado de autoconciencia constante y el allí se refiere a una vida centrada en el ego. La verdadera belleza de la vida se desarrolla cuando el ego descansa en su fuente, en la plenitud de la conciencia. En este estado, la acción fluye sin la carga de la ansiedad o el miedo, la alegría abunda y uno está completamente libre de cualquier sensación de dependencia, dolor o tristeza. Este estado es descrito por el antiguo sabio Dakshinamurti como «elocuencia sin palabras».

La verdad Suprema

Una vez, cuando el gran erudito espiritual, Ganapati Muni, estaba presente en el antiguo salón de Bhagavan Ramana Maharshi, un grupo de aldeanos preguntó: «¿Cómo vamos a controlar la mente?» En respuesta, Ramana les pidió que investigaran el origen de la mente y les explicó el camino de la auto-indagación. Pronto se fueron y Bhagavan, como de costumbre, salió a caminar. Al comentar a otros, Ganapati Muni dijo: “El camino del auto-conocimiento que Bhagavan enuncia, es muy difícil incluso para los eruditos y Bhagavan se lo ha propuesto a estos pobres aldeanos. Dudo si lo han entendido y menos aún si pueden practicarlo. Si Bhagavan les hubiera aconsejado practicar un poco de puja (adoración) o japa (repetición de palabras) habría sido más práctico”. Cuando Bhagavan regresó de su caminata, se lo transmitieron y él comentó: “¿Qué hacer? Si se debe impartir una enseñanza de acuerdo con la forma tradicional, primero se debe ver si el destinatario está cualificado o no. Luego, se prescriben varios métodos paso a paso. Más tarde, el Gurú dice que todo esto es solo preliminar y que uno tiene que trascenderlo. Finalmente, se revela la verdad suprema de que ‘solo el Ser es real’ y y para darse cuenta de esto se enseña el camino directo de la auto-indagación. ¿Por qué dar un rodeo? ¿No debería uno enunciar la Verdad Suprema y el camino directo al inicio, en lugar de defender muchos métodos y negarlos al final?” Al decir eso, Bhagavan reanudó el silencio.

A. R. Natarajan fue discípulo de Sri Ramana Maharshi, quien publicó numerosos libros sobre su gurú. Fue presidente y fundador del Centro de Aprendizaje Ramana Maharshi, el Centro de Investigación Bhagavan Sri Ramana Maharshi y vicepresidente de Ramana Kendra. Fue editor de la revista The Mountain Path. / ramanacentre.com

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