¿Cómo se relacionan los ciclos ambientales con el funcionamiento corporal? En esto se enfoca la cronobiología, en encontrar cómo pueden influir los ritmos biológicos en la actividad del cuerpo humano.
La naturaleza está compuesta de ciclos, el día y la noche, las estaciones, en fin, muchos periodos que se relacionan especialmente con el tiempo. Esto ha despertado el interés de un grupo de científicos que quieren entender la relación existente entre estos ciclos de tiempo y el funcionamiento del cuerpo humano. Como resultado, se ha desarrollado y ha tomado fuerza una nueva disciplina denominada cronobiología.
Esta nueva disciplina quiere relacionar los procesos cíclicos naturales con los procesos biológicos en los seres humanos. Todo con el fin de encontrar la relación entre aspectos como la alimentación o el sueño con los ciclos de tiempo. ¿Cómo afecta a una persona tener turnos en la noche? ¿Por qué es importante tener buenos horarios a la hora de alimentarnos? Todas estas preguntas se pueden responder a través de los conocimientos obtenidos a través de la cronobiología.
Definiendo la cronobiología
La cronobiología es una palabra derivada de tres términos griego: kronos de tiempo, bio de vida, logos de estudio. Lo que nos lleva a entender que es un campo científico que estudia los procesos de sincronización que se producen en los organismos vivos en sus diferentes niveles de organización. En ella toma protagonismo la interdisciplinaridad que estudia las leyes de ocurrencia de los procesos vitales en el tiempo.
En esencia, estudia los ritmos biológicos, es decir, las variaciones cíclicas de la intensidad y el carácter de los procesos y fenómenos biológicos. Esto ritmos son oscilaciones, cuyos valores mínimos y máximos ocurren en intervalos de tiempo aproximadamente iguales. Estos generan cambios predecibles y regulares en el tiempo. Por lo tanto, explora problemas prácticos, como los efectos de los horarios de invierno o de verano, los problemas asociados al sueño, entre otros.
Aun así, es importante recalcar que este campo científico no se relaciona con “biorritmos”. Estos se calculaban a partir de la fecha de nacimiento del individuo. Con esto, pretendían explicar el comportamiento humano sin fundamento científico que lo avalara.
Ciclos dentro de la cronobiología
En la actualidad, la cronobiología tiene procedimientos matemáticos confiables que permiten establecer parámetros que caracterizan a los ritmos biológicos. Entre los principales están el periodo, la frecuencia, la aptitud, entre otros.
Para hacer la clasificación se pueden tener en cuenta diversos criterios, lo que nos lleva a tener diversos tipos. Según Lantero (2001), existen principalmente dos tipos de ritmos biológicos.
El primero de ellos se relaciona con las oscilaciones periódicas de los factores externos.
- Inertes: cuando operan con un propio programa.
- Lábiles: cuando la viabilidad y desarrollo del organismo esta influencia por el ambiente externo.
El segundo de ellos se relaciona con la duración del periodo en el tiempo.
- Circatidales: el periodo tiene una duración aproximada de 12,4 horas.
- Circadianos: contempla un tiempo aproximado de 24 horas.
- Circanuales: el periodo es de un año.
- Circaseptan: en este caso la duración del ciclo es de 7 días.
- Circatrigintan: periodo aproximado de 25 a 30 días.
Por otro lado, existe una clasificación más simple y más usada, dada por García-Maldonado et al. (2011) en la que nuevamente el tiempo toma protagonismo. Para él existen 3 diferentes ciclos:
- Circadianos: en la que la duración es 24 horas y se relaciona especialmente con los aspectos de día y la noche.
- Ultradianos: la duración es menor de 24 horas y por lo tanto la frecuencia de este ciclo suele ser alta.
- Infradianos: cuando el periodo dura más de 24 horas, y por lo tanto la frecuencia es más baja.
Si bien es cierto que existen estos diversos ritmos biológicos, el más estudiado hasta ahora es el ciclo circadiano. Esto se debe principalmente a facilidad que da el estudio de este ciclo, debido a la duración y a los cambios ambientales que se presentan.
Ritmos y sincronizadores
Como dijimos, los ciclos más estudiados por su facilidad son los circadianos. Entre los más conocidos están: temperatura corporal, ciclo vigilia-sueño, secreción hormona del crecimiento, flujo sanguíneo, eliminación de medicamentos, entre otros. Es importante aclarar que todos estos ritmos se interrelacionan entre sí mediante una compleja jerarquía interdependiente. Además, por medio de la cronobiología se ha encontrado que los ritmos oscilan de una frecuencia a otra. Es decir, no son estáticos sino que se van moviendo, dependiendo a aspectos externos o ambientales.
Asimismo, hay que recalcar que esta organización requiere de sincronizadores, los cuales ayudan en la adaptación a los cambios ambientales y la coordinación de los ritmos biológicos. En la cronobiología estos sincronizadores se les denomina como “zeigebers”. Los principales son el sonido, la alimentación, la luz y la temperatura.
Ellos generan un equilibrio para desarrollar los procesos que se llevan a cabo en el cuerpo humano. La desincronización o fallo en ellos causa manifestaciones de malestar, lo que puede derivar en el desarrollo de enfermedades
Aspectos cerebrales en la cronobiología
A nivel cerebral, la cronología ha dado protagonismo al núcleo supraquiasmático, una estructura en la que se ubica el “reloj central”. En condiciones naturales, esta estructura se reajusta cada día principalmente mediante la luz y la oscuridad, activando las células ganglionares.
Aun así, otras entradas periódicas también los influyen, en este caso hablamos de los horarios de comida y el ejercicio programado. Estas últimas actividades, hacen que se activen relojes periféricos que tiene una importante influencia en corazón, páncreas, tejido adiposos entre otros.
Relación de cronología con diversas patologías
Las alteraciones en la maquinaria cronobiológica crean una alteración en la salida de señas rítmicas hacia el organismo. Estos efectos se dan principalmente con trabajadores nocturnos o personas con diversas patologías. Se ha encontrado que hay una relación entre la tensión o presión arterial y la hora de día que se valoren las mismas. Además, cambios del sueño o en los horarios de la alimentación pueden influir el desarrollo de estas y otras patologías.
Por otro lado, en la obesidad se ha encontrado una relación entre la acumulación de grasas e ingesta de grasas y azucares durante la noche. Además, investigaciones, como la de Aza (2015), han encontrado que el momento de la ingesta de comida es clave para la obesidad. Específicamente, se ha descubierto que comer durante la noche y ayunar en el día se acompaña de una alteración en la tolerancia de la glucosa y disminución de la leptina (hormona de la saciedad).
En cuanto al cáncer, se ha encontrado que los síntomas muestran un ritmo. Por lo tanto, la administración de los medicamentos debe corresponderse a él. Esto ayudará tener mejores resultados en el tratamiento, además de tener disminución en los efectos secundarios de la medicina. Esto se debe a que los ritmos pueden afectar la absorción, metabolización, distribución y expresión de los fármacos.
Como vimos, la cronología quiere hacer una asociación entre los ritmos biológicos y sus efectos en el funcionamiento del cuerpo. Tener en cuenta aspectos como el tiempo y los factores ambientales va a ser fundamental para la regulación de diversos procesos. Esto no solo ayudar a la adaptación y ajuste de las necesidades, sino que colaborará en la prevención de diversas patologías.
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