No podemos dejar de pensar, al igual que no podemos dejar de respirar. Sin embargo, existen estrategias para controlar todo aquello que produce nuestra mente y que en ocasiones asienta las bases de la ansiedad y la infelicidad.
¿Es posible no pensar? ¿Podemos entrenar nuestra mente para que deje de producir pensamientos, ideas o de evocar determinados recuerdos o conversaciones mantenidas? La respuesta es no. Por mucho que nos guste la propuesta, el cerebro no dispone de un interruptor que nos permita apagar por completo la charla interna, la preocupación y aún menos los pensamientos.
Hay algo que sin duda todos hemos vivido en piel propia. Son esas situaciones en las que alguien nos dice aquello de “quítate eso de la cabeza, deja de pensar en lo que preocupa, apaga tu mente y descansa”. Nos encantaría que nuestros mecanismos cerebrales funcionaran de ese modo. Sería fabuloso dejar en stand by el universo mental y quedar suspendidos en una plácida nebulosa de paz.
Debemos tenerlo claro, nada de esto es posible. No podemos vaciar la mente como quien vuelca el agua de una jarra y la deja vacía. Somos entidades orgánicas vivas, regidas por impulsos eléctricos, por un corazón que late y por una serie de células nerviosas que siempre están funcionando. Incluso cuando dormimos…
¿Es posible no pensar? Esto es lo que nos dice la ciencia
¿Es posible no pensar? Puede que más de uno nos diga ahora mismo que sí, que él o ella lo hace a menudo. Ahora bien, es necesario recordar que desde un punto de vista neurológico el cerebro nunca se detiene ni deja de funcionar. Eso significa que mientras exista actividad química en las neuronas, habrá pensamientos, conscientes o inconscientes.
No se puede por tanto detener la inercia pensante del cerebro humano. Lo que realizan muchas personas cuando dicen que sí pueden “vaciar su mente” es sustituir un pensamiento por otro. Por ejemplo, es posible que hoy hayamos tenido un problema en el trabajo y volvamos por la noche a casa con un volumen elevado de estrés y preocupaciones.
Para relajarnos, para lograr cierta calma psicológica, lo que podemos hacer es visualizar en la mente una imagen agradable (un amanecer en el mar) o bien, sustituir el “hoy ha sido un día horrible” por “mañana todo irá mejor”. Es decir, no es posible no pensar, pero sí elegir en qué deseamos pensar para tener cierto control sobre nuestra mente.
Los pensamientos están impregnados de emociones y no se pueden “apagar”
Hay muchos tipos de pensamientos: analíticos, deductivos, deliberativos, racionales, irracionales, conscientes, inconscientes… La a charla de pensamientos es una parte habitual de nuestra experiencia como seres vivos y esto es algo que no se puede detener.
Asimismo, hay otro factor y es que los pensamientos están impregnados por componentes emocionales y las emociones tampoco se pueden apagar. Se pueden eso sí, controlar o gestionar.
¿Es posible no pensar? Cuánto más lo intentes más te frustrarás
¿Es posible bloquear los pensamientos para no sufrir? Esto es algo que se preguntan muchas personas. Es más, no falta quien lo intenta a diario, quien se esfuerza por ahogar, detener y disolver de la mente determinados pensamientos. Ahora bien, como suele decirse en psicología, cuando más se tiende a bloquear un pensamiento, “más rebota”. Cuanto más intentemos no pensar, más pensaremos.
De ahí el clásico ejemplo del elefante rosa, basta que nos digan que no pensemos en él para que sea la única imagen que surge en nuestro universo mental. Ahora bien, algo que nos señalan expertos en este tema, como los psicólogos Jens Foerster y Nira Liberman en una serie de estudios, es que no es posible no pensar, como tampoco sirve de nada bloquear pensamientos.
El primer paso para tener control sobre el pensamiento es aceptar cada idea, cada fenómeno que aparece en la mente. El siguiente paso es comprender, controlar y transformar.
«Parar» el pensamiento para generar alternativas
La técnica de detención o bloqueo del pensamiento fue introducida por Alexander Bain en 1928 y revisada por J.G. Taylor (1955). Se trata de una estrategia que cumple un fin muy concreto: reducir el bucle de pensamientos rumiantes así como las emociones negativas que los acompañan.
En este caso, detener el pensamiento no es lo mismo que “no pensar”. En realidad, esta estrategia acepta, identifica y da presencia a ese pensamiento adverso para después decirle a nuestra mente que deje de reforzar esa idea y esa emoción. Convencernos de que ese flujo de pensamientos no es útil y que debemos detenerlo para sustituirlo por un enfoque más saludable, requiere tiempo y entrenamiento.
Por tanto, si nos preguntamos si es posible no pensar la respuesta, claramente es no. Es más, incluso las personas habituadas a realizar meditación y relajación profunda no se limitan a “dejar la mente en blanco”. Un buen meditador lo que hace es estar en sintonía con sus pensamientos. Es armonizar mente y emociones para dar calma y control a todo aquello que acontece en el universo mental.
El cerebro es una fábrica de ideas, recuerdos y pensamientos. Nunca deja de generar procesos psíquicos aunque no nos demos cuenta. Por ello, es tan esencial ejercer un buen control sobre los mismos. Al fin y al cabo, pensar bien es vivir mejor.
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