La mente inconsciente desempeña un rol mucho más profundo en nuestro día a día y en las decisiones que tomamos de lo que imaginamos.
Conoce el poder de la mente inconsciente
Y es que a parte de controlar nuestros órganos internos y automatizar procesos tan básicos para la supervivencia como el respirar, se estima que está detrás de hasta el 95 por ciento de las decisiones que tomamos.
Por eso es tan importante que nos interesemos en ella y aprendamos sobre su funcionamiento.
¿Qué es la mente inconsciente?
Si hablamos del inconsciente personal, debemos llevar la mirada al trabajo de Sigmund Freud, quien diferenciaba entre tres niveles diferentes de conciencia: la mente consciente, la mente pre-consciente y la mente inconsciente.
- La mente consciente contiene todos los pensamientos, ideas, emociones, recuerdos y deseos de los que somos conscientes en cualquier momento.
- La mente pre-consciente contiene todo aquello que tiene el potencial de ser traído a la mente consciente.
- Mientras que la mente inconsciente es el banco donde almacenamos aquellos pensamientos, ideas, deseos y emociones que no están al alcance de nuestra conciencia.
Según Freud, el inconsciente alberga en mayor medida, recuerdos incómodos, traumáticos o poco convenientes.
Inconsciente colectivo
Carl Gustav Jung va un paso más allá e incluye un inconsciente colectivo que da cobijo a la memoria universal de la Humanidad y donde encontramos los arquetipos.
En cualquier caso, el influjo del inconsciente en nuestra vida es categórico, de hecho, la mente inconsciente es un millón de veces más poderosa que la mente consciente.
Y esto lo apreciamos con claridad cada vez que traemos a la luz una creencia limitante que operaba a nivel inconsciente y nos estaba frenando.
Ya lo dijo Jung: “Hasta que lo inconsciente no es haga consciente seguirá dirigiendo tu vida y tú lo llamarás destino”.
¿Cómo puedo trabajar sobre mi inconsciente?
Ahora que ya tienes clara la importancia del inconsciente seguramente te estés preguntando cómo puedes hacer para mejorar la comunicación entre la mente consciente y la inconsciente, favoreciendo que trabajen en sintonía hacia la consecución de tus objetivos y sueños.
Cada vez que recuerdas algo, por ejemplo, es el inconsciente comunicándose con tu mente consciente. Pero ¿cómo lo logramos a la inversa? ¿cómo influimos en el inconsciente?
Porque una cosa es evidente… Luchar contra el inconsciente es como tratar de doblegar los elementos. Y lo vemos cada día cuando caemos en esos patrones de auto-sabotaje que no sabemos muy bien de dónde salen.
De hecho, piensa que los hábitos son acciones automatizadas y que por lo tanto, pertenecen a territorio inconsciente. Por eso es tan complicado transformarlos recurriendo únicamente a la fuerza de voluntad (mente consciente).
Estado alpha
Es más fácil influir en el inconsciente cuando estamos en estado alpha (cuando predominan las ondas cerebrales alpha que aumentan la receptividad y la concentración) y esto sucede durante el reposo del sueño y en estados de relajación y trance profundo, como la hipnosis.
Por eso, cultivar un hábito de meditación diaria es de gran ayuda para conectar con la sabiduría interior y el inconsciente. Personalmente, me gusta combinarlo con la auto-hipnosis y la visualización y ponerme unos objetivos concretos que trabajo por etapas. Me parece que así avanzo más rápido.
PNL
El uso de la PNL también resulta muy interesante para transformar hábitos trabajando el inconsciente. Y millones de personas ya la emplean de manera eficaz en todo el mundo.
Además de la repetición: recitar o escribir afirmaciones, usar mantras y escuchar con frecuencia audios subliminales ayudan a grabar determinados conceptos en nuestro inconsciente y permitir que éste poco a poco se vaya transformando.
Se trata de ir reemplazando poco a poco las creencias dañinas por otras que nos ayuden a tomar impulso. Porque modificando pensamientos transformamos nuestra realidad, pero debemos operar a todos los niveles. De lo contrario, nos quedaremos cortas.
Freud y Jung hicieron valiosos descubrimientos y propiciaron un mejor entendimiento de los mecanismos de la psique humana. Pero les ocurrió con el inconsciente lo mismo que a Einstein con el Tiempo. Identificaron y estudiaron características, fenómenos e influencias del inconsciente, pero no entendieron realmente qué era.
Cuando la obra de alguien tiene numerosos aciertos, tendemos a dar por válida la totalidad de ésta; incluso cuando sabemos que no es así.