El Ejército de los EE.UU quiere desarrollar e integrar una arma microondas de alta potencia que tenga la capacidad de destruir pequeñas amenazas de drones a partir del año 2022, según los documentos de justificación presupuestaria publicados con la solicitud financiera. Se planea gastar más de 50 millones de dólares en el próximo año para desarrollar esta tecnología que acabe con estas pequeñas aeronaves. Todos los servicios están trabajando en conjunto para formar una solución que aborde esta amenaza, ya que los drones son cada vez más comunes tanto en el ámbito bélico como en el trabajo o la vida cotidiana.
De hecho, el Ejército estadounidense ha elaborado un presupuesto de 18,73 millones de dólares para el año 2022 para llevar a cabo el desarrollo, integración y pruebas de nuevas tecnologías que lleven a la construcción de armamento microondas de alta potencia, que serviría para destruir tanto amenazas de un solo dron como enjambres de estos.
El arma, en fase de desarrollo
Según un cronograma establecido en los documentos del Ejército, la compañía planea realizar una fase de desarrollo para establecer un arma microondas de alta potencia desde el año 2022 hasta el segundo trimestre del año 2023. Se planea que se creen distintos prototipos hasta que acabe 2022, para después llevar a cabo una prueba en el sistema en el primer trimestre de 2023 y acabar entregando en el tercer trimestre de 2023 un prototipo de dicha arma.
Este servicio está en desarrollo por la Fuerza Aérea estadounidense, encargándose de las labores de investigación y desarrollo. Por su parte, el que está aportando el dinero para construir prototipos es el Ejército. Este sistema quiere ser una implementación como una protección contra incendios indirectos y que se usará en sitios fijos contra misiles, drones, cohetes, artillería y morteros.
En la Base de la Fuerza Aérea de Kirtland, Nuevo México, el arma conocida como THOR fue demostrada en febrero de este año. A partir de 2024 el Ejército planea realizar pruebas de campo.
Más armamento en desarrollo
Los documentos presupuestarios también hablaban de otra arma, el interceptor de efectos colaterales bajos, que el Ejército ha programado para el cuarto trimestre de este año la integración y pruebas de esta arma, acabando en el tercer trimestre de 2022. La integración final acabará en el primer trimestre del año 2023 y se pasará a la producción en el segundo trimestre de ese mismo año.
Fueron tres proveedores los que probaron este año en Arizona esta arma: Aurora Flight Sciences (propiedad de Boeing), Elta North America y Xtend. Esta demostración fue la primera de una serie de eventos que se realizarán dos veces al año, donde se comprobaran los posibles problemas para solucionarlos y así llevarlos en funcionamiento óptimo al campo de batalla.
El Pentágono quiere también hacer demostraciones de posibles capacidades de armas contra vehículos no tripulados, comenzando en septiembre de este año con dispositivos portátiles que destruirán pequeños drones.