Las aceleradas transformaciones sociales de las últimas décadas han impactado de manera significativa en la Iglesia Católica. De acuerdo con los datos obtenidos en el último censo de población y vivienda de México, en el país disminuyó un importante porcentaje de personas que se consideraban creyentes o practicantes de la fe católica. Cifra interesante si se toma en cuenta que México es el segundo país con más católicos en el mundo después de Brasil.
Sin embargo, a nivel mundial la estadística es diferente; el número de católicos ha aumentado un 6% en el mundo hasta alcanzar los 1.300 millones entre 2013 y 2018, periodo coincidente con los cinco primeros años del pontificado del Papa Francisco. Aunque no existe una relación causal directa entre ambas variables, definitivamente el líder soberano del Vaticano ha sentado las bases para la reflexión de las posturas ideológicas que la Iglesia Católica ha tomado históricamente.
Una de esas posturas importantes, es el rechazo de la institución religiosa para celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. Para la fe católica, este acto representa un atentado hacia la “creación perfecta de Dios» descrita en el libro del Génesis. Por lo que todo acto derivado de la homosexualidad, el lesbianismo y demás expresiones de la diversidad sexual son considerados como pecado.
A pesar de lo arraigados que son los dogmas católicos, en el documental titulado “Francesco”, el Papa Francisco expresó que “los homosexuales tienen derecho a estar en la familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente”. Estas palabras son sumamente importantes, pues dejan atrás los prejuicios sociales para incorporar por encima de todo la importancia de mantener una familia unida, sin excluir a los miembros que se asuman diferentes.
Anteriormente, ningún otro líder papal se había pronunciado sobre la protección de los derechos civiles de las personas LGBT+, y aunque fue un acto sin precedentes, poco después el Vaticano refrendó la prohibición de bendecir estas uniones al interior de la Iglesia.
Las declaraciones del Papa Francisco podrían representar un parteaguas importante en la integración de nuevas prácticas ideológicas al interior de la Iglesia Católica. El número de cristianos que está a favor del matrimonio igualitario comienza a superar a los que lo rechazan. Y no sólo los practicantes buscan la transformación de estos dogmas, también sacerdotes y clérigos han optado por llevar a cabo acciones que desafían los principios morales de la Iglesia Católica.
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