La Covid-19 no solo ha puesto en jaque a todo el mundo dejando un enorme saldo de muertes, sino que parte de las personas que sobreviven a la enfermedad también quedan con secuelas que les impiden retomar su vida normal.
Lo que se ha catalogado como Covid persistente es un síndrome que se mantiene durante semanas o meses tras la infección inicial y que no está relacionado con la gravedad de la enfermedad, sino que puede afectar tanto a a pacientes leves como a los graves hospitalizados.
Los síntomas neurológicos y cognitivos son los que más preocupan ya que, asociados con alteraciones del estado de ánimo y un gran cansancio y malestar general, pueden afectar profundamente la capacidad funcional de la persona que los padece. Como resultado, cada vez más neurocientíficos están haciendo referencia a un déficit cognitivo post covid.
¿En qué consiste el déficit cognitivo post covid?
Justo cuando la pandemia se intensificó en el Reino Unido, un equipo de neurocientíficos del Imperial College de Londres estaba recopilando datos sobre la salud cognitiva y mental a gran escala como parte de la «Gran Prueba de Inteligencia Británica», en colaboración con BBC2 Horizon. La prueba en cuestión incluye una serie de tareas diseñadas para evaluar diferentes dimensiones de la capacidad cognitiva.
Decidieron aprovechar esa oportunidad para recopilar datos sobre cómo la pandemia y la COVID-19 estaban afectando la salud mental y la cognición de los participantes. En el estudio, analizaron datos de 81.337 personas que realizaron la prueba de inteligencia entre enero y diciembre de 2020. De toda la muestra, 12.689 personas informaron haber sufrido la COVID-19 con diversos grados de gravedad respiratoria.
Tras controlar factores como la edad, el género, el idioma materno, el nivel de educación y otras variables, los investigadores descubrieron que las personas que habían contraído la COVID-19 solían tener un rendimiento inferior en la prueba de inteligencia en comparación con quienes no habían contraído el virus.
Como era de esperar, las personas que sufrieron la Covid-19 de gravedad y que necesitaron ventilación mecánica mostraron un déficit mayor ya que perdieron 7 puntos de cociente intelectual, pero esas deficiencias también se presentaron en personas que habían sufrido una enfermedad leve o prácticamente sin síntomas al inicio.
Específicamente, notaron que 192 personas hospitalizadas y 326 no hospitalizadas presentaron déficits cognitivos importantes. Probablemente esos efectos sobre la inteligencia y otras habilidades cognitivas se deben a las capacidades neurotrópicas de los coronavirus, gracias a las cuales pueden evadir la respuesta inmune del huésped y mantenerse en estado latente, causando efectos neurológicos agudos y tardíos.
Específicamente, los mayores déficits cognitivos post covid se observaron en tareas que requerían razonamiento, planificación y resolución de problemas, lo que tradicionalmente se considera como inteligencia. Para poner esos resultados en perspectiva, basta pensar que en muchos casos superó las deficiencias encontradas superaron los déficits que se suelen encontrar en personas que han sufrido un accidente cerebrovascular.
Esos resultados están en sintonía con otras investigaciones realizadas con muestras más pequeñas a lo largo del mundo en las que se han constatado dificultades cognitivas en las personas que padecen Covid persistente. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Oxford indicó que algunos pacientes con Covid-19 “desarrollan síntomas neurológicos como dolor de cabeza, alteración de la conciencia y parestesia. También reportan complicaciones cognitivas agudas en la atención y síntomas disejecutivos”.
¿Por qué la Covid-19 afecta la cognición?
La “niebla mental” que se ha reportado en los casos de COVID persistente, la cual cursa con problemas para concentrarse, pérdida de memoria y dificultad para encontrar las palabras correctas se asocia con daños en la corteza prefrontal. Esta zona del cerebro es la principal encargada de realizar el cambio entre diferentes tareas o procesos mentales, inhibir las respuestas automáticas y actualizar las representaciones mentales que se encuentran en la memoria de trabajo.
Eso significa que las personas con síntomas disejecutivos también pueden volverse más rígidas en sus comportamientos e ideas, tener dificultades para controlar sus impulsos y presentar lagunas mentales por los problemas de memoria y atención.
Neurocientíficos de la Universidad de Oxford indican que “estos hallazgos apuntan a un posible papel del virus en el desarrollo de síntomas psiquiátricos agudos y secuelas neuropsiquiátricas a largo plazo del COVID-19. Es probable que las patologías cerebrales asociadas con la infección por COVID-19 tengan un impacto a largo plazo en los procesos cognitivos”.
Explican que “el virus tiene el potencial de causar daño al sistema nervioso a través de diferentes mecanismos”. Sin embargo, los dos mecanismos principales son la entrada a través del nervio olfatorio y la unión a la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2).
“Los virus neurotrópicos, como los coronavirus, usan vías neuronales sensoriales y motoras para ingresar al sistema nervioso central, como el nervio olfatorio”, explican. “Por tanto, el virus puede llegar al cerebro provocando inflamación y una reacción desmielinizante. Si se establece la infección, los virus pueden llegar a todo el cerebro en menos de 7 días”. De hecho, los problemas olfativos y gustativos que experimentan muchos pacientes podrían respaldar este mecanismo de infección.
“También se ha propuesto que la proteína de pico del SARS-CoV-2 puede unirse a los receptores ACE2 en los capilares, rompiendo la barrera hematoencefálica y permitiendo que el virus ingrese directamente al cerebro. Dado que las neuronas tienen una alta densidad de ACE-2 y una alta unión a los coronavirus si cruzan la barrera hematoencefálica, es probable que el SARS-CoV-2 pueda permanecer latente en las neuronas de los pacientes que se recuperan de los efectos de la COVID-19, lo que aumenta el riesgo de consecuencias a largo plazo al causar desmielinización y neurodegeneración”, concluyen los investigadores.
¿Es posible recuperarse del déficit cognitivo post covid?
Un estudio previo realizado en la Facultad de Medicina de Yale reveló que los déficits cognitivos que se aprecian en los pacientes hospitalizados con enfermedades respiratorias se han mantenido durante los 5 años de seguimiento. Dado que la Covid-19 es una enfermedad reciente, no se conoce a ciencia cierta la evolución de los síntomas cognitivos.
Eso significa que, a pesar de la vacunación, es importante que las personas continúen protegiéndose para no enfermar y evitar la transmisión del virus. Aquellos que ya sufren Covid persistente, existe la neurorrehabilitación, un proceso dirigido a restituir, minimizar o compensar en lo posible los déficits funcionales desarrollados como consecuencia de una afección del sistema nervioso central.
Fuentes:
Kumar, S. et. Al. (2021) Neuropsychiatric and Cognitive Sequelae of COVID-19. Front. Psychol; 2021.577529.
Hampshire, A. et. Al. (2021) Cognitive deficits in people who have recovered from COVID-19. The Lancet; 10.1016.
Sasannejad, C. et. Al. (2019) Long-term cognitive impairment after acute respiratory distress syndrome: a review of clinical impact and pathophysiological mechanisms. Crit Care; 23(1):352.
Déficit cognitivo post covid: Neurocientíficos descubren que el coronavirus afecta la inteligencia
En occidente, este asunto probablemente se tratará como una incapacidad más o menos severa y se instrumentalizarán medidas paliativas o de recuperación que permitan el desarrollo de una vida de calidad aceptable. Pero en paises menos desarrollados las consecuencias pueden ser devastadoras para las personas aquejadas de secuelas del covid 19.
Como siempre, los pobres serán los más perjudicados.
Nada nuevo unos virus matan bacterias patógenas otros intercambian comunicación de ADN y sistema inmunológico e información con otras especies y otros hacen lo contrario.
Lo que no cuentan quien crea los virus que no son seres vivos ni inteligentes y existen desde que los hongos se asocian a bacterias y plantas.