La asimbolia del dolor o analgognosia es un trastorno en que la persona reacciona de manera anormal ante el sufrimiento físico. La característica más común es no experimentar molestia alguna, hasta el punto de tolerar situaciones muy arriesgadas. El origen de esta alteración es neurológico y, aunque es poco común, no deja de ser muy llamativa por estar implicar a algo tan primario como nos parece el dolor.
Es conocido el caso que los neurólogos y psicoanalistas Paul Schilder y Erwin Stengel describieron en 1927 para dar significado a este término médico. En él se recogía la historia de una mujer que se autolesionaba con la única intención de intentar comprender qué le ocurría. Cuando llegó a la consulta médica, su cuerpo estaba repleto de heridas.
La paciente era consciente de que su situación no era normal; una consciencia que la desesperaba. Los doctores lograron deducir que quizás la lesión cerebral que había sufrido y su afasia de tipo sensorial podían haber dejado esa inusual secuela. Así, y más allá de lo que podamos creer, el hecho de no experimental dolor es una alteración de seria gravedad que puede tener consecuencias muy serias.
El dolor cumple una finalidad muy concreta en la biología y en la propia supervivencia. Nos alerta de un problema, riesgo o estímulo ante el cual debemos reaccionar…
La asimbolia del dolor cursa con una incapacidad para reaccionar ante situaciones lesivas físicamente y además, la persona tampoco experimenta ninguna respuesta emocional. Es decir, carece de miedo al riesgo o el dolor.
¿Qué es la asimbolia del dolor?
No nos equivocamos si señalamos que el dolor es uno de los grandes misterios de la medicina, la neurociencia y la psicología. Para empezar, no todos lo experimentamos de igual modo. Hay personas más resistentes y hay quien evidencia una mayor sensibilidad. Sabemos, por ejemplo, que a medida que nos hacemos mayores, la manera de procesar el dolor cambia; nos hacemos más vulnerables.
El origen es neurológico. Ahora bien, la asimbolia del dolor teje un desafío científico que nos ha permitido entender mucho mejor la propia realidad del dolor humano. Los pacientes con esta condición comprenden que determinados objetos y fenómenos pueden ser dolorosos, como el fuego.
Sin embargo, ni sienten dolor ni miedo. Una persona con este trastorno neurológico, por ejemplo, no tendría reparo alguno en poner los dedos en un enchufe, incluso sabiendo que esto pondría en riesgo su vida. Este es, sin duda el aspecto más inusual, curioso y llamativo de esta realidad clínica.
¿Qué síntomas presenta?
La Sociedad española del dolor, realizó un estudio muy interesante sobre los trastornos de reactividad al dolor entre los cuales, se encuentra esta realidad clínica. Cabe señalar que, desde que los neurólogos Paul Schilder y Erwin Stengel la describieran a principios del siglo XX, no se han realizado demasiadas investigaciones al respecto.
- Como bien hemos señalado, las personas con asimbolia del dolor saben muy bien qué situaciones y objetos son peligrosos para su integridad, pero aun así, se exponen a ellos sin sentir dolor o molestia alguna.
- El hecho de que se expongan a autolesiones parte en muchos casos, de la propia extrañeza. Hay quien intentan buscar ese umbral extremo en el que finalmente, puedan sentir algo.
- Por otro lado, los autores de este trabajo señalan otro detalle. Algunos emiten respuestas inapropiadas ante situaciones de riesgo, como puede ser reír cuando ponen la mano en el fuego.
- Asimismo, es importante señalar que la asimbolia del dolor se acompaña de otros trastornos, problemas o alteraciones. Es común que aparezcan déficits neurológicos, como afasias y apraxias (trastornos del lenguaje) o hemiparesias (pérdida de fuerza motora en algún lado del cuerpo a raíz de una lesión cerebral).
¿Cuál es el origen de la asimbolia del dolor?
La asimbolia del dolor se manifiesta, como hemos visto, con múltiples déficits neurológicos, como son los referentes a las anomalías del esquema corporal, problemas de percepción, de la conciencia del dolor y también, se observan defectos agnósicos y sutiles alteraciones de la personalidad.
¿Cuál es el origen? ¿Qué determina esta realidad clínica tan compleja?
- Hasta no hace mucho se pensaba que la razón podía estar en una lesión del lóbulo parietal inferior izquierdo.
- Ahora bien, la revista escandinava sobre ciencias del cuidado publicó un interesante trabajo en 2017. Algo que se baraja es que podríamos estar ante un desorden en la ínsula, esa estructura cerebral profunda en la que confluyen los lóbulos temporal, parietal y frontal.
- Esta región no solo está relacionada con el procesamiento del dolor. También es clave en el reconocimiento y expresión emocional. A día de hoy, por ejemplo, se ha podido ver que muchas personas con trastorno límite de la personalidad evidencian también pequeñas alteraciones en esta estructura.
- Asimismo, los pacientes con asimbolia del dolor también evidencian déficits en la actividad de la amígdala, otra región que no solo regula aspectos emocionales. También es la centinela del miedo.
Para concluir, hay un aspecto más que cabe destacar. En realidad, la asimbolia del dolor es un síntoma más de otros problemas complejos que suelen evidenciar estos pacientes. No sentir dolor, es siempre la manifestación evidente de que existe una alteración neurológica latente…
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