Todos, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos encontrado con personas obstinadas, poco flexibles y sensibles a la evidencia contraria a lo que piensan. Por otro lado, la defensa de nuestros pensamientos, creencias e ideas es comprensible si entendemos que al final son una parte de lo que nos hace ser lo que somos.
Lo interesante no es tanto que nos enroquemos en nuestros sistemas de creencias, sino que además busquemos y primemos la información que encaja con lo que pensamos. ¿Qué es y por qué se produce este fenómeno?
El sesgo de confirmación
El sesgo de confirmación es un tipo de sesgo cognitivo que se manifiesta en nuestra vida mental cuando buscamos, interpretamos y recordamos información que confirman nuestras hipótesis y las expectativas que hemos generado a partir de ellas.
La información a la que accedemos o que construimos para confirmar nuestra posición pretende también resguardarnos de la sensación de inseguridad (Oswald y Grosjean, 2004).
Hablamos de un sesgo muy frecuente y que podemos identificar, a poco que nos fijemos, en muchas situaciones cotidianas: cuando vamos de compras y adquirimos un producto que creemos necesitar y pensamos en todas las razones que justifican su compra; cuando tenemos la convicción de que determinado candidato político es la mejor opción y solo prestamos atención a los medios de comunicación afines.
Filtrar y priorizar la información
El sesgo de confirmación prioriza la información que es congruente con lo que creemos y con lo que esperamos por encima de aquella que resulta ser incongruente. ¿De qué manera puede suceder esto? Oswald y Grosjean (2004) proponen tres formas:
- Haciendo más probable el acceso a los recuerdos congruentes con la hipótesis que a los recuerdos que son incongruentes con ella.
- Dándole más importancia a la información congruente, debido a la concentración en las hipótesis y al descuido de otras explicaciones alternas.
- Evitando las fuentes de información que puedan invalidar las hipótesis o explicaciones que se sostienen.
El sesgo de confirmación verifica las observaciones realizadas por la psicología cognitiva: la información que es consistente con nuestros esquemas es codificada y recordada más fácilmente que aquella que es inconsistente.
¿Por qué somos susceptibles al sesgo de confirmación?
Baumeister y Vohs (2007) ofrecen tres razones para comprender por qué somos tan entusiastas del sesgo de confirmación:
1. Es una forma eficiente de procesar la información
En ocasiones, la información que tenemos que procesar es muy compleja y necesitamos vías que nos ayuden a entenderla. Una de ellas consiste en intentar encajar lo nuevo sobre lo que ya sabemos. Así, intentando encajar unas piezas con otras, a nivel cognitivo es mucho más costoso cuestionar una idea propia que otra que nos acaba de llegar.
Por otro lado, confiamos en nuestro yo pasado y suponemos que en su momento fue crítico y comprobó esa idea antes de incorporarla al sistema de creencias. Así, si nos pasáramos el día cuestionando una y otra vez todo nuestro sistema de creencias, avanzaríamos de manera mucho más segura, pero también lenta.
2. Protege la autoestima
Muchas ideas que nos encajan con nuestro sistema de creencias pueden hacernos sentir muy mal. Imagina que llevas años defendiendo que el tabaco no perjudica la salud, que un familiar o un amigo muy querido enferma y el médico tiene muy claro que uno de los precipitantes ha sido precisamente el tabaco. ¿Cómo te sentirías si hubieras sido tú el que hubieras defendido una y otra vez su consumo?
3. Nos hace pensar que somos más inteligentes
Las personas preferimos sentir que somos listas y la información que sugiere que tenemos una creencia errónea puede demostrarnos todo lo contrario.
Además de estas tres razones propuestas por Baumeister y Vohs (2007), podemos también identificar una cuarta, no menos importante que las anteriores.
4. Reduce la disonancia cognitiva
El sesgo de confirmación nos ayuda a evitar o reducir la disonancia cognitiva, es decir la tensión o incomodidad por “la existencia de relaciones entre cogniciones que no concuerdan” (Festinger, 1957).
Enfrentarse a información, hipótesis o explicaciones que contradigan nuestras convicciones es una fuente de disonancia cognitiva que evitaremos para no enfrentarnos a nuestra naturaleza contradictoria.
El sesgo de confirmación y otros procesos cognitivos
Este sesgo cognitivo no se presenta de manera independiente a los procesos mentales; es más, interactúa con ellos sesgando el procesamiento de la información de tal forma que terminen confirmando nuestras ideas. A continuación, veremos la relación entre el sesgo de confirmación y algunos procesos cognitivos:
La toma de decisiones y el sesgo de confirmación
Cuando estamos seguro de nuestras convicciones, tratamos de tomar decisiones congruentes con ellas. Procuramos tomar decisiones que refuercen lo que somos, alineadas con nuestra identidad. Tomar una decisión que contradiga nuestros fundamentos diluiría su sentido.
El sesgo de confirmación es precisamente uno de los caminos de la autoafirmación. Un ciclo que hace que tomemos, en muchas ocasiones, decisiones parecidas.
La memoria
El sesgo de confirmación no solo influye sobre lo que buscamos, también sobre lo que recordamos. Al recordar filtramos la información y durante este proceso, el sesgo puede hacer que seleccionemos, de manera involuntaria, aquello que confirma nuestras concepciones.
La memoria no es un proceso aislado e inmune al sesgo, ya que fácilmente se deja influenciar por las circunstancias del momento, por lo que pensamos, creemos y esperamos.
Las impresiones
El sesgo de confirmación también hace que nos comportemos de una manera especial frente a los demás. Así, si pensamos que alguien no es amable, quizás no cuidemos demasiado las formas cuando nos dirigimos a ella. Estamos anticipando que el otro nos contestará mal, siendo más probable que lo haga si empezamos nosotros no siendo amables.
Si a una persona se le dice qué se puede esperar de otra que está a punto de conocer, como que es introvertida, amable o respetuosa, esta buscará información que respalde dichas expectativas.
Recomendaciones para combatir el sesgo de confirmación
Es recomendable conocer este sesgo y saber cómo limitar su influencia cuando queramos. Una buena estrategia para hacerlo es considerar opuestos, es decir, obligarse a tomar en cuenta la información que contradiga lo que suponemos (Koriat et al., 1980).
Considerar la evidencia que contradiga nuestras creencias amplía el horizonte de nuestros conocimientos y nos invita a reflexionar sobre lo que damos por sentado. Otras recomendaciones que podemos hallar son las siguientes (Glick, 2017):
- Aplica un enfoque más escéptico.
- Intenta hacer preguntas más perspicaces.
- Busca debilidades en tus creencias.
- Acepta que vas a tener que convivir con la incertidumbre o ambigüedad.
- Considera si algo es realmente cierto o si simplemente quieres que sea cierto. Los deseos son grandes potenciadores del sesgo de confirmación.
El sesgo de confirmación es uno de los sesgos más típicos. La manera en que nos hace procesar la información permite que nuestros ideales se vean confirmados y reforzados una y otra vez.
También proporciona certeza, aunque a veces sea ilusoria, y nos convence de que las cosas, las situaciones, las personas y el mundo son como creemos que son. En ciertas ocasiones, puede ser un mal aliado, pero en otras, puede ahorrarnos energía mental.
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