Lo que te da fuerzas es no tener nada que perder.
Una casa, el sueldo, la pareja, la reputación.
Aquello por lo que sufres te ha pillado, se ha apoderado de ti.
Aquello que está a tu servicio, tus herramientas, han cobrado vida
y se han apoderado de ti.
El siervo se ha convertido en tu amo.
Sufres porque te has convertido en esclava de lo que creías poseer
y en realidad te posee.
Cuando era una niña perdió algo muy valioso.
Sin ello, era como si el suelo se resquebrajara a sus pies.
Se sentía flotar en tierra de nadie, sin apoyos
ni referentes.
Pero no recuerda el vértigo,
sólo la incertidumbre.
Entonces escuchó aquella canción de Bob Dylan:
«Quien nada tiene nada puede perder».
Y lo escribió en letras grandes en la pared de su cuarto.
Puedes usar las cosas, apreciarlas, disfrutarlas,
cuidarlas, servirles incluso.
Pero si consideras que son tuyas
ya se han apropiado de ti,
ya eres su sierva, a su servicio.
Si no sientes que te pertenecen
te ahorrarás mucho sufrimiento.
Y es mucho más realista.
Porque ningún sueño de humo te puede pertenecer,
dado que ni siquiera existe.
Pasar por la vida con libertad es una buena forma
de pasar por la vida.
http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2021/09/el-miedo.html