El mundo ha cambiado, decía él.
La vida ha cambiado, sí.
La Tercera Guerra Mundial ya está aquí,
como reza el título del libro.
Más nos vale adaptarnos a las nuevas condiciones
y hacer lo que podamos para proteger la libertad
personal:
de pensamiento, acción, etc.
Emocional también.
Espiritual también.
La naturaleza es de los pocos refugios que aún nos quedan.
La amistad.
El amor.
El desapego también funciona,
en la adaptación a la nueva normalidad.
El desapego a lo anterior,
a lo que creíamos poseer,
objetos materiales, costumbres.
Después de todo, tampoco era una normalidad idílica,
como para organizar una cruzada por ella.
Suena como si te dieras por vencida, comentó él.
No exactamente, no en esta batalla.
Después de todo, con la vieja normalidad también vivía a caballo,
obedeciendo otras leyes no dictadas,
dentro de lo posible.
Ahora será más difícil todavía, el cerco estrechado,
pero al fin y al cabo
más de lo mismo.
Afortunadamente la impermanencia, dijo él,
la vida perecedera.
Y antes o después esto se acaba.
No nos queda mucho tiempo por aquí.
Este cuento se acaba.
Suena como si te dieras por vencido, dijo ella.
Quizás, respondió él.
http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2021/09/la-nueva-normalidad.html