Anna Lowenhaupt Tsing.
«Porque la antropología no se distingue por su objeto, un rayo de luz sobre los seres humanos mientras deja todo lo demás en penumbra, sino por su manera de trabajar, que es la de aprender a través de la participación en/con otras vidas«, advierte otro antropólogo, Tim Ingold. Tsing utiliza los términos ensamblaje, conjuntos polifónicos, mundos multiespecíficos… Sea como fuere, explica «necesito ver como se unen diversas formas de vida, también formas de ser no vivientes», y las describe como potenciales historias en ciernes. Valga esta entrada para reconocer la importancia de esta etnografía multiespecie, a través de diversas historias.
Las mujeres Xhosa adoran su madera para crear sus pipas tradicionales. |
nueces se salvan de la depredación. Del mismo modo, cuando las despensas de las ardillas están llenas de nueces, las hembras satisfechas tienen más crís en cada camada y la población de ardillas se dispara. Lo que significa que los halcones tiene más crías y que las madrigueras de los zorros también están llenas. Hasta que llega el otoño siguiente y se acaban los días felices, porque los árboles detienen su producción. No hay mucho con lo que las ardillas pueden llenar su despensa, así que tienen que buscar alimento cada vez más lejos, exponiéndose a la vista de los halcones y zorros hambrientos, cuya población también ha aumentado. [Lo que hace que] la población de ardillas se desplome. Casi podemos imaginar a los nogales susurrándose entonces: «Apenas quedan ya ardillas, ¿no es este el momento para producir nueces?» Y las flores vuelven a dar una extraordinaria producción. Trabajando juntos, los arboles sobreviven y se extienden.»
En Arnhem Land, en el Área Protegida Indígena Mimal (Australia), hay un pájaro muy especial: Karrkanj le llaman, que significa «alborotador» en lengua dalabon. Es el Halcón Pardo, el pájaro de fuego. Coge con sus garras un palo ardiente de una fogata y deja caer el palo humeante para encender otro fuego en otra zona. A medida que los pequeños reptiles y mamíferos se escabullen de las llamas recién encendidas, Karrkanj se lanza en picado para alcanzar su presa.
Karrkanj es un auténtico alborotador, se salta los cortafuegos que producen los aborígenes para provocar incendios forestales no deseados. Y aún así, le consideran un amigo indispensable. Y no es el único ave rapaz que propaga fuegos, también lo hacen el milano negro y el milano silbador. Todos trabajan para la supervivencia individual, pero trabajan juntos para mantener el hábitat saludable. Después de todo, árboles autóctonos como los eucaliptos o la acacia mimosa, son capaces de renacer del fuego: sus cápsulas de semillas se abren gracias al calor, y el suelo rico en cenizas, resulta perfecto para su germinación. El eucaliptos es capaz de renacer a partir de unos brotes en dormición debajo de su corteza carbonizada. Su corteza secada y aplanada, servía de lienzo para los aborígenes. Y sus tallos, cuando los ahuecan las termitas, son la base perfecta de los diyeridús.
«Después de escuchar historias de nuestra familia y pueblos aborígenes en el norte de Australia, los investigadores ahora están trabajando para demostrar que los pirómanos voladores realmente existen. Piensan que es solo una historia inventada, y no lo es», explicaban hace tan solo unos pocos años, en 2018, los gestores de «Mimal Land».
dependencia multiespecies, y en este caso fue el razonamiento de los inuit los que aclararon el entuerto. Se trataba de la cacería del caribú en la isla Ellesmere del Canadá ártico. Los científicos administradores de la fauna canadiense dictaron a los inuit que tenían que cazar sólo caribús grandes o machos, y sólo algunos animales de cada rebaño, con el fin de salvaguardar su ecosistema. Los inuit advirtieron que esa medida destruiría los rebaños más que su práctica tradicional de caza. Y eso fué lo que ocurrió: la población de caribús disminuyó de forma drástica. Los inuit explicaron que como ocurría en todo grupo social, todos los miembros caribú eran indispensables para la supervivencia de toda la comunidad. Todos tenían un rol, y los animales más viejos y grandes no eran menos. Tenían la paciencia y fuerza suficiente para excavar en la nieve y encontrar alimentos, y además, eran un buen modelo a seguir para los más jóvenes.
«El lobo es el médico de todos los animales». “Él persigue al caribú. No los mata en la primera oportunidad. Podría, pero son entrenados por lobos viejos para no matarlos hasta que uno se caiga a un lado. Ese es débil. Así es como se mantienen saludables, haciéndolos sudar».
Pero ahora, dice Percy, los lobos jóvenes no saben qué hacer. Comenzó cuando el estado empezó a sacrificar lobos como una forma de proteger al caribú. Les dispararon a los lobos viejos, a los que entrenan a los cachorros. Entonces, contaba que veía lobos que entraban en los patios para atacar a los perros, lobos persiguiendo motos de nieve. «No se les ha enseñado a temer; no han recibido educación de sus mayores.» No saben cómo comportarse correctamente, salen y se meten en problemas.
«Pero la gente no me cree, porque no se puede leer en un libro», se lamentaba Henry. Y sentenciaba: “el mundo era bueno, pero lo arruinamos”.
¿Y en economía? Lo mismo. Los economistas definieron nuestra especie como el
homo economicus: siempre con la intención de obtener ganancias personales, como robots egoístas y calculadores. Sobre esta noción de la naturaleza humana, los economistas construyeron una catedral de teorías y modelos que terminaron promulgando montones de leyes. Sin embargo, nadie había investigado si realmente existía el homo economicus. Es decir, no hasta que el economista Joseph Henrich y su equipo lo asumieron en 2000, al visitar quince comunidades en doce países de los cinco continentes, agricultores, nómadas y cazadores y recolectores, todos en busca de este homínido que ha guiado la teoría económica por décadas. En vano. En todas y cada una de las ocasiones, los resultados mostraron que la gente era simplemente demasiado decente. Muy amable.»
Las cestas de mimbre juegan un papel fundamental en el mundo de la micología. Los agujeros del recipiente permiten esparcir las esporas para la reproducción de los hongos. |
La seta del fin del mundo. Sobre la posibilidad de vida en las ruinas capitalistas. Anna Lowenhaupt Tsing.
Una trenza de hierba sagrada: Sabiduría indígena, conocimiento científico y la enseñanzas de las plantas. Robin Wall Kimmerer.
Rutger Bregman, Dignos de ser humanos: Una nueva perspectiva histórica de la humanidad.
Kings of the Yukon: An Alaskan River Journey. Adam Weymouth
The Nature and Utility of Traditional Ecological Knowledge. Milton M.R. Freeman.
En busca del Homo Economicus: experimentos de comportamiento en 15 sociedades de pequeña escala. Joseph Henrich.
https://www-bushheritage-org-
https://onbeing.org/programs/
http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2021/12/antropologia-mas-alla-de-la-humanidad.html