El día gris. Tan amado.
A veces todo está en orden.
El mar como un espejo gris que se funde con el cielo gris y el aire gris.
Y el cuerpo, sin color, que hace inmersión
como agua vertida en agua.
A veces todo está en orden.
La lluvia fina. Caminar por la montaña
dentro de una nube de cuerpo ligero.
El arco iris a veces en el cielo
y a veces en la tierra, sobre los charcos.
Caminar sobre un arco de colores.
A veces todo está en orden.
La luna llena surge de las entrañas del mar,
redonda, naranja, de fuego.
Y luego se pone. Se deja engullir por la montaña, se entrega.
Se va, sin grandes despliegues, en silencio.
Y a veces, la buscas y no la encuentras.
Sabes que está ahí aunque no la veas.
Imbuida de su presencia, igual.
Tan llena. Tan plena.
A veces todo está en orden.
La cocina interior con el fuego prendido, día y noche.
Cuando sientes ese amor tan estable, todo está en orden.
Todo es una celebración.
Ni siquiera necesitas la meditación
(sentarse a meditar, como hacer el amor)
ni práctica espiritual alguna.
Cada paso en este mundo es la práctica misma.
Cada acción, cada contemplación
un acto de amor.
Cortar la albahaca en la maceta del balcón,
degustarla en la ensalada, el campo en el plato.
El canto insistente de la tórtola y las gaviotas,
los sonidos en la cocina de la vecina, en su día de fiesta.
El silbido del viento, su caricia en el toldo
y en las plantas del terrado de enfrente.
La soledad, qué intensa luna de miel!
La compañía, qué celebración!
A veces todo está en orden.
La Tierra Pura no es una metáfora.
Tampoco es un objetivo a alcanzar
ni una promesa de paraíso futuro.
Es la tierra misma que pisas.
«La razón de que no podamos experimentar la apariencia-vacuidad,
la budeidad, el mandala de la deidad o el mundo sagrado
en nuestra vida cotidiana
es que nos falta un sentido básico de apertura».
«El camino más poderoso del mundo Vajrayana y de todo el mundo budista está justo aquí.
Podemos experimentar la realización completa de Mahamudra mientras conducimos por la autopista, si estamos en la situación apropiada, que es el mundo ordinario.
Desde el punto de vista de la Esencia, todos los adornos de la espiritualidad que tenemos
(el santuario hermoso y sagrado, las imágenes de Budas, el cojín de meditación, etc.)
pueden convertirse en los obstáculos mismos que nos impiden alcanzar la realización.
Milarepa a menudo instruía:
«Cuando medites en Mahamudra, no te molestes con las actividades físicas del dharma
y no te molestes con las actividades verbales del dharma».
En la práctica de la meditación de Mahamudra, hasta la recitación de mantras puede llegar a ser una distracción.
Estas actividades no son tan importantes.
Solo debemos estar donde estamos y meditar.»
Despertar salvaje.
Dzogchen Ponlop.
http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2022/02/la-tierra-pura.html