¿Cuál es la esencia de la filosofía de Sri Shankara?
Sri Shankara es un continuador del Shruti, el conocimiento revelado tal como es transmitido y registrado en los Upanishads, y que concierne a la Realidad última. La esencia de la Realidad debe ser su absolutidad; debe permanecer siempre igual, incondicionada por el tiempo, el espacio y la causalidad.
El intelecto humano, condicionado y variado como es, nunca puede comprender la realidad en su totalidad. Por tanto, la revelación es la única fuente de conocimiento de la Realidad última. Se aprecia plenamente el valor del razonamiento. En cuestiones de investigación filosófica, la percepción, la inferencia y otras pruebas humanas son tan indispensables como el Shruti, pero la Verdad última está por encima del razonamiento.
La indagación tiene su consumación en la realización directa. La realidad es evidente por sí misma. Sería de otra manera si dependiera de la evidencia. Los argumentos, para ser fructíferos, deben complementar y ayudar a dilucidar el Shruti, no al revés.
Sri Shankara reveló por su vida santa y activa una disciplina para los buscadores sinceros de la verdad y la dicha eterna. Buscó aliviar el sufrimiento que padecen los individuos y mostrar al ser humano el camino para evitar el dolor y alcanzar un perfecto estado de felicidad.
¿Cuál es la causa del sufrimiento? Debe ser el resultado de nuestros propios actos y pensamientos. La diferencia entre hombre y hombre, y las raíces de los sufrimientos individuales, se pueden explicar sobre la base de la preexistencia y el karma. La ley del karma en el mundo moral es una contraparte de la ley de conservación de la energía. Nada se pierde nunca. El sufrimiento es el resultado de nuestro karma y, a menos que se detenga la rueda del karma, el sufrimiento no terminará. ¿Cómo puede la causa; del nacimiento y la muerte ―karma― detenerse?
Si la naturaleza última del individuo es un hacedor, todos los intentos de detener el karma serán inútiles. Porque, ¿cómo puede una persona elevarse por encima de su naturaleza? La salvación solo es posible si el individuo, por naturaleza, no es un hacedor ni un disfrutador. Y esta es la gran verdad revelada por el Shruti. El Atman, o el Sí mismo (Self), es inmutable e indestructible. Es esa consciencia dentro de nosotros en la que aparecen los cambios. Esta es una verdad evidente por sí misma. Si se considerara que el Atman es mutable, no habría nadie para presenciar el cambio y, por lo tanto, la imposibilidad de la experiencia.
No se puede negar la experiencia de la propia existencia. Al ser inmutable, el Atman no puede ser el cuerpo o la mente, porque cambian constantemente. Nuestro ego o ahankara existe sólo mientras se reconozca con referencia a los eventos. Si existe algo que sea independiente de la mente, podría aceptarse como Atman, la esencia eterna e inmutable de los individuos. Es evidente la dificultad de descubrir una Realidad tan inmutable a través del intelecto sin ayuda.
Hay dos fuentes del descubrimiento de la esencia eterna y atemporal del propio ser: el Shruti y la mente. La mente misma es fenoménica, una sucesión de apariencias. Existen limitaciones obvias a su poder de comprensión. ¿Cómo puede la mente pretender conocer el Atman? ¿Cómo puede un grano de sal sondear la profundidad del mar? Además, todo lo que descubre la mente está coloreado por ella.
Sri Shankara demuestra que el sujeto que es testigo del cambio, nunca puede ser el objeto, que pertenece al reino del cambio. El sujeto es nuestro «yo» como principio último de la conciencia. El «yo» nunca puede ser otra cosa que el «yo». Lo que se conoce es algo diferente al Sí mismo; el Conocedor es incognoscible.
El cuerpo, el intelecto, la mente y el ego son objetos de conocimiento y, por lo tanto, no pueden ser el Sí mismo. El Atman es siempre el sujeto. Su aparente identificación con el cuerpo, la mente y el mundo se debe únicamente a nuestra ignorancia de la verdadera naturaleza del Sí mismo. Esta «ignorancia» es más que una limitación intelectual; es la condición fundamental, en última instancia ilusoria, de nuestra existencia en el mundo. Y se manifiesta como la falsa identificación de la consciencia pura e infinita del Atman con el cuerpo y la mente.
El Atman nunca se ve afectado por los cambios mentales y corporales que le son ajenos. Por naturaleza, el Atman no es el hacedor ni el disfrutador de los frutos de las acciones. En realidad, siempre es libre. La esclavitud es la falsa identificación del Sí mismo con el no-yo. Cuando descubrimos nuestro verdadero Ser, la esclavitud cesa.
La doctrina fundamental de Sri Shankara es que «solo Brahman (el Absoluto, el Ser Supremo) es real. El mundo es falso. La naturaleza del individuo, cuando se la comprende correctamente, es Brahman, nadie más». La verdad más elevada se expresa en la gran oración del Shruti (Chandogya Upanishad): «Tú eres Eso», «Tat Tvam Asi».
Brahman es/está totalmente libre de limitaciones. Es nir-guna, sin atributos; nish-kriya, sin actividad ni movimiento; nir-avayava, sin partes; nir-upadhic, incondicionado y absoluto; y nir-vishesha, que no tiene ningún elemento distintivo. Está indicado por el término sat-chit-ananda, que significa ser puro, consciencia pura, bienaventuranza pura, cada uno implicando al otro.
La naturaleza de la persona individual parece ser exactamente la inversa de la de Brahman. ¿Cómo puede la consciencia individualizada ser idéntica a la Realidad suprema que subyace a todo el cosmos y también lo trasciende?
El mundo está siempre en un estado de cambio. ¿Cómo puede el Brahman irrelacional y sin atributos ser tanto su causa material como eficiente (es decir, el material del que está formado el mundo y la inteligencia que produce la formación)? ¿En qué sentido se puede decir que el mundo emana, subsiste y se repliega a Brahman?
El principio de unificación de las contradicciones se explica sobre la base de Maya (ilusión) o Adhyasa (superposición). Maya es el principio misterioso que unifica las contradicciones. Hace que una cosa parezca lo que no es. Crees ver una cuerda como si fuera una serpiente; en un sentido similar, consideras a Brahman como el mundo. Esto se llama Adhyasa. La aparición de cualquier otra cosa que no sea Brahman se atribuye, relativamente hablando, al aparente poder llamado Maya; el hecho de que las producciones ilusorias de Maya cubran y oculten la Realidad, se llama Adhyasa, falsa superposición.
Aunque Maya no tiene ninguna razón para existir, como la serpiente imaginada en una cuerda, es indispensable para los asuntos humanos. Mientras uno se crea a sí mismo como un ser humano, y actúe y reaccione en consecuencia, necesita orientación sobre cómo trascender Maya, lo que el Bhagavad Gita describe como «difícil de superar». En lo que respecta al mundo fenoménico, Maya no es una abstracción; es concreto. La causa última de la ilusión de la apariencia del mundo y la convicción de ser un individuo separado es la ausencia del conocimiento correcto de la naturaleza del Ser como Brahman. Aunque no hay ignorancia real en Brahman, al igual que no hay oscuridad en el sol, la ignorancia parece ser una entidad positiva, y uno debe trabajar para disminuirla y disiparla, hasta que su “autoridad” sea totalmente socavada por el conocimiento correcto ― el conocimiento del Sí mismo.
Por lo tanto, el sentido de individualidad es una apariencia ― Adhyasa. Es Brahman, la Realidad suprema, sin atributos, que aparece como el mundo, a través del misterioso, no enteramente real, poder de ilusión llamado Maya. Maya no es la causa del mundo; Brahman es la causa. Es Brahman el que parece condicionarse a sí mismo y convertirse en la causa del mundo, pero esta es sólo una forma de explicar la experiencia a la mente no iluminada. La mutación no tiene lugar en el Absoluto nirguna.
Sri Shankara acepta el mundo como un hecho, siempre y cuando no se haya realizado a Brahman. Cuando este sea el caso, el mundo empírico seguirá siendo percibido y para todos los propósitos prácticos debe ser tratado como si fuera real. Es falso solo cuando surge el conocimiento correcto. Brahman es la única realidad, pero aparece como el mundo, al igual que la cuerda aparece como una serpiente.
El conocimiento de la identidad de la conciencia individualizada (jiva) y Brahman, como se indica en la oración «Tú eres Eso», es realizable en esta misma vida. Cesa toda miseria, la luz divina inunda nuestro ser, y estamos libres del error, libres para siempre.
Todas las obras prescritas y las reglas morales y sociales deben cumplirse hasta que Brahman haya sido realizado.