En toda Europa, mientras los gobiernos se preocupan por la invasión de Rusia en Ucrania, China está se ha puesto en marcha en la sombra, ampliando su cartera, administrando puertos y minas europeos, construyendo carreteras y puentes, invirtiendo donde otros no lo harán. Miles de millones de euros chinos están impulsando varias economías europeas, pero algunos de los acuerdos que se cierran tienen truco.
Los críticos dicen que son «trampas de deuda», en las que China puede elegir qué sucede si los préstamos no se pagan. ¿De qué hablamos? Concesiones económicas o políticas si no pueden devolver el favor.
Construyendo puertos en Europa. No hay duda de que la inversión de Pekín ha impulsado un renacimiento en muchos puertos del continente. El gobierno griego, por ejemplo, se vio obligado a vender el suyo de El Pireo, junto a otros activos públicos, a raíz de la crisis económica en 2008. Ahora, una cola de enormes barcos de carga repletos de contenedores se alinean en el horizonte esperando amarres de un estacionamiento acuático gigante, lleno de miles de toneladas de productos fabricados en China, que pronto serán distribuidos a todos los rincones de Europa.
El auge en El Pireo, incluidas las oportunidades laborales para los lugareños, refleja una transformación más amplia en las fortunas financieras de Grecia. Ahora es una de las economías de más rápido crecimiento de la UE.
¿Bueno para todos? El ministro de Relaciones Exteriores de Grecia, Nikos Dendias, explicaba que la inversión en El Pireo ha sido mutuamente beneficiosa y recuerda que China fue el único inversor que se presentó cuando el gobierno griego se vio obligado a vender el puerto. «Ambas partes se benefician. China tiene un punto de entrada para sus productos a la UE, a los Balcanes y a Europa central y oriental. Y nosotros tenemos actualizado un gran puerto comercial», apuntaba.
Proyectos alrededor de Europa. Grecia no es la única parte de Europa donde se están invirtiendo los miles de millones de Pekín. De pie en una colina con vistas a la ciudad serbia de Bor, cualquiera podría pensar que había sido transportado a una provincia china. Los trabajadores gritan instrucciones en mandarín, las banderas son rojas y las oficinas administrativas parecen templos. China está invirtiendo dinero en la mina de cobre que ha definido este lugar durante décadas.
La autopista maldita. En cuanto a las trampas de la deuda china, los críticos de Pekín apuntan hacia otro gran proyecto en Europa que, al igual que ocurre con Serbia, está justo fuera de la órbita de las normas y reglamentos de la UE: en Montenegro. La idea concebida de construir una autopista era impulsar el comercio en este país balcánico, uniendo el puerto de Bar con la frontera con Serbia. Pero los sucesivos estudios de viabilidad concluyeron que sería demasiado complejo y caro.
Entonces, China dio un paso adelante con 1.000 millones de euros. Pero ojo: no es un regalo para Montenegro, sino un préstamo que hay que devolver. Sin embargo, seis años después de que comenzaran los trabajos de construcción, solo se han construido unos 41km, lo que la convierte en una de las autopistas más caras del mundo. El proyecto ha estado plagado de acusaciones de corrupción y sobornos, y ya lleva dos años de retraso.
Algunos se preguntan si alguna vez se terminará. Los términos del acuerdo con China establecen que si Montenegro no paga las cuotas del préstamo, cualquier decisión sobre los daños que se deban se llevará a cabo en Pekín. China podría apoderarse de otros activos, incluido el puerto de Bar.
Explotación y riesgos laborales. China insiste en que es un socio de inversión fiable, pero también enfrenta acusaciones de explotación laboral y daño ambiental. El año pasado, un trabajador portuario en El Pireo murió en un accidente con una grúa. Desde aquello, los sindicatos se declararon en huelga por las reducciones de personal, cuya propiedad pertenece en dos terceras partes a la empresa estatal china Cosco.
También hay denuncias de trabajadores que dicen ser explotados por empresas chinas, en términos de salarios, condiciones y niveles de personal. «La empresa china nos trata fatal. Hay 20 o 30 trabajadores viviendo juntos en cada contenedor. Nos tratan como esclavos», explicaba un vietnamita que fue pagado para ir a trabajar a Serbia en la construcción de la fábrica de neumáticos Ling Long en este reportaje de BBC.
Contratos laborales dudosos. Los documentos de empleo de esas empresas en Serbia, un país que aspira a unirse a la UE, parecen haber sido copiados y pegados de los que se usan para trabajadores extranjeros en países de Medio Oriente. Las ONGs serbias dicen que se sorprendieron cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo allí. «Es el caso más visible de trata de personas y explotación laboral que hemos tenido en el país hasta ahora», comentaban desde A 11 Initiative.
Trampas de datos. Pero también hay otras razones para la cautela. Richard Moore, jefe de la agencia de espionaje extranjero MI6 del Reino Unido, advirtió no solo sobre las trampas de la deuda de China, sino también sobre las «trampas de datos». Y señaló el año pasado que China tenía la capacidad de «recolectar datos de todo el mundo» y usaba dinero para «comprometer a la gente». China rechaza tales acusaciones.
Ya sea dentro de la UE, como Grecia y Croacia, o en su periferia, como Serbia y Montenegro, las naciones europeas tendrán que sopesar los pros y los contras de adoptar acuerdos con China. El hecho de que el mejor amigo declarado del presidente Xi Jinping sea Vladimir Putin, el hombre que ha sumido a Europa en su mayor crisis de seguridad desde la Segunda Guerra Mundial, es un factor que eclipsará cada decisión que se tome.
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