Se trata de un rostro esculpido en la roca que recuerda al de la Gran Esfinge en Guiza.
Situado en el centro de la necrópolis tebana, existe un agreste paraje bautizado como el Valle del Escondrijo Real porque allí se encontró en 1881 la tumba TT 320, con casi 40 momias de grandes faraones de Egipto como Ramsés II, Seti I o Tutmosis III. Pero esas momias, al parecer, siempre estuvieron bajo la mirada de un guardián.
Hoy solo quedan sus restos. Parte de la sien, el arco de la ceja y hasta el hueco de la nariz, todo con proporciones exactas. Así lo ha documentado una reciente misión de arqueólogos españoles de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en colaboración con el Centro de Documentación del Antiguo Egipto del Ministerio de Antigüedades egipcio (CEDAE).
Llamada Royal Cachette Wadi Survey (o C2 Project), la misión identificó un alto número de grafitos en las rocas del lugar, animales momificados, ofrendas, una tumba inexplorada y esta efigie de 20 metros de altura de la que no se sabía absolutamente nada hasta ahora.
«Parece representar un rostro con una peluca, quizá similar al de la diosa Hathor, hija del dios del Sol, Ra. Y si bien no es propiamente una esfinge porque no tiene cuerpo de animal, vendría a ocupar el mismo papel guardián de la Esfinge en Guiza», explica el egiptólogo José Ramón Pérez-Accino, profesor de Historia Antigua de la UCM y codirector junto con el egipcio Hisham El-Leithy (CEDAE) del C2 Project.
Asimismo, el experto piensa que el rostro en lo alto de la montaña no se haya en ruinas debido a la erosión, sino que fue desfigurado intencionalmente por resultar molesto para otras creencias. Materiales coptos encontrados durante las excavaciones apuntan a que esta vandalización tuvo lugar «muy tarde, ya casi en época medieval».
«En la época tardoantigua (siglos IV, V y VI) la zona estuvo muy cristianizada y los templos antiguos se convirtieron en monasterios. En ese contexto, la imagen podría haber sido vista como algo demasiado grande e incompatible con la religión cristiana», señala el egiptólogo. «De igual manera, los responsables de la destrucción pudieron ser musulmanes, ya que la islamización de la zona se produjo en el año 637 d.C.».
Otro detalle interesante es que el rostro guardián se ilumina durante el solsticio. Algo comprobado por el mismo Pérez-Accino el pasado 21 de diciembre, cuando ya estaba concluyendo la campaña arqueológica.
Todos estos nuevos descubrimientos son presentados este 18 de mayo en el Museo Arqueológico Nacional de España, dentro de un curso sobre las Misiones arqueológicas en Egipto, y en un congreso de entrada libre en la Universidad Complutense a celebrarse a finales de mayo junto con el codirector del C2 Project, Hisham El-Leithy y otros expertos internacionales.
Fuente: C2 Project/ABC/Perfil. Edición: MP.
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