El silencio tiene en sí mismo algo de majestuoso y misterioso; en especial en sociedades como las nuestras, donde siempre hay ruido. Aunque se le define como una “ausencia”, de sonido o de comunicación, lo cierto es que se trata de un fenómeno que muchas veces dice más que cualquier ruido.
La música, que es el poema del sonido, necesita del silencio para marcar sus ritmos y sus tiempos. La comunicación habitual también requiere de pausas para que sea posible asimilar los mensajes, y porque sería del todo insoportable que el otro no callara nunca.
El silencio a veces está lleno de intimidad, mientras que en otras ocasiones levanta muros insalvables entre dos personas. En algunas ocasiones dice mucho, mientras que otras veces es señal de que no hay nada para decir. Es un fenómeno fabuloso. Enseguida hablaremos de algunos datos curiosos que tienen que ver con él.
“El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes”.
-Thomas Carlyle-
La ciencia y las curiosidades del silencio
Una de las curiosidades del silencio proviene de una afirmación hecha por el prestigioso neuropsicólogo Leo M. Chalupa, vicepresidente de investigación y profesor de farmacología y fisiología en la Universidad George Washington y un experto en temas de percepción. Chalupa ha dicho que el ser humano necesita de un día completo de absoluto silencio para que el cerebro funcione de manera óptima.
En una de sus investigaciones sugiere que el exceso de estímulos auditivos agota la corteza prefrontal del cerebro, encargada del razonamiento. En algunas entrevistas, Chalupa ha sostenido el ruido inhibe el pensamiento superior, de manera que la única forma de reactivarlo sería consiguiendo una dosis importante de silencio, pues solo de este modo hay un “reseteo”.
Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Dresde, en Alemania, indica que unos ratones a los que se les aseguró dos horas de silencio al día lograron desarrollar nuevas células en el hipocampo, una zona asociada al control de la ansiedad, la memoria y la orientación espacial.
Otras curiosidades del silencio
El silencio ha sido asociado con la trascendencia y lo sagrado. Casi todas las religiones abogan por evitar el ruido en templos y lugares de culto. Esta es una condición fundamental para la introspección y la concentración. Por eso, de hecho, también se pide o se exige silencio en sitios como las bibliotecas.
No por nada, la tradición de guardar un minuto de silencio como señal de luto es prácticamente universal. A propósito de esta, nació en Portugal, en 1912, cuando los senadores rindieron homenaje de este modo a José María Paranhos, barón de Río Branco y ministro de Exteriores, que había muerto. En realidad, no se limitaron a un minuto, sino que fueron 10. Con el tiempo, y en muchos lugares, se adoptó el límite de solo un minuto.
El antropólogo José Luis Ramírez, autor del libro El significado del silencio y el silencio del significado, ha señalado que la sociedad actual tiende a sentirse incómoda ante la ausencia de sonidos. Incluso, a muchas personas les provoca angustia y malestar. Ramírez señala que esta es una conducta inducida desde el poder, ya que tanto el silencio como el ocio son sus enemigos.
Hay que decir que en la actualidad todavía existe el culto al silencio. En Occidente se encuentra en los llamados “conventos de clausura” o “claustros religiosos”. En esos espacios se hace el famoso “voto de silencio”, el cual pretende mantener un clima de recogimiento y oración en función de entrar en contacto profundo con Dios. Muchas órdenes religiosas siguen practicando este tipo de tradiciones.
El silencio como enigma
Uno de los aspectos más llamativos del silencio es que no hay un acuerdo sobre su existencia. Los datos disponibles indican que no existe el silencio absoluto. Se han realizado varios experimentos con las llamadas “cámaras anecoicas” unos espacios carentes de sonido y los resultados son desconcertantes. Una persona que entra allí es capaz de escuchar infinidad de sonidos que produce su cuerpo y que en otras ocasiones ignora.
Se ha planteado la idea de que en el espacio exterior no existían medios, como el aire, que permitieran transmitir las ondas sonoras. Sin embargo, diferentes cuerpos celestres cuentan con una atmósfera que, si bien no es apta para la vida humana, sí lo es para que el sonido se propague. De hecho, varias sondas espaciales han captado ruidos en el universo.
Así, los únicos que conocen el silencio total son los sordomudos. Sin embargo, y en parte por su misma condición, resulta básicamente imposible describir en qué consiste esa ausencia absoluta de sonidos.
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