La persecución de la felicidad es una misión que prácticamente todos nos hemos planteado en algún momento de la vida. Ya sea que se trate de una especie de masiva imposición cultural o de un mecanismo que forma parte de lo más íntimo de la naturaleza humana, la búsqueda por ser felices es una práctica ancestral, a la cual se han dedicado incontables reflexiones y obras filosóficas, poéticas, artísticas, etcétera.
En conformidad con el creciente interés de la ciencia por entender, medir y ofrecer vías para alcanzar la felicidad, Robert González, uno de los editores del sitio io9, publicó una serie de recomendaciones orientadas a facilitar una vida feliz, según la experiencia científica.
A continuación presentamos dicho listado.
Rodéate de personas contentas
Una larga investigación conducida en colaboración con el estudio de cardiología Framingham reveló que pueden desatarse cambios en la felicidad individual a través de las redes sociales, como si ésta se expandiera en una suerte de contagio. Cabe mencionar que los científicos no se refieren a Facebook ni a Twitter, sino a redes sociales físicas de familia y amigos.
“Desde nuestra perspectiva, lo más importante es reconocer que las personas están inmersas en redes sociales y que la salud y bienestar de una persona afecta la salud y el bienestar de los otros”, apuntan los investigadores.
Una parte interesante de este estudio es que se encontró que la tristeza es mucho menos “infecciosa” que la felicidad.
Domina alguna habilidad
Un análisis publicado en 2009 por el Diario de estudios sobre la felicidad encontró que las personas que se dedican a desarrollar alguna habilidad tienden a experimentar más estrés en el momento, pero más felicidad y satisfacción al final del día y a largo plazo.
Incrementar tu competencia es una de las mejores maneras de estar bien contigo mismo.
El autogobierno es crucial
En el mismo estudio que reveló resultados sobre el desarrollo de habilidades se descubrió que las ansiedades provenientes de ello pueden ser reducidas con autodirección y camaradería. El simple hecho de saber que lo que haces es algo que tú decidiste hacer y es genuino, y quizá compartirlo con alguien más, es una de las formas de la felicidad.
Sonríe más a menudo
Ya lo dijo Darwin en 1982: “La libre expresión de una emoción en signos físicos la intensifica”. Sonreír es una manera de inducirte a ti mismo felicidad artificial que acaba por volverse real. En la tradición budista sonreír frente al espejo es uno de los ejercicios que los monjes practican para conjurar el buen humor en sí mismos.
Busca alguna terapia que vaya contigo
Aludiendo a la vieja pregunta de si el dinero compra felicidad, el psicólogo Chris Boyce encontró que la terapia es mucho más efectiva que el dinero en bruto. La terapia, sea la que sea que combine contigo, es una manera efectiva de prestar atención a tu circunstancia, y eso siempre acaba por traer beneficios mentales y tranquilidad.
Deja de tratar de ser feliz
Como la premisa zen lo indica: hay una enorme posibilidad de encontrar lo que estás buscando si dejas de aferrarte a conseguirlo. La felicidad significa diferentes cosas para distintas personas y siendo una de las cuestiones más nebulosas de la existencia humana buscar la felicidad puede, de hecho, perjudicarla.
Deja de tratar de ser feliz y sólo sé. La liviandad de vivir en el presente tratando de reaccionar lo mejor posible y de habitarse a uno mismo en el proceso es la forma más satisfactoria de existir.
Quizá la felicidad como tal no exista –ya que el mundo está regido por la impermanencia– pero estar contentos lo más seguido que podamos es una vía que está en nosotros tomar.
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