El obstáculo que nos impide aprender de los errores del pasado

Todos nos equivocamos. A lo largo de nuestra vida cometemos muchos errores, algunos son pequeños e intrascendentes, otros realmente grandes y arrastramos sus repercusiones durante mucho tiempo. La buena noticia es que podemos aprender de los errores del pasado. Tenemos la capacidad de tomar nota de lo que hicimos mal para actuar con más cautela en el futuro y no volver a equivocarnos. La mala noticia es que no siempre lo hacemos bien, por lo que es fácil tropezar con la misma piedra.

Los errores del pasado pueden disminuir nuestro autocontrol

La sabiduría convencional sugiere que recordar nuestros éxitos o fracasos puede ayudarnos a tomar mejores decisiones en el presente. Pero, ¿y si no fuera así? ¿O al menos no siempre?

Un grupo de psicólogos del Boston College se plantearon esas preguntas y, para responderlas, pusieron en marcha un experimento muy interesante. Reclutaron a un grupo de personas que dividieron a su vez en cuatro subgrupos:  

  1. Deben recordar dos situaciones de su vida en las que mantuvieron el autocontrol y alcanzaron sus objetivos.
  2. Tenían que recordar diez situaciones en las que mantuvieron el autocontrol.
  3. Debían pensar en dos situaciones de su vida en las que tomaron la decisión incorrecta.
  4. Tenían que recordar diez errores que cometieron a lo largo de su vida.

Luego los participantes recibieron una suma de dinero y los investigadores les preguntaron cuánto estarían dispuestos a gastar para comprar un producto que deseaban.

Curiosamente, el único grupo que se mantuvo dentro del presupuesto fue el que registró los momentos de éxito. El resto de las personas mostraron una mayor impulsividad y eligieron productos que no pudieron permitirse.

Esta investigación demuestra que dar un salto al pasado puede tener una enorme influencia sobre nuestras decisiones y comportamientos actuales. Los viejos recuerdos pueden convertirse en una “ técnica de autocontrol ” que nos ayudan a tomar buenas decisiones o, al contrario, pueden impulsarnos a cometer errores. Recordar los errores tiene consecuencias afectivas y cognitivas sustancialmente diferentes que rememorar los éxitos.

¿Cómo aprender de los errores del pasado?

Recordar el pasado no siempre es positivo, a veces puede influir negativamente en nuestro nivel de autocontrol y empujarnos a tomar decisiones precipitadas, lo cual podría explicar por qué solemos cometer los mismos errores una y otra vez.

Estos psicólogos concluyeron que “ recordar los fracasos inducen a la autoindulgencia independientemente de la dificultad de la tarea ”. Creen que recordar los errores del pasado termina siendo doloroso y nos entristece lo cual puede afectar nuestra capacidad para controlarnos y llevarnos a ser excesivamente indulgentes con nosotros mismos.

Por supuesto, todo depende de la manera en que concibamos los errores. Tener una visión negativa de las equivocaciones, asociarlas al fracaso o no dejar de castigarse por un error hará que su recuerdo termine cercado la imagen que tenemos de nosotros mismos, haciendo que nos desmoralicemos y que seamos más propensos a actuar impulsivamente.

En cambio, asumir los errores como oportunidades de aprendizaje podría reducir su impacto emocional negativo.

Por consiguiente, si queremos aprender de los errores del pasado, el primer paso es cambiar nuestra concepción de los mismos, asumiéndolos como pasos de aprendizaje necesarios e ineludibles en la vida que nos permiten ganar experiencia y sabiduría. Una equivocación no tiene que definirnos como personas ni es un indicador de nuestra valía. Lo que realmente cuenta es lo que hacemos luego para subsanar ese error o evitar cometerlo de nuevo.

El segundo paso es requerido en la lección aprendida, más que en el error cometido. Ese cambio de perspectiva nos empodera, en vez de afectar nuestra autoestima. Por ejemplo, si en el pasado herimos a alguien con nuestras palabras en medio de una discusión acalorada, más que enfocarnos en los detalles del evento, es útil centrarnos en la lección que aprendimos, como puede ser: no discutir cuando estamos enfadados. Es una perspectiva más constructiva que nos permitirá mantener la calma y responder de forma más asertiva.

En resumen, para aprender de los errores del pasado necesitamos procesarlos, asumirlos y extraer la lección, sin realizar juicios de valor que nos conduzcan a ponernos etiquetas limitantes que luego se activarán cuando grabemos la situación y, lejos de ayudarnos, pueden empujarnos a cometer el mismo error.

Por consiguiente, si tenemos que tomar una decisión importante, podemos mirar a los errores del pasado, pero debemos asegurarnos de hacerlo de manera constructiva. La clave consiste en tomar nota de las lecciones aprendidas para delimitar el camino y luego enfocar la vista en el futuro. Rumiar nuestras malas decisiones no nos conducirá a buen puerto. Es mejor mirar hacia adelante y avanzar.

Fuente:

Nikolova, H. et. Alabama. (2016) Embrujos o ayudas del pasado: comprender el efecto del recuerdo en el autocontrol actual. Revista de Psicología del Consumidor ; 26(2): 245-256.

El obstáculo que nos impide aprender de los errores del pasado

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