En Taiwán, ha habido historias transmitidas de generación en generación sobre una tribu de personas bajas y de piel oscura que alguna vez vivieron en las partes montañosas de la isla. Pero hasta ahora, no ha habido evidencia física de ellos.
Las cuevas de Xiaoma en la base de la colina, vista mirando hacia el oeste (derecha). Los huesos encontrados. Crédito: Mike T. Carson.
En este nuevo esfuerzo, un equipo internacional de investigadores encontró un cráneo y los huesos de una pierna en una cueva que se remontan a hace aproximadamente 6.000 años —un tiempo anterior a la llegada de los antepasados de los actuales habitantes de la isla—.
Al estudiar el ADN del cráneo, los científicos lo encontraron cercano a las muestras africanas de aproximadamente el mismo período de tiempo. Pero también descubrieron que su tamaño y forma se asemejan a los de Negritos, que vivían en partes de lo que ahora es Sudáfrica y Filipinas. El estudio de los huesos que quedaron en esas áreas mostró que eran bastante cortos con un tamaño corporal pequeño. Los huesos del fémur encontrados cerca del cráneo eran de la misma persona que el cráneo, una mujer joven, cuya estatura no sobrepasaba los 1,3 metros.
El cráneo. Los investigadores sugieren que sus hallazgos confirman la existencia de los pueblos antiguos en Taiwán, pero no explican qué les pudo haber pasado. Aparentemente, ya se habían ido cuando comenzaron a llegar otros grupos de personas austronesias.
Los autores del estudio también notaron que la mención de personas pequeñas y de piel oscura se hizo en documentos de la dinastía Quin, y todos menos uno de los 16 grupos austronesios que viven hoy en Taiwán tienen historias que describen a personas pequeñas y de piel oscura que una vez vivieron en el montañas. Tales relatos difieren, sin embargo, entre los grupos, señalan los investigadores, y algunos creen que las personas anteriores eran antepasados suyos. Otros los ven como antiguos enemigos. Y hasta un grupo afirma haber matado al último de los pueblos antiguos hace 1.000 años.
Crédito: Hsiao-chun Hung et al.
Los hallazgos han sido publicados en la revista World Archaeology.
Fuente: Phys.org. Edición: MP.