Los primeros humanos que habitaron Sudamérica albergaban material genético de varias especies de homínidos euroasiáticos extinguidos de ascendencia neandertal y denisovana. No dejaron rastros en América del Norte y no se sabe cómo pudo ocurrir.
Una investigación liderada por una universidad pública de Florida descubrió por primera vez pruebas de migraciones de sur a norte a lo largo de la costa atlántica de Suramérica, ocurrida en los tiempos de asentamiento de los primeros humanos en el continente.
También descubrió que los primeros humanos que habitaron Sudamérica albergaban material genético de varias especies de homínidos euroasiáticos extinguidos. Los resultados de esta investigación se publican en la revista Proceedings of the Royal Society B. (Biological Sciences).
Los autores de esta investigación, de la Florida Atlantic University (FAU) y de la Emory University, en Georgia (USA), usaron ADN de dos individuos enterrados hace 2.000 años en sitios arqueológicos del noreste de Brasil, además de algoritmos y otras muestras genéticas de antiguos pobladores, para desentrañar «la profunda historia demográfica de América del Sur».
Los resultados fueron «inesperados y sorprendentes», según se refleja en un comunicado.
Asentamiento complejo
América fue el último continente en ser habitado por humanos y el asentamiento fue un proceso complejo, de acuerdo con un «creciente cuerpo de evidencia arqueológica y genética», especialmente en Sudamérica.
La investigación revela que el poblamiento de la costa atlántica de Sudamérica ocurrió solo después de que se poblara la mayor parte de la costa del Pacífico y los Andes.
La FAU señala asimismo que la investigación realizada no solo proporciona nueva evidencia genética que respalda los datos arqueológicos existentes de la migración de norte a sur hacia América del Sur, sino también, y por primera vez, de migraciones que ocurrieron en la dirección opuesta a lo largo de la costa atlántica.
La ruta migratoria de sur a norte descubierta ahora vincula los territorios de lo que hoy son Uruguay y Panamá, distantes 5.277 kilómetros, destacan los investigadores.
Ascendencia neandertal y denisovana
Además, el trabajo proporciona la evidencia genética más completa hasta la fecha para las complejas rutas migratorias antiguas de América Central y del Sur, lo que incluye el descubrimiento de ascendencias neandertal y denisovana en los genomas de pobladores antiguos.
Los investigadores también descubrieron fuertes señales genéticas de Australasia (Australia y Papúa Nueva Guinea) en un genoma antiguo de Panamá.
Sin rastros en América del Norte
«Hay todo un océano Pacífico entre Australasia y las Américas, y todavía no sabemos cómo aparecieron estas señales genómicas ancestrales en América Central y del Sur sin dejar rastros en América del Norte», dijo Andre Luiz Campelo dos Santos, primer autor de esta investigación.
Para agregar aún más extrañeza a la complejidad existente, los investigadores también detectaron una mayor ascendencia denisovana que neandertal, grupos humanos extintos, en los antiguos individuos de Uruguay y Panamá.
«Es fenomenal que la ascendencia de denisovan haya llegado hasta América del Sur», dice John Lindo, especialista en análisis de ADN antiguo y profesor asistente en el Departamento de Antropología en la Universidad Emory.
«La mezcla debe haber ocurrido mucho antes, quizás hace 40.000 años. El hecho de que el linaje de Denisovano persistiera y su señal genética lo convirtiera en un individuo antiguo de Uruguay que tiene solo 1.500 años, sugiere que fue un gran evento de mezcla entre una población de humanos y denisovanos», concluye Lindo.
Culturas sin compartir
Los investigadores destacan también que, además de la ocurrencia de entierros masivos en los sitios que arrojaron las muestras del noreste y sureste de Brasil, Uruguay y Panamá, no hay otra evidencia en el registro arqueológico que indique características culturales compartidas entre ellos.
Es importante destacar al respecto, según los investigadores, que los individuos antiguos analizados del sureste de Brasil son unos 9.000 años más antiguos que los del noreste de Brasil, Uruguay y Panamá, tiempo suficiente para la esperada y notable divergencia cultural. Además, el noreste de Brasil, Uruguay y Panamá, aunque más similares en edad, están ubicados a miles de kilómetros de distancia uno del otro.
Referencia
Genomic evidence for ancient human migration routes along South America’s Atlantic coast. Andre Luiz Campelo dos Santos et al. Proceedings of the Royal Society B., 02 November 2022.
DOI:https://doi.org/10.1098/rspb.2022.1078
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