Regresión como mecanismo de defensa: volver a la infancia para sentirse seguro

La regresión es un mecanismo de defensa común relativamente del que probablemente haya sido testigo en alguna ocasión o que incluso haya puesto en práctica. Por ejemplo, ¿alguna vez ha tenido que lidiar con un adulto que actuaba como si fuera un niño? ¿Tu pareja responde con rabia en toda regla cuando se siente angustiado? ¿Te has sentido extremadamente vulnerable en una situación dolorosa, a pesar de que no lo eras? ¿O quizás responde de manera infantil bajo presión? En todos esos casos, es probable que el motivo de esos comportamientos sea la regresión.

¿Qué es la regresión y por qué se produce?

Según Sigmund Freud, la regresión es un mecanismo de defensa inconsciente que provoca la reversión temporal o un largo plazo del ego a una etapa anterior del desarrollo. En práctica, en vez de gestionar los impulsos inaceptables de forma madura, retrocedemos a etapas anteriores de la vida.

De hecho, la regresión es un comportamiento relativamente común en la infancia, generalmente utilizada por el estrés, la frustración o un evento traumático. Los niños suelen manifestar una conducta regresiva para comunicar su angustia. Por esa razón, pueden volver a mojar la cama como respuesta al divorcio de sus padres o perder vocabulario como reacción ante el acoso escolar. Cuando se aborda el problema subyacente, generalmente se corrige el comportamiento regresivo.

Sin embargo, en los adultos la regresión se puede producir en cualquier edad e implica volver a una etapa de desarrollo anterior – ya sea emocional, social o conductual. Al igual que ocurre en la niñez, emociones como la inseguridad, el miedo o la ira pueden desencadenar el mecanismo de regresión en la adultez.

Básicamente, volvemos al nivel de desarrollo en el que nos sentimos más seguros ya gusto porque no había angustiado ni estrés, una etapa en la que no tendría responsabilidades y nuestros padres podrían “rescatarnos” – o al menos así lo recordamos. Por consiguiente, la regresión a la infancia es un intento del ego de protegerse de una realidad que lo excedió, buscando en otra etapa de su vida la seguridad perdida. La regresión le proporciona un sidero al cual aferrarse.

¿Cómo diferenciar el comportamiento regresivo útil del patológico?

Las manifestaciones de la regresión dependen mucho de la etapa psicológica en la que la persona está fijada. Por ejemplo, una persona podría volverse más agresiva físicamente o tener rabietas si vuelve a la etapa en la que no podía expresar sus emociones con palabras, alrededor de los 3 años. En cambio, podría volverse desordenada, irreverente e irresponsable si regresa a la adolescencia.

De hecho, el comportamiento regresivo puede ser simple o complejo, dañino o inofensivo, tanto para quien sufre la regresión como para quienes lo rodean. Carl Jung, por ejemplo, tenía una visión más positiva de la regresión a la infancia. Pensaba que la regresión no es simplemente una vuelta al infantilismo, sino un intento de alcanzar un estado emocional que necesitamos en el presente para enfrentar algún problema u obstáculo, como el sentimiento de satisfacción, el amor que recibimos en la niñez, la inocencia infantil o la confianza que sentimosmos en esa etapa de la vida.

La posición fetal que adoptamos cuando nos sentimos mal o lloramos desconsoladamente es un ejemplo de regresión como mecanismo de defensa. También lo es aferrarnos a ese peluche que tenemos desde que éramos pequeños. Esos comportamientos regresivos puntuales no son patológicos ni negativos. En ocasiones las regresiones transitorias pueden ser útiles para ayudarnos a superar el malestar y recuperar la calma, la confianza y la seguridad en nosotros mismos.

Sin embargo, en otras ocasiones el comportamiento regresivo es una manifestación de un estilo de afrontamiento inadecuado o desadaptativo para gestionar el estrés, de manera que no suele resolver la situación, sino que a menudo la peor. Una persona que está atravesando una crisis de pareja y muestra un comportamiento regresivo, por ejemplo, difícilmente podrá solucionar los conflictos latentes .

La regresión se vuelve especialmente problemática en entornos en los que es necesario tomar decisiones importantes ya que tenemos que afrontar la realidad, en vez de huir de ella. En esos casos, huir al pasado no suele ser la solución, sobre todo cuando en ese pasado contamos con pocas herramientas psicológicas.

De hecho, un estudio realizado en el Instituto Universitário de Lisboa excluye que la regresión podría estar correlacionada con las situaciones de elevada incertidumbre que generan dudas. En ese caso, sería un intento de la persona de dejar las decisiones en manos de los demás, escapando de una responsabilidad que no está dispuesta, no puede o no quiere asumir.

¿Cómo desactivar el mecanismo de defensa de la regresión?

Muchas veces la vida no marcha segun nuestros planes. Las decisiones estratégicas, los movimientos calculados y los eventos premeditados pueden tomar direcciones muy diferentes a las que esperamos, dejándonos desconcertados, abrumados y francamente angustiados. La manera en que gestionemos ese estrés resultó de nuestra personalidad, resiliencia y la fuerza de nuestros mecanismos de afrontamiento.

No obstante, admitir que las cosas no han salido según lo previsto y que nos parecen sobrepasados ​​por las circunstancias es un buen punto de partida. Cuando reconocemos lo que sucede le dejamos menos espacio al inconsciente para que “gestione” los problemas en nuestro lugar porque tomamos las riendas conscientemente.

Si notamos comportamientos regresivos, en vez de vapulearnos, lo mejor es que empaticemos con ese niño pequeño interior que intenta protegernos. Tratarnos con amor y benevolencia es mejor que maltratarnos en circunstancias que ya son lo suficientemente estresantes y duras de por sí.

También es útil indagar en lo que sentimos, ponerle nombre a esas emociones y sentimientos sospechosos que podemos estar experimentando. Eso nos ayudará a sintonizar con esa parte emocional que nos está asustando y empujando a adoptar comportamientos regresivos.

Luego debemos trabajar en desarrollar la confianza. Si nos sentimos seguros y confiamos en nuestra capacidad para salir adelante, pase lo que pase, no será necesario activar mecanismos de defensa como la regresión.

Como colofón, debemos tener presente que, aunque la regresión puede ayudarnos a reducir y controlar el estrés en un momento determinado, su uso sistemático puede tener un impacto negativo en nuestra manera de responder ante los cambios de la vida, surgirdo a la larga nuestra salud mental.

fuentes:

Costa, RM (2020) Regresión (Mecanismo de Defensa) Enciclopedia de Personalidad y Diferencias Individuales ; 10.1007: 4346–4348.

Lokko, HN & Stern, TA (2015) Regresión: Diagnóstico, Evaluación y Manejo. Trastorno del SNC de Prim Care Companion ; 17(3): 10.4088.

Segal, DL et. Alabama. (2007). Diferencias en los mecanismos de defensa entre adultos jóvenes y mayores: una investigación transversal. Envejecimiento y Salud Mental  11 (4): 415–422.

Regresión como mecanismo de defensa: volver a la infancia para sentirse seguro

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