3 preguntas para activar la resiliencia, según el zen

La resiliencia es esa capacidad para superar situaciones adversas. El zen nos invita a activar esta capacidad con tres preguntas esenciales. ¡Vamos con ellas!
3 preguntas para activar la resiliencia, según el zen

La resiliencia es una palabra de moda, en buena medida por lo seductora que es para crear relatos interesantes en el cine o en la literatura. Plumas y cámaras han seguido a muchas personas que lograron lo impensable partiendo de una situación desfavorable.

Sin embargo, más allá del aura que pueda tener el término, lo cierto es que hay grandes diferencias individuales en cómo los seres humanos nos enfrentamos a la dificultad, y la resiliencia en una de las variables que precisamente explican estas diferencias individuales.

Así, hoy queremos repasar tres preguntas del zen que nos invitan a no rendirnos cuando la suerte no nos sonríe o cuando el precio que tenemos que pagar por nuestros errores es muy significativo.

El zen parte de la premisa de que la resiliencia está presente en cada uno de nosotros. Sin embargo, en tiempos de tormenta es posible que se inhiba. Aun así, es posible activarla. Para hacerlo, lo primero que recomiendan los maestros es tomar un momento destinado a caminar, ojalá descalzos. Ese contacto de los pies con la tierra es un estímulo natural que nos invita a conectar con nosotros mismos. A la vez, el acto de caminar ayuda a movilizar las fuerzas internas.

Una vez descalzos y caminando , lo indicado es formular las tres preguntas para activar la resiliencia. Son interrogantes esenciales que, en principio, podrían parecer algo abstractos, pero que traídos al aquí y al ahora cobran todo su sentido. Las tres preguntas son: ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Qué quieres? Veamos cómo formularlas.

Tendrás que crear el camino andando tu solo; el camino no está ya hecho esperándote. Es justo como el cielo: los pájaros vuelan, pero no dejan huellas. No los puedes seguir; no hay huellas detrás”.

-Osho-

Pies de persona caminando
Andar descalzos nos ayuda a conectar con nosotros mismos.

1. ¿Quién eres? 

La primera de las tres preguntas para activar la resiliencia es: “¿Quién eres?”. No se trata de un interrogante para buscar una respuesta definitiva que cierre la cuestión. Lo que se pretende, más bien, es indagar por quién es esa persona que aquí y ahora se enfrenta a una dificultad. ¿Cómo es esa persona? ¿Qué se destaca en ella? ¿Qué le falta? ¿Qué necesita?

La respuesta que demanda la pregunta no es intelectual. O sea, no se quiere elaborar una lista en la que se mencionen las características personales para luego determinar quién es alguien. El ejercicio tiene que ver con sentirse a uno mismo y percibir la esencia de que uno es, en este momento. No importa si antes uno fue diferente o si después lo será. Lo que cuenta es cómo somos en este instante. ¿Una persona asustada? ¿Enojada? ¿Insegura? ¿Agotada?

El zen llama la atención sobre la importancia de entender que no somos solo individuos, sino el fruto de una familia, de un entorno, de una evolución y, en general, de un universo. No se debe omitir esto a la hora de preguntarnos quiénes somos aquí y ahora.

La respuesta a la primera de las tres preguntas no tiene por qué estar claramente definida. Basta con que se capte la esencia. Esto constituye un punto de partida necesario para concentrar la fortaleza y así activar la resiliencia.

2. ¿Dónde estás? Ubicarte en medio de la tempestad

La segunda de las tres preguntas para activar la resiliencia es: ¿dónde estás? Como en el caso anterior, no se trata de un interrogante que pretenda encontrar una respuesta racional. A lo que hace referencia es a saber si uno está aquí  en este momento. De no ser así, entonces, ¿en dónde está?

A donde vayan el pensamiento y las emociones es el lugar en el que estamos, aunque el cuerpo esté en otra parte. Es frecuente que en momentos de dificultad la mente viaje hacia el pasado, por temor a que se repita algún evento desagradable; o hacia el futuro, con miedo por lo que puede ocurrir.

Estar en el pasado o en el futuro no ayuda a activar la resiliencia. Se trata de un ejercicio mental dictado por el miedo. Si lo que se busca es actuar sobre las dificultades, convirtiéndolas en oportunidades, es necesario que volver aquí, al presente. Solo así se comenzará a ver qué camino tomar.

Mujer pensando
Reflexionar sobre dónde nos encontramos es vital para cultivar la resiliencia.

3. ¿Qué quieres? Descubrir la luz en el horizonte

La tercera pregunta para activar la resiliencia tiene que ver con el deseo: ¿qué quieres? No es un interrogante en abstracto: hace referencia a lo que de corazón se busca lograr en la situación presente. En este punto es muy importante acompañar los pasos con una respiración profunda. Inhalando y exhalando con intensidad.

Escuchar al cuerpo y atender a los mensajes que da. ¿Cómo se manifiesta el sufrimiento en el cuerpo? ¿Hay tensión o dolor? ¿Por qué? La resiliencia se activa cuando somos capaces de concentrar suficiente energía vital como para sortear los obstáculos con serenidad y esperanza. Esa energía está hecha de deseo o agotada por este. ¿Qué ocurre con el deseo en tu caso?

El zen indica que a veces no se logra activar la resiliencia de una sola vez. Es posible que se requiera repetir el ejercicio para lograr conectar con uno mismo y con el poder interno que todos tenemos. Sin embargo, desde la primera vez vas a sentirte más sólido y, a la vez, más ligero. Puedes comprobarlo por ti mismo.

https://lamenteesmaravillosa.com/preguntas-activar-resiliencia-segun-zen/

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