Por Distel Steg.- Para empezar, debemos considerar que:
1. Desde hace muchos años los científicos tienen los conocimientos y habilidades y han desarrollado las diferentes técnicas que les permitan manipular genéticamente diferentes seres vivos, llegando a la construcción y rediseño de bacterias y virus.
2. Estas técnicas permiten introducir material genético o realizar modificaciones a la cubierta del virus, haciéndolo más patogénico, lo que no se considera manipulación genética.
3. Existen bases de datos con los genes que se han investigado y utilizado, tanto a nivel científico como comercial. Sin embargo, no todos los genes descubiertos están en las bases de datos ni todas las investigaciones genéticas han sido publicadas.
4. Se han realizado modificaciones a bacterias para que produzcan insulina y hormonas humanas, plantas que producen antibióticos y ratones transgénicos fluorescentes o con órganos compatibles con la inmunología humana.
5. Se han diseñado y construido virus, o se han modificado los mismos, para crear “quimeras” con partes genéticas de diferentes seres vivos o usando el material genético de un virus dentro de la cápside de otro virus.
6. Es posible, entonces, modificar tanto el material genético para que exprese ciertas características en su cápside, como modificar directamente la cápside para insertar diferentes elementos que optimicen la función infecciosa del virus (ya sea aumentando la afinidad por receptores específicos, incrementando el número de células diana a las que el virus puede anclarse, modificando la respuesta inmunológica del hospedero, etc.)
7. Existen diferentes coronavirus en murciélagos y otros seres vivos en la naturaleza. La similitud genética entre el coronavirus más primitivo de un murciélago y el Sars-CoV-2 es de más del 96%.
8. La diferencia principal entre el coronavirus del murciélago y el Sars-CoV-2 consiste en unas proteínas de la espícula que le permiten fijarse y tener una gran afinidad por el receptor ACE-2 humano.
9. Los coronavirus del MERS y del pangolín tienen esas proteínas.
10. El coronavirus primitivo del murciélago también puede adquirir las proteínas que le permiten fijarse al receptor ACE-2 humano a través de repetidos pasajes celulares.
11. La mezcla de coronavirus, ya sea en cultivos celulares o en seres vivos como los murciélagos, permiten obtener gérmenes muy patógenos y transmisibles entre humanos.
12. Los murciélagos tienen un sistema inmunológico que le permite tolerar infecciones por múltiples coronavirus, los cuales pueden relacionarse entre sí y compartir material genético, optimizando sus propiedades patogénicas e infecciosas.
13. Para que un coronavirus primitivo adquiera los cambios genéticos y en su cápside que optimicen su fijación al receptor humano ACE-2 debe existir en colonias de animales con una alta densidad (para favorecer la selección natural) o ser inoculado en hospederos animales o realizar repetidos pasajes en cultivos celulares.
14. Desde hace más de 10 años en el Instituto Virológico de Wuhan se realizan experimentos con coronavirus de murciélagos, consistentes en modificarlos genéticamente para aumentar su patogenicidad. El tipo de estudios realizados llevó a que en 2017 Estados Unidos suspendiera la financiación de dichos estudios.
15. El Instituto Virológico de Wuhan no cumplía las características de bioseguridad necesarias para garantizar que ningún virus o animal infectado pudiera escaparse del mismo, como ya lo había denunciado Estados Unidos desde 2018.
16. Dicho Instituto hace parte del programa de armas biológicas del gobierno chino.
17. Se han presentado accidentes en diferentes laboratorios de bioseguridad de nivel 4 en diferentes lugares del mundo.
18. Ello incluye el escape de material biológico, de animales infectados y la infección de personal del laboratorio.
19. Los servicios de inteligencia occidentales sospechan que en octubre de 2019 se presentó una emergencia en el Instituto Virológico de Wuhan que obligó a su cierre.
20. Existe evidencia de un aumento de consultas médicas a los hospitales de Wuhan por síntomas respiratorios y digestivos similares al SARS, así como de investigaciones por internet, y su posterior censura por parte del gobierno comunista chino, con respecto a esta enfermedad, ya desde agosto de 2019.
21. Muchos soldados que acudieron a las jornadas deportivas militares de Wuhan en octubre de 2019 regresaron a sus países con sintomatología respiratoria similar al COVID.
22. No existe una indudable confirmación geográfica ni temporal del origen del virus en el mercado de Wuhan. Tampoco se realizaron estudios epidemiológicos, virológicos o genéticos para considerar este lugar como la fuente del virus.
De acuerdo con un informe de Euronews de julio de 2020 en el cual expone los conceptos de virólogos suizos, para que la evolución natural del coronavirus dentro de los pangolines le lleve a desarrollar los receptores que posee el Sars-CoV-2 para unirse a las células humanas se necesitarían como mínimo 50 años.
23. Los estudios genéticos realizados sobre el coronavirus de murciélago más primitivo evidencian una coincidencia mayor del 96% con el actual Sars-CoV-2. Sin embargo, dicho “virus primitivo” (RaTG-13) fue notificado a la comunidad internacional un mes después del informe de la pandemia de 2019-2020 en China y siete años luego de su supuesto descubrimiento. Además, tiene características genéticas que no son compatibles con las mutaciones que ocurren normalmente en la naturaleza. Por otro lado, para que este virus alcance una compatibilidad del 100% con el SARS-CoV-2 se requieren unos diez años de evolución, que, coincidencialmente, es el mismo tiempo que el Instituto Virológico de Wuhan ha estado modificando genéticamente este virus.
24. En el mercado húmedo de mariscos de Wuhan se venden animales vivos o son sacrificados allí mismo (lo que implica que su tiempo de estadía no es muy largo), por lo que no existen las condiciones ecológicas para que puedan vivir simultáneamente y en contacto íntimo murciélagos y pangolines (que son llevados ilegalmente desde regiones geográficas muy distantes) durante un tiempo lo suficientemente prolongado como para intercambiar repetidamente material viral que favorezca la adquisición de los mencionados receptores y que luego exista una transmisión humana sostenida, repetida, prolongada y continua hasta que el virus evolucione de tal forma que pueda dar origen a una pandemia.
26. La ingeniería genética china está muy avanzada y no todos sus conocimientos y experimentos son del dominio de los científicos occidentales, como lo demuestran los diez años de estudio sobre las modificaciones a los coronavirus realizados en el Instituto Virológico de Wuhan, que pretendían incrementar su poder infeccioso y de causar enfermedad, sin vigilancia directa por parte de occidente, en un laboratorio de alto nivel de bioseguridad que no tenía las condiciones de calidad humanas y, posiblemente, tecnológicas para realizar la contención de los gérmenes con los que allí trabajaban.
Pero el hecho de ser un arma biológica no limita sus efectos a nivel mundial. Ya vimos como el Sars-CoV-2 también puede ser usado como un arma económica. A pesar de conocer con mucha antelación la posibilidad de ocurrencia de una pandemia, en la que se iban a requerir enormes cantidades de material de protección contra infecciones (incluyendo mascarillas, batas de protección, guantes), además de haber informado erróneamente que la principal complicación sería la dificultad respiratoria, por lo que se requerirían ventiladores mecánicos, China no informó de la existencia de una epidemia durante, como mínimo, 3 semanas (aunque existen informes de que el tiempo de la pandemia puede ser mayor a 3 meses antes de su informe a la OMS), pero sí hizo acopio de material sanitario y aumentó la producción del mismo, que luego vendió con sobrecostos a todo el mundo, al ser el único país que logró mantener su tejido industrial relativamente intacto, permitiéndole, además, fortalecerlo a expensas de las industrias de los demás países. Para lo anterior contó con la inestimable ayuda de la OMS que se negó a advertir a los diferentes países del mundo y solamente luego de 3 semanas desde que China le informó (y casi 6 semanas desde el inicio oficial de la pandemia, pero luego de unos cuatro meses del origen real de la misma, mientras el gigante asiático acaparaba material) realizó la advertencia de una pandemia mundial, como denunciaron los Servicios de Inteligencia de Alemania.
La ausencia de sistemas de calidad y la falta de vigilancia por parte de la OMS permitió que China vendiera productos defectuosos o falsificados a todo el mundo, siendo especialmente grave esta situación al tratarse de la salud y la protección, especialmente, del personal sanitario.
Por otro lado, el coronavirus ocasionó una caída estrepitosa del valor económico de las empresas occidentales ubicadas en China, lo que permitió que este país comprara a precio de saldo las acciones de las compañías norteamericanas y europeas localizadas en ese país; esto implica que las sucursales en China y los avanzados conocimientos tecnológicos de estas empresas pasaron a manos de los chinos, quienes podrán fijar a su antojo los precios de los insumos o productos que requiera comprar occidente.
Además, China se ha ofrecido a prestar dinero a países cuya economía se debilitó por acción de la pandemia, endeudándolos, apropiándose de sus recursos naturales e industrias y llevándolos a su órbita de influencia. Para ello también ha realizado propaganda mostrándose como un país solidario al ayudar a otros con donaciones de materiales y apoyo de científicos, como ocurrió con Italia, debilitando la influencia que sobre estos países tienen USA y Europa.
Una anotación especial, llamémosla curiosa por no decir sospechosa: en diciembre de 2019 China y Estados Unidos firmaron un tratado comercial, en el cual los chinos establecieron una cláusula que expresaba que el país asiático no estaba obligado a comprar productos de Estados Unidos en caso de que ocurriera una pandemia. ¿Por qué y para qué incluiría el gobierno comunista chino esta cláusula? ¿Tenían ya información de que existía una pandemia en su territorio, que la ocultaron deliberadamente hasta luego de la firma del tratado?
De esta forma China se erige como una potencia emergente que está aumentando su influencia en otros países, al convertirse en el principal donante económico y de recursos contra el coronavirus en países de Europa, África y América.
Al haber conocido la estructura genética del coronavirus Sars-CoV-2 mucho tiempo antes que los demás países, China pudo empezar a investigar y desarrollar una vacuna utilizando el mayor tiempo de que disponía, mientras que el resto del mundo estaba confinado. Ello sin contar que llevaban más de 10 años experimentando con dichos coronavirus, por lo que es probable que la razón por la que retrasaron la publicación de sus resultados y estudios acerca de una vacuna fuera para no quedar en evidencia, teniendo en cuenta los prolongados períodos de tiempo que requieren las investigaciones y análisis biológicos de las mismas.
China está vendiendo las técnicas de su medicina tradicional, que se basa en la creencia de que la enfermedad es una alteración del flujo de la energía vital que se encuentra en todas las cosas, denominada chi, que, al dejar de fluir adecuadamente, provoca un desequilibrio del yin y el yang. La OMS, sin seguir los criterios científicos y médicos de múltiples estudios que han demostrado la total inutilidad de dichas “terapias”, ha decidido que forme parte de la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades, la CIE-11, a partir del 1 de enero de 2022. Mientras tanto China, con la ayuda de la OMS, está promocionando la medicina tradicional china y vendiendo sus productos especialmente en África, lo que representa un mercado con unas ventas superiores a los 10.000 millones de dólares.
Recordemos aquí que las técnicas de herboristería china y otras “terapias” que hacen parte de la medicina tradicional china tienen efectos adversos, al encontrarse mezcladas con metales pesados, productos químicos (herbicidas, insecticidas, abonos), no tener una dosificación exacta (dado que durante el crecimiento de las plantas varían los contenidos de los productos biológicos activos) y que, debido al simbolismo mágico y las supersticiones de la medicina tradicional china, se utilizan también partes de animales (cuernos, huesos, bilis, etc.) para adquirir el poder de los mismos, lo que es la causa de la caza indiscriminada de muchas especies en riesgo de extinción en todo el mundo, como el rinoceronte (muchas de cuyas subespecies ya han sido incluso totalmente extinguidas por la caza furtiva), el tigre, la saiga, el pangolín, el león asiático, la bahaba, la totoaba o la vaquita marina, los elefantes -por el marfil- y los tiburones -por sus aletas-.
La desconfianza de las diferentes potencias del mundo con respecto al gobierno comunista chino no tiene que ver solo con sus actitudes y respuestas ante las epidemias. El gobierno chino tiene muchos antecedentes de mentiras y ocultación de la información sobre desastres industriales y naturales, contaminación de alimentos y medicamentos con productos tóxicos y diferentes crisis de salud. Podemos mencionar, por ejemplo, la contaminación de leche para la alimentación de bebés con melamina, un producto tóxico; las múltiples empresas chinas fabricantes de vacunas acusadas de vender medicamentos contaminados y con graves efectos secundarios (por ejemplo, daños neurológicos y muertes); la contaminación de los productos de herboristería de la medicina tradicional china con metales pesados e insecticidas o herbicidas, etc.
Diferentes investigadores de varios países del mundo también dudan de los informes sobre la economía china referentes a un crecimiento inusualmente constante para un país en desarrollo. La economía podría ser un 21% más pequeña que lo que refleja la información oficial, de acuerdo con un estudio del 2018 de Yingyao Hu y Jiaxiong Yao, de la Universidad Johns Hopkins.
Basado en el libro COVID-19 – CÓMO UTILIZAR POLÍTICAMENTE UNA PANDEMIA por Distel Steg. https://www.amazon.es/dp/1914576500?ref_=pe_3052080_397514860