Durante la tanda de penaltis en el partido de fútbol España-Marruecos, 12,6 millones de personas se agolpaban frente a sus televisores. En ese instante, el Mundial de Qatar sentó a casi un cuarto del país en sus sofás. Fue el momento más visto de la televisión durante este año, en el que la selección fue eliminada del torneo en octavos. Y, al igual que la gente vio su emoción desvanecerse, también lo hizo el interés en la televisión.
Este 2022, la televisión tradicional se enfrenta a una crisis de grandes proporciones, siendo el año que menos consumo ha registrado, la peor cifra desde 1992, cuando comenzaron las mediciones.
Los datos. Los españoles hemos visto un total de 190 minutos al día (tres horas y diez minutos) este año, lo que supone un 11% menos que en 2021, cuando se registraron 214 minutos. Se convierte así en el peor año histórico desde 1992, según indica un análisis de la consultora Barlovento. No sólo eso: el consumo televisivo tradicional por espectador (quienes sí ven la televisión cada jornada) ha sido de 302 minutos, una pérdida del 6%.
¿Dónde han ido? La respuesta de a dónde han ido a parar estos casi 5 millones de espectadores desaparecidos de la televisión tradicional es bastante simple. La mayoría se han pasado a plataformas de streaming como Netflix, Amazon Prime Video o HBO, que precisamente tienen ahora su pico de consumo en el prime time convencional. De hecho, la televisión híbrida (plataformas de streaming, YouTube, podcasts o contenido de Internet), ha experimentado un notable crecimiento del 17%.
Quienes consumen esta modalidad híbrida ya son 43,2 millones de «espectadores únicos». Una cifra que alerta del hundimiento de la televisión tradicional. Y más cuando muchas de estas personas ya ni siquiera sintonizan ni un solo minuto de televisión lineal.
Ya no es atractiva a la publicidad. Con estos datos sobre la mesa, podemos decir que el sector se va a pique. Sobre todo sabiendo que la facturación por publicidad también ha caído en cerca de 80 millones de euros, un 5% menos, y se sitúa en unos 1.700 millones de euros. ¿Por qué? La crisis económica actual y la pandemia pueden explicar parte de la caída de interés por apostar en publicidad en la televisión tradicional. Pero sobre todo ha sido el hecho de que la gente se vaya a YouYube, Netflix o TikTok.
La edad es clave. La pérdida progresiva de espectadores se ve reflejada sobre todo en la franja más joven. La edad comprendida entre los 4 y 44 años ha sufrido una caída del 16% y esto acentúa el envejecimiento de los espectadores. Quienes más ven la televisión son los mayores de 65 años, con una media de 5 horas y 38 minutos al día. El ejemplo más claro lo encontramos en la caída de espectadores en el prime time: entre las 22:15 y las 22:30 hubo durante 2022 una media de 13,6 millones de espectadores. Hace nueve años congregaba a más de 18 millones.
Disputa entre cadenas. Aún así, siguen siendo millones los que encienden su televisión a diario. Y para atraerlos, las cadenas se disputan el liderazgo por la audiencia. Este año, y por primera vez en una década, Atresmedia se ha convertido en el nuevo medio líder, superando a Mediaset, con un 27,2% de share, Mediaset tiene 26,2% y RTVE un 14,7%, la cual se ha librado de registrar la peor audiencia de su historia gracias a la emisión del Mundial de Qatar, que le costó más de 30 millones de euros.
Internet es el rey. Según datos de Comscore, cada internauta ve 18 vídeos al día de media, tres más que hace un año, siendo el formato que más impulsa el consumo de Internet. Ya se dedican 44 minutos de media al día a ver vídeos y concretamente, 33 de estos minutos se destinan a YouTube. No es descabellado decir que hemos cambiado las televisiones por los móviles. Y tampoco decir que el streaming no lineal ha ganado la partida.
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