Wolfgang Pauli fue uno de los pioneros en el estudio de la física cuántica. Ganó el premio Nobel al proponer la teoría del principio de exclusión y asentó los estudios sobre el neutrino. Podríamos decir que fue una de las mentes más brillantes del siglo XX en el campo de la física, pero su vida personal y afectiva era un auténtico caos. Por eso, en 1932, inició terapia con Carl Jung.
Aquel encuentro, que se inició por razones clínicas, dio paso a una de las amistades más singulares y productivas del mundo de la psicología y la ciencia. Arthur I. Miller, en el libro Deciphering the Cosmic Number (2009), nos cuenta con detalle muchas de aquellas reuniones en la mansión gótica de Jung a orillas del lago de Zúrich.
Algo por lo que era conocido Carl Jung era precisamente por ayudar a las personas a tomarse en serio su mundo interior. Porque no importa cuán brillante sea uno si en su universo interno solo habita el desánimo. Su meta fue guiar a sus pacientes y amigos para que entendieran que todos podemos salir de los pozos más oscuros mediante unas pautas muy concretas…
«La vida misma no tiene reglas. Ese es su misterio y su ley desconocida».
-Carl Jung-
Cómo mantener la calma cuando nos invade la angustia
Para indagar en las causas por las que el premio Nobel Wolfgang Pauli solicitó ayuda a Carl Jung podemos consultar otro libro: Atom and Archetype: The Pauli/Jung Letters, 1932-1958. En este trabajo se recogen el intercambio de cartas entre ambas figuras. Pauli llevaba una época muy estresante que le había llevado a la bebida y a romper muchas de sus relaciones. Sufría también pesadillas muy turbulentas.
Carl Jung no solo lo guio para salir de aquel pozo de sufrimiento y angustia, sino que además físico y psicólogo trazaron una alianza intelectual muy productiva. Tanto que dio forma a teorías tan interesantes como el concepto de sincronicidad, el estudio de los acontecimientos acausales y las coincidencias significativas.
Sin embargo, nos interesa en este caso saber cómo guiaba el padre de la psicología analítica a sus pacientes para mantener la calma en periodos convulsos. Esos en los que, a veces, emerge lo peor de nosotros mismos. Estas son las claves que debemos tener en cuenta:
1. Acepta el caos como parte de la vida
«En todo caos hay un cosmos, en todo desorden un orden secreto».
-Carl Jung-
Algunas de nuestras mayores dificultades como seres humanos son aceptar las inclemencias, la adversidad y el estrés vital. El propio Jung señaló en una ocasión que «para muchos de nosotros, incluido yo mismo, el caos es algo aterrador y paralizante». No es fácil asumir que no siempre tenemos el control sobre nuestro devenir ni que el mañana tendrá el mismo equilibrio que hoy.
Entendamos que lo impredecible y lo caótico son ingredientes de la propia existencia. Resistirnos a estos vaivenes no hará más que incrementar el estrés y la ansiedad. Confiemos en que esos pozos repentinos que surgen en nuestro camino no son más que instantes puntuales, nubes de tormenta que, tarde o temprano, escamparán.
Es más, cuando echemos la mirada atrás y descubramos todo lo que hemos superado, encontraremos un sentido a nuestra propia existencia. Hay cierto orden en medio de lo que nos parece, a simple vista, caótico y desordenado.
2. Cuida tu percepción a la hora de interpretar cada evento
«Las cosas dependen de cómo las vemos y no tanto de cómo son en sí mismas».
-Carl Jung-
En el libro Selected Letters of C.G. Jung, descubrimos la correspondencia que el psiquiatra suizo mantenía con sus pacientes. Una de ellas le preguntó, metafóricamente, cómo «cruzar el río de la vida». A lo cual Jung le respondió que, en realidad, no hay una manera correcta de vivir, las personas nos limitamos a vivir como podemos. Con aquello que, en cada circunstancia, nos trae el destino.
Ahora bien, para mantener la calma en días de angustia, recomendaba atender la manera en que interpretamos cada experiencia. Y es aquí cuando llega el auténtico problema. Porque muchos navegamos por ese río vital con áreas no sanadas y reprimidas. Cuando nos dejamos llevar por la inercia de nuestros impulsos y nuestra sombra, la vida se llena de mayores obstáculos. Nos ahogamos en las aguas del día a día…
Necesitamos poner luz en nuestra sombra -como diría Jung-, para poder recuperar la confianza en nosotros mismos y así percibir las cosas tal y como son y no a través de la lente de los miedos.
3. No te dejes arrastrar, recuerda quién deseas ser
«No soy lo que me pasó, soy lo que elijo ser».
-Carl Jung-
Para mantener la calma en días de inestabilidad y presiones infinitas, miremos hacia dentro y no tanto a lo que nos rodea. Es ahí donde residen todas las verdades, ahí donde duermen nuestras fortalezas. Tal y como escribió Jung en una de sus cartas, “si quieres seguir tu camino individual, recuerda que este nunca está prescrito y que simplemente surge por sí mismo cuando pones un pie delante del otro”.
La individuación es un concepto clave en Jung; define la capacidad de construir una psique fuerte e independiente, descubriendo quienes somos y siendo a su vez seres creativos. Esta es otra meta en la que debemos trabajar cada vez que demos un paso más. Somos lo que hacemos con nuestro día a día, y no lo que fuimos en el pasado.
Tengamos en cuenta que somos criaturas con conciencia propia y con un gran potencial, que deben recordar sus esencias para mantener la calma cuando todo parece ir mal.
4. La imaginación activa para reducir la ansiedad
«La creación de algo nuevo no la realiza el intelecto, sino el instinto de juego que actúa por necesidad interior. La mente creativa juega con los objetos que ama».
-Carl Gustav Jung-
Carl Jung señalaba que la neurosis desaparecería si desarrolláramos una personalidad más amplia y libre. Nos obsesionamos tanto en encajar, en buscar reputación y la aceptación que una parte de nosotros termina enfermando. Necesitamos proporcionar oxígeno a la mente, volverla más flexible, lo que a su vez nos permitirá adoptar perspectivas más amplias.
Para ello, Jung acuñó el término imaginación activa para entrar en contacto con un yo más espontáneo, juguetón y sobre todo creativo. Actividades como el arte en todas sus formas, así como la mediación, son prácticas que el psiquiatra suizo solía recomendar. No solo reducen el estrés. Nos permiten descubrir nuevas parcelas psicológicas de uno mismo.
Para concluir, si estamos pasando por unos momentos dominados por el malestar y el estrés, estos recursos a modo de reflexión nos pueden ser de utilidad. El legado de Carl Jung nunca pasa de moda.
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