«Nearshoring»: es el fin de la globalización tal y como la conocíamos y México es el mejor ejemplo

Santa Catarina, un municipio de Nuevo León (México) de menos de 310.000 habitantes, se prepara para recibir la nueva planta de Tesla. Tal y como contamos en Xataka hace unos días, el multimillonario Elon Musk y Andrés Manuel López Obrador, presidente del país, llegaron a un acuerdo para que la empresa establezca allí su nueva fábrica, capaz de producir hasta un millón de coches eléctricos al año. Una inversión de más de 4.500 millones de dólares.

El terreno elegido por Musk no es aleatorio. Está en México, pero solo a 380 kilómetros de Austin, Texas, epicentro de las operaciones de Tesla. No es la única empresa del sector automotriz que ha abierto líneas de fabricación en el país americano. Audi y BMW ya cuentan con plantas de fabricación similares. De hecho, la segunda hace unos días anunciaba una inversión de 870 millones para la construcción de un centro de producción de baterías eléctricas en su planta de San Luis Potosí.

¿Por qué en México? El país se ha vuelto muy atractivo para que las empresas se establezcan, principalmente por la cercanía con EEUU, el coste de la mano de obra y las ventajas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC), en vigor desde 2020. Por otro lado, la actual guerra comercial entre Washington y Pekín ha hecho que muchas compañías descartan al país asiático, que desde 2018 cuenta con aranceles.

Las empresas han abandonado el «Made in China» por el «Made in México». Si hace décadas lo más recurrente era el «offshoring» (llevarse las fábricas a China para fabricar a bajo coste), ahora la tendencia es volver a zonas geográficas más cercanas.

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Se llama nearshoring. Así es como se ha denominado a esta estrategia de externalización. Es decir, cuando una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, se encuentran en destinos cercanos y con una zona horaria semejante. El objetivo es que la producción no se vea obstaculizada por problemas en la cadena de suministros. Y, al igual que con el offshoring, reducir los costes de producción y logística al máximo.

¿Qué lo está impulsado? Las deficiencias de China en su coyuntura actual. Con la pandemia, la logística del offshoring se vio mermada, ya que muchos de los proveedores de EEUU están en Asia. Y más cuando China vio interrumpida su industria a raíz de un brote masivo de contagios y una férrea política de Covid Zero. Y, ahora que los países están volviendo a la normalidad y la recuperación económica ha llegado en Occidente, confiar en el comercio exterior no es una opción tan buena.

Por otro lado, EEUU es el mayor importador mundial y, aunque China haya sido desde siempre su mayor proveedor, las relaciones entre estos dos países cada vez están más tensas. A todo este panorama se le suma la invasión de Rusia en Ucrania, una guerra que evidencia el peligro de la dependencia energética.

Ahorro de costes. Además de que México cuenta con cadenas de producción y logística decentes y comparte husos horarios con el vecino del norte, otra de las ventajas de la relocalización tiene que ver con un ahorro en costes de mano de obra y de transporte y menores tiempos de traslados de mercancías. De hecho, los costes laborales de México ya son más baratos que en China. En 2020, el salario por hora en México era de 4,82 dólares, mientras que en China pagaban 6,5 euros por hora.

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La tendencia. Esto ha motivado que varios sectores como el tecnológico, el del metal, el eléctrico o el electrónico quieran beneficiarse. Y para muchas empresas asiáticas, México también está siendo la puerta de entrada al mercado estadounidense. Según datos de la asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), solo en el último año se construyeron 47 nuevos parques industriales en el país y las estimaciones apuntan a que el nearshoring generará 30.000 millones en México en 2023.

El gobierno mexicano también informó recientemente que en 2022 la inversión extranjera directa en México aumentó un 12% en comparación con 2021. Y solo en el último año cerca de 70 plantas del sector automotriz para la fabricación de coches, componentes eléctricos y autopartes abrieron sus puertas en el país.

El caso de Microsoft. No solo hablamos de fábricas de coches. La Big Tech fundada por Bill Gates apostó hace unos años por México para construir su Región de Centros de Datos número 63, ubicada en el estado de Querétaro. La empresa eligió ese destino por la infraestructura, pero principalmente por la menor latencia a la hora de ejecutar servicios dada la cercanía geográfica.

Desventajas. Sin embargo, no todo es bueno a la hora de relocalizarse en México. Uno de los grandes obstáculos es la falta de energía que permita asegurar las operaciones de las empresas. De hecho, la falta de agua fue uno de los desafíos que hizo dudar a Tesla antes de instalarse en el país. Que México no garantice los servicios básicos a las empresas que consumen mucha energía puede ser un problema muy grande. También el tema de la seguridad suele estar presente en los acuerdos de inversión, dado el poder que tienen las organizaciones criminales en determinadas zonas del país.

No obstante, estos desafíos no están disuadiendo en gran medida a decenas de grandes empresas de relocalizarse o construir nuevas fábricas en el país americano, que ya ve cómo su economía y mercado laboral están creciendo a pasos agigantados.

Imagen: Unsplash

https://magnet.xataka.com/que-pasa-cuando/nearshoring-fin-globalizacion-tal-como-conociamos-mexico-mejor-ejemplo

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