Durante el período Neolítico hasta finales de la Edad del Bronce, la intolerancia a la lactosa prevalecía entre la población europea. Sin embargo, una mutación genética finalmente se generalizó, lo que permitió a los adultos producir lactasa, la enzima responsable de descomponer la lactosa en el cuerpo. Pero la leche ya se había convertido en una parte importante de la dieta humana antes de eso. Entonces, ¿cómo aprovecharon los humanos esta fuente nutricional vital sin sufrir los efectos secundarios? Una nueva investigación arroja luz sobre los métodos utilizados por los agricultores del Neolítico tardío para hacer que los productos lácteos sean más digeribles.
Procesamiento de lácteos y la dieta del norte de Europa
El equipo de científicos y arqueólogos de las universidades de York, Cambridge, Toruń y Kraków utilizó un enfoque proteómico y de análisis de lípidos de múltiples cadenas para investigar cerámicas y depósitos en su superficie del sitio de Sławęcinek en el centro de Polonia. Al examinar la proporción de proteínas de la cuajada, pudieron detectar directamente la práctica de la elaboración de queso y otros procesamientos lácteos que enriquecen la cuajada, según el estudio publicado en la revista Royal Society of Open Science.
Un elemento vital de las antiguas estrategias de subsistencia, la leche se procesaba en queso y otros productos lácteos como el yogur, lo que reducía el contenido de lactosa en la leche, haciéndola comparativamente apetecible para la digestión. La leche se procesó de una variedad de animales para este propósito, lo que indica prácticas dietéticas diversas y variadas.
La autora principal, Miranda Evans, estudiante de doctorado en el Departamento de Arqueología de Cambridge, dijo en un comunicado de prensa de la Universidad de York: “Los resultados proteómicos mostraron que los residuos antiguos se parecían mucho tanto a los residuos de la elaboración del queso moderno como al queso mismo y no a la leche entera. Esto revela que la gente de Sławęcinek practicaba la elaboración de queso u otra forma de procesamiento de lácteos para enriquecer la cuajada”.
Se encontró que el colador de cerámica y los matraces con collar tenían un alto contenido de cuajada, lo que indica la producción de productos lácteos (Evans et al./ The Royal Society)
Estos hallazgos brindan nuevos conocimientos sobre las dietas y los métodos de producción de alimentos de los primeros agricultores. A pesar de la intolerancia a la lactosa generalizada durante el período, hay evidencia de consumo de lácteos durante la era Neolítica. Esto se relaciona con los patrones sedentarios más grandes exhibidos por los seres humanos cuando comenzaron a establecerse y practicar la agricultura, domesticando plantas y animales en el proceso.
Por ejemplo, los huesos de animales con patrones de muerte esperados para los rebaños lecheros, los lípidos lácteos en recipientes de cerámica y las proteínas lácteas en cálculos o placas dentales antiguas sugieren que los productos lácteos eran una parte importante de la dieta de los primeros agricultores. Un estudio de 2012 publicado en Nature aludió a que el arte de hacer queso tiene al menos 7500 años de antigüedad en Europa, como lo demuestran los rastros de grasa láctea en fragmentos de cerámica antiguos.
El Dr. Harry Robson, del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, dijo:
“Estos resultados contribuyen significativamente a nuestra comprensión del uso de productos lácteos por parte de algunos de los primeros agricultores de Europa Central. Si bien investigaciones anteriores han demostrado que los productos lácteos estaban ampliamente disponibles en algunas regiones europeas durante este período, aquí, por primera vez, tenemos evidencia clara de un rebaño lechero diversificado, que incluye ganado vacuno, ovino y caprino, a partir del análisis de la cerámica”.
Intolerancia a la lactosa: una historia de indigestión
La intolerancia a la lactosa es una condición en la que el cuerpo no puede digerir la lactosa, un azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos. Esta intolerancia es causada por una deficiencia de lactasa, una enzima producida en el intestino delgado que descompone la lactosa en azúcares más simples que el cuerpo puede absorber.
Durante el período Neolítico y hasta finales de la Edad del Bronce, la intolerancia a la lactosa era una condición común en casi todo el mundo en Europa. A medida que se generalizó la mutación genética que permitió a los adultos producir lactasa, las personas pudieron consumir productos lácteos sin experimentar efectos adversos. Se cree que esta mutación apareció por primera vez entre las poblaciones que dependían de la producción lechera como fuente importante de alimentos, como las del norte de Europa.
En tiempos contemporáneos, la intolerancia a la lactosa afecta a una parte significativa de la población mundial, particularmente en África, Asia y América del Sur, donde se estima que hasta el 90 % de los adultos pueden ser intolerantes a la lactosa. Por el contrario, la intolerancia a la lactosa es menos común en poblaciones que tienen una larga historia de producción y consumo de productos lácteos, como en el norte y el oeste de Europa; esto también lo corrobora el estudio actual.
La Dra. Jasmine Lundy, del Departamento de Arqueología, concluyó: “Este estudio destaca cuán complementarios son los análisis proteómicos y de lípidos, particularmente para comprender el uso de la vasija de cerámica a lo largo del tiempo. A partir de esto, por ejemplo, pudimos ver que no solo algunas técnicas impermeabilizaban o sellaban las cerámicas, sino también qué alimentos se producían en ellas”.
Imagen de Portada: El ganado se ha utilizado para su producción de leche desde al menos el Neolítico. Fuente: adrianpluskota/Adobe Stock
Autor Sahir Pandey
https://www.ancient-origins.es/noticias-evolucion-origenes-humanos/consumo-leche-neolitico-008024