Litopanspermia: descubren que cristales de sal en meteoritos tienen la capacidad para proteger microorganismos

La vida se abre camino… también a través del espacio interplanetario.

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

La teoría de la panspermia —también llamada exobiogénesis— sostiene que la vida pudo llegar a la Tierra desde el exterior (el espacio). Según la forma de inclusión de la vida se divide en tres clases: la radiopanspermia, que atribuye la entrada de vida a la presión de radiación estelar; la panspermia dirigida que adjudica la inclusión de la vida a seres
extraterrestres existentes; y la litopanspermia, que corresponde al transporte de la vida por medio de meteoritos.

Es de la última, la litopanspermia, que los científicos acaban de encontrar otra evidencia a su favor.

Un equipo interdisciplinario de especialistas en biología, geología y astrofísica del CONICET (Argentina), de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Francia), de Austria, Brasil, España y de otros países demostraron a nivel experimental que un tipo de cristal de sal que se encuentra en ambientes hipersalinos y depósitos sedimentarios de nuestro planeta tiene la capacidad de conferir protección a microorganismos frente a condiciones letales para la vida como el vacío y la radiación ultravioleta de vacío (VUV) que se encuentran en el espacio.

«Hasta el momento no se ha podido demostrar fehacientemente si un evento así, en donde los microorganismos sean capaces de sobrevivir un transporte interplanetario sería verdaderamente factible o no. Nuestro trabajo experimental da indicios de que los cristales de halita son estructuras que pueden otorgar protección a formas de vida microscópicas frente a algunas de las condiciones que se encuentran en el medio interplanetario y constituye información científica valiosa, por ejemplo, en función de la hipótesis de la litopanspermia», afirmó Ximena Abrevaya, investigadora del CONICET en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE).

Simulación de viaje interplanetario

Abrevaya y sus colegas se centraron en un tipo de cristal de sal, en particular uno llamado halita (compuesto por cloruro de sodio cuya fórmula es NaCl) porque se los ha encontrado en meteoritos (por ejemplo, en uno de Marte llamado Nakhla) y porque en la naturaleza se han hallado microorganismos atrapados en su interior, un proceso que ocurre naturalmente tanto en la Tierra actual, como en el pasado.

A partir de varios estudios se han descubierto microorganismos atrapados en cristales de halita del Pérmico (entre 299 millones de años y 251 millones años atrás) y del Triásico (entre 251 millones de años y 201 millones de años atrás).

«Esto sugiere que la halita podría funcionar como estructura de preservación de microorganismos», destacó Abrevaya, quien es astrobióloga y doctora en Ciencias Biológicas.

El meteorito Nakhla tiene una estructura en forma de huevo (que se muestra en esta imagen microscópica) que se asemeja a una célula biológica fosilizada de nuestro propio planeta.

En un siguiente paso, el equipo de investigación emuló, en condiciones de laboratorio, el proceso natural en el cual los microorganismos quedan incluidos dentro de cristales de halita. Utilizaron dos tipos de microorganismos, una arquea halófila (Haloferax volcanii) que habita en ambientes hipersalinos donde se encuentran cristales de halita, y una bacteria que es radiotolerante al UV (Deinococcus radiodurans).

Con fines comparativos se realizó lo mismo en otro tipo de cristal (de una mezcla de minerales), y se prepararon muestras de microorganismos que no contaban con la protección de cristales.

Luego, para simular experimentalmente condiciones del medio interplanetario recurrieron a un acelerador síncrotron, particularmente en las instalaciones del Laboratorio Nacional de Luz Síncrotron (CNPEM) en Campinas, Brasil. Allí sometieron a los microorganismos, atrapados o no dentro de cristales, a niveles de vacío como los que se encuentran en la órbita terrestre y a radiación ultravioleta de vacío (VUV) tal como la que recibirían durante una superfulguración solar proveniente del Sol joven, hace unos 3.800 millones de años —que es el contexto temporal cuando se cree comenzó la vida en la Tierra y de este estudio—.

Foto de halita, un tipo de cristal de sal que se encuentra en ambientes hipersalinos y depósitos sedimentarios de nuestro planeta, pero también en Marte y en meteoritos. Crédito: Ximena Abrevaya et al.

Como resultado de esos experimentos, el equipo comprobó que los microorganismos atrapados en cristales de halita mostraban niveles de supervivencia superiores a los que se encontraban en otro tipo de cristal obtenido de mezclas de sales y muy superiores a aquellos que no estaban incluidos dentro de cristales.

«Es importante destacar la alta protección que proporciona la halita en comparación con los cristales compuestos por mezclas de sales. Estos hallazgos contribuyen a ampliar nuestro conocimiento acerca de los efectos protectores de la halita ya que estudios previos habían analizado solamente un efecto protector en un rango de radiación UV de longitudes de onda más larga», indicó Abrevaya.

«Los resultados de nuestro trabajo sugieren que la halita aumentaría significativamente las probabilidades de supervivencia de microorganismos en cuerpos planetarios sin atmósfera, o en meteoritos como por ejemplo en el contexto de la hipótesis de la litopanspermia», concluyó.

El trabajo detallando el hallazgo ha sido publicado en la revista especializada Astrobiology.

Fuente: CONICET. Edición: MP.

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