El método budista «darse cuenta tres veces» (también conocido como «detenerse tres veces» o «tres toques de atención») es una práctica de atención plena para cultivar la conciencia y la presencia en el momento presente. La práctica consiste en hacer una pausa y prestar atención a lo que está sucediendo en el momento presente tres veces durante el día.
En cada ocasión, se toma un momento para detenerse y observar lo que está sucediendo en ese momento, ya sea interno o externo. Luego, se toma nota de lo que se observa, sin juzgarlo ni tratar de cambiarlo. Finalmente, se respira profundamente y se continúa con las actividades cotidianas con una mayor conciencia y presencia.
Esta práctica puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales, lo que a su vez puede ayudarnos a tomar decisiones más conscientes y vivir una vida más plena y satisfactoria.
Hoy quiero compartir un texto maravilloso de Osho. Aunque algunas personas lo etiquetan como un gurú, prefiero ver a cada ser humano como un maestro que puede enseñarnos algo valioso en cualquier momento de nuestras vidas.
Darse cuenta 3 veces
Los Budistas tienen un método particular al que llaman «darse cuenta tres veces».
Si surge un problema (por ejemplo, si alguien siente de pronto una emoción tóxica: ambición o enojo), tiene que darse cuenta tres veces de que está ahí.
Si hay enojo, el discípulo tiene que decir interiormente tres veces: «enojo… enojo… enojo», solo para darse cuenta por completo, de manera que la conciencia tome nota. Eso es todo; después sigue haciendo lo que estaba haciendo. No hace nada con el enojo, sino que simplemente se da cuenta tres veces de que está ahí. Es hermosísimo.
En el momento en que tomas conciencia de eso y te das cuenta, desaparece.
No puede atraparte porque solo puede hacerlo cuando no estás consciente.
Este darte cuenta tres veces te vuelve tan consciente por dentro que quedas separado del enojo.
Puedes verlo objetivamente porque está «ahí» y tú estás «aquí».
Buda les dijo a sus discípulos que hicieran eso con todo.
Comúnmente, todas las culturas y civilizaciones nos han enseñado a reprimir los problemas, de manera que poco a poco uno deja de ser consciente de ellos, incluso tanto que los olvida, cree que no existen.
Lo correcto es justo lo opuesto.
Toma conciencia de ellos por completo, y al tomar conciencia y concentrarte en ellos, se disuelven.
«Darse cuenta tres veces» nos recuerda que la verdadera comprensión no se logra con una simple observación, sino que requiere una atención constante y un esfuerzo continuo. Solo al ser conscientes de nuestra propia ignorancia, podemos comenzar a descubrir la sabiduría que reside dentro de nosotros. Que este recordatorio nos inspire a ser pacientes y persistente.
«No busques la felicidad fuera, la verdadera felicidad está dentro de ti».
Por Aleja Bama