Fuente: “La vida empieza cada día” de Anne Ugartiburu.
El término confianza puede referirse a varias cosas: a la esperanza de que algo se desarrolle conforme a nuestras expectativas o que alguien se comporte o actúe de acuerdo con lo que esperamos, a la seguridad en nosotros mismos, a la familiaridad en el trato o al ánimo y vigor para hacer algo.
La palabra confianza es clave cuando hablamos de bienestar emocional. Por tal motivo, haremos algunas reflexiones sobre ella en esta entrada.
Si se tata una persona, tener confianza implica que podemos compartir con ella cualquier proyecto o situación íntima, sabiendo que rema a nuestro favor.
Si tenemos un proyecto que está en sus comienzos, tener confianza supone la capacidad que poseemos de fiarnos de que este se da en el momento adecuado y de que estamos preparados para ello.
Sabemos que las circunstancias externas no dependen de nosotros, pero lo compensamos con nuestra intención, con la confianza en que todo saldrá bien. Muchas veces, hacemos predicciones sobre lo que esperamos que suceda en una determinada situación. Es lo que se denomina “profecía del autocumplimiento”. Antes de que vivamos el resultado, ya lo estamos anticipando, lo cual hace que inconscientemente facilitemos que eso ocurra. Si tiendes a elaborar pronósticos negativos sobre lo que va a suceder, te recomiendo cambiar tu forma de predecir o, al menos, adoptar una mirada neutra sobre el futuro inmediato.
Confío en ti
Al confiar en alguien, ya sea nuestra pareja, un amigo o un colaborador, le estamos adjudicando garantías y valor a una persona que, entendemos, es digna de credibilidad. Hacerlo no es condescendencia ni un favor, sino más bien la actitud de un alma agradecida.
Hay algo característico de la confianza, y es que no se puede tener a medias. O confías o no confías en la otra persona.
La confianza en alguien suele implicar:
– Saber qué puedes esperar de esa persona en una situación importante.
– Poder confiarle un secreto y tener la seguridad de que no hará un mal uso de esa información.
– No necesitar de muchas palabras para comunicarnos. Tu persona de confianza enseguida entenderá lo que estás viviendo y sintiendo.
Confía en mí
La confianza que otros depositan en nosotros puede ser fuente de muchos malentendidos.
A menudo no somos conscientes de las expectativas que tienen los demás sobre nosotros. Es interesante estar atento a ello, ya que lo que esperan quizá sean quimeras imposibles con las que no podamos lidiar. En ese caso lo natural es comunicarlo al otro para evitar un desengaño.
Hay personas que creen que somos adivinos, que sabemos lo que sienten sin que se expresen al respecto, pero no es así. Un ejercicio saludable para medir la confianza del otro es preguntarnos o incluso preguntarle:
– ¿Qué significa para él o ella que seas merecedor de esa confianza?
– ¿Qué espera de vuestro vínculo?
– ¿Te acepta esta persona en tu totalidad, con tus virtudes y defectos?
Autoconfianza
La autoconfianza es la más importante para el bienestar personal.
Además de confiar en otras personas y de ganarnos su confianza, es indispensable que tengamos fe en nosotros mimos. Podemos creer en nuestras capacidades e incluso darnos cuenta de nuestros logros, pero quizá aun así no confiemos del todo en nosotros mismos.
Esta carencia puede hacernos sentir miedo o incluso síndrome del impostor, la sensación de no merecer la suerte o los méritos que nos atribuyen.
Para reforzar la autoconfianza, observa todo lo que has logrado en tu camino hasta aquí y que quizá nunca celebraste. Ahora es el momento de traerlo al presente y valorarlo. No fue fruto de la casualidad. Fuiste tú quien hizo todo eso, la misma persona que va a seguir haciéndolo más y mejor.
Las siguientes preguntas te pueden ayudar a reflexionar sobre tu nivel de autoconfianza:
– ¿Necesitas que otros validen tus logros o eres capaz de darte cuenta por ti mismo?
– ¿Sabes aceptar un halago o reconocimiento sin disculparte o sentirte incómodo?
– Cuando las cosas se tuercen, ¿te sientes capacitado para darle la vuelta a la situación?
Cada vez que tengas dudas o conflictos que te paralicen, repite la palabra confía. Confía en la vida, confía en que llegarán cosas mejores, confía en que esto sucede por algo que conviene, aunque no lo entiendas ahora.
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