¿Existe o no existe el libre albedrío?

Interesante artículo que pone a prueba nuestras ideas y concepciones de la realidad y de nosotros mismos.
Como los lectores ya saben mi posición es contraria a lo que formula el artículo, no obstante me ha parecido un elemento ideal para meditar y analizar racionalmente.
al final del artículo señalaré mis objeciones y comentario respecto al mismo, eso si desde el punto de vista budista.
maestroviejo
LA LIBERTAD ES UNA REALIDAD, EL LIBRE ALBEDRÍO UNA FICCIÓN.

Concibo a la «libertad» como la expresión libre (sin trabas, sin obstáculos, sin represión, sin impedimentos) de la naturaleza y la voluntad «no electivas» bajo cuya determinación actuamos. Así, un ave es libre cuando se le permite volar y pierde su libertad al ser enjaulada. La libertad es una característica de todos los seres, de la que, sin embargo, se les puede privar por agentes que se le opongan, anulando la expresión de su naturaleza-voluntad no electiva.

Concibo el «libre albedrío» como la capacidad de elegir entre diversas alternativas y ser agente consciente en dicha elección. Creemos tener ésta facultad en contraste con los animales, a quienes atribuimos actuar por «instinto». Ahora bien, considero que el libre albedrío es una ficción, una ilusión cognitiva, dado que, respondiendo todo efecto a una causa o a una multicausalidad, cada «elección» está previamente condicionada, de forma tal que no se da elección alguna.

En resumidas cuentas, establezco una distinción entre los conceptos de «libertad» y «libre albedrío». La libertad es una realidad, el libre albedrío una ficción. Concibo a la libertad como el despliegue de la naturaleza, las potencialidades y la voluntad «no electivas» del individuo siguiendo las determinaciones causales, mientras que defino al libre albedrío como la creencia mágica en la «capacidad electiva» de la volición del individuo fuera del orden causal determinante.

Los argumentos en los que fundamento mi postura son los siguientes:

1. Argumento de causación

2. Argumento lógico

3. Argumento ontológico

4. Argumento hipotético

1. Argumento de causación

No existen diversas posibilidades entre las cuales elegir, sino solo una, la de lo que se realiza. La creencia de que existen más posibilidades aparte de la que se realiza y que hubiese podido ser de otro modo al que es tiene su raíz en el desconocimiento de las causas que operan para conducir a un efecto y en la no aceptación de esa ignorancia, que es reemplazada por las fantasías de la mente que plantea otros posibles efectos que no son correspondientes a las causas reales, obviando así la ley de causa-efecto. Pues si las causas que posibilitan el “pudo” o “hubiera” estuviesen presentes, se habría consumado el efecto y en su lugar tendríamos el “es”; pero de igual forma que estando las causas no puede faltar el efecto, no estando las causas no puede producirse el efecto.

El “hubiera sido pero no es” o el “pudo ser pero no fue” implica un desdoblamiento de la realidad en una alteridad ficticia puramente virtual.

Imaginen a un niño de tres años, que desconoce las leyes de la física y la ley de gravedad, y que además no tiene la suficiente experiencia en lo respectivo al funcionamiento del mundo, de forma tal que teniendo en la mano una pelota y abriéndola, cree en su desconocimiento que existen diversas posibilidades para el curso de la pelota: que al abrir la mano sin ejercer otro movimiento que éste, la pelota caiga, la pelota ascienda hacia el cielo, la pelota tome un rumbo horizontal hacia la derecha, hacia la izquierda, de frente… Una vez abierta la mano, la pelota cae al piso y el niño cree que entre las múltiples posibilidades de movimiento que existían para la pelota se ha realizado la de caer, pero que pudo ser de otro modo, que la pelota pudo haber ascendido o permanecer flotando en el aire. Si comprendiese las causas que operan, comprendería que no eran posibles las demás alternativas que en el desconocimiento de las causas operantes su imaginación formulaba.

El presente caso se debe a la ingenuidad e inexperiencia. Pero en las personas adultas este comportamiento, que es el que aplican al libre albedrío, creyendo que existen diversas posibilidades de hecho y no únicamente la que se realiza porque es la que las causas determinan, tiene su razón de ser en la no aceptación de que se desconocen las causas subyacentes, en la no aceptación de la propia ignorancia, en la no aceptación de que se nos escapa la realidad de las manos: se pretende aprehender lo que no se aprehende, conocer lo que no se conoce y asumir un protagonismo del que estamos desprovistos, cediendo a un ansía territorial de control sobre aquello que no solo no controlamos, sino que nos controla por entero.

Todo efecto tiene una causa o una pluralidad de causas que operan con igual o distinta fuerza en diversos niveles, de forma tal que no cabe azar o elección alguna fuera de la determinación subyacente al orden de la realidad. El efecto o «elección» es un resultado necesario (no opcional) de las causas operantes, correspondiente a las leyes de causalidad (en oposición a la casualidad).

2. Argumento lógico

Solo es lo que es. No es lo que no es.

Primera ley lógica: la ley de identidad. A es A, A no es no A. Afirmar que A es no A en el mismo sentido, tiempo y lugar, ignora dicha ley.

Vamos a designar a lo que “pudo haber sido” como A. Vamos a designar a lo que efectivamente “es” como B.

En este caso afirmar que A es B, es afirmar que A no es A, pues es pretenderlo simultáneamente hecho y posibilidad no consumaba, y el “pudo haber sido” y el “es” son por definición excluyentes. O es o no es. Pero si es no puede no ser y si no es no puede ser.

Pudo haber sido = no-es es = pudo el no haber sido haber sido = pudo lo que no es ser = la negación de A pudo ser la afirmación de A.

Pudo haber (no se realizó, no es) sido (del ser, del realizarse, del es) implica una contracción. La misma formulación “pudo haber sido” se auto-anula porque encierra la negación de la realización en el “pudo haber” (que no fue) y la afirmación de la realización en el “sido”, (de “haberse realizado”). Pero lo que no se realizó no es lo que se realiza. La negación de A no es la afirmación de A; no A no es A. Por lo tanto, la creencia en el “pudo haber sido, pero no fue” niega el principio lógico de la identidad.

3. Argumento ontológico

La “elección” es acontecer, devenir, pero el ser no acontece, no deviene. Del ser deriva el devenir, no del devenir el ser. Siendo el ser previo ontológicamente, lógicamente y temporalmente al devenir, la condición ontológica precede a la “elección”. Siendo la condición ontológica la que determina la “elección”, esta no es libre, puesto que deriva de una causa previa que la determina en una casilla específica. Así, el bueno elige el bien, pues su ser bueno determina su elección buena; el malo elige el mal, pues su ser malo determina su elección mala. Si el bueno “eligiese” el mal, no sería tal; si el malo eligiese el “bien”, no sería tal. Nosotros somos buenos y malos, luego “elegimos” el bien y el mal, de lo contrario no seríamos tales. Ergo, no hay “elección” donde el ser es causa ineludible del acontecer (el ser rojo del acontecer rojo; el ser amarillo del acontecer amarillo; el ser blanco del acontecer blanco). En la causa está predeterminado el efecto (análogamente, en la semilla está predeterminado el fruto). Esto es así más aun teniendo en cuenta que el ser de donde la “elección” emerge no se elige, puesto que de ser así ¿quién tomaría esta “elección” sobre el ser que le suceda sino el ser que le antecede? Con esto la “elección” partiría de una determinación. Si, por otro lado, no hay ser que “elija”, no podríamos hablar del libre albedrío individual, sino de la libertad absoluta del no-yo. Asimismo, creer que el ser previo que determina la acción puede “elegirse” (como si no existiese a su vez un ser previo a éste “elegir” que determinase la casilla de la “elección”) implica invertir el orden del ser y el acontecer, colocando al acontecer antes y por encima del ser como su fundamento, cuando es precisamente el ser el fundamento último del acontecer.

4. Argumento hipotético

Aun si partiéramos de la hipótesis de la existencia imperiosa (fatídica) del libre albedrío, tomando a éste por fundamento, tendríamos que concluir que el libre albedrío no existe, pues su presunción supondría un oxímoron. Puesto que creer que la causa (libre albedrío) del accionar es necesaria (obligada) implica una contradicción de base: se asume la obligatoriedad en el marco del libre albedrío, lo que se opone al mismo. Y es así porque al no disponer de la elección inicial de elegir no elegir (pues esto también sería una elección), sino que partimos de la base electiva, resulta que la elección es obligada. Luego, todo lo demás también lo es. Pues de la esclavitud fundamental (en cuanto es fundamento) no puede nacer la libertad: a lo más una libertad ficticia sobre la base de la esclavitud, juegos díscolos en una cárcel. En resumidas cuentas, si la condición electiva es de por sí forzada, entonces lo que derive de ella lo será también por fuerza. Así, nos vemos inmersos en un laberinto de obligaciones del que no escapamos, privados de libertad, con la terrible carga de sobrellevar un cúmulo de elecciones que no hemos elegido. Somos arrojados por la fatalidad en las fauces de un sistema, de un mundo virtual a cuyas leyes nos ceñimos, pero sobre el cual no hemos tenido ninguna elección, así como tampoco sobre sus reglas de juego y sobre la condición inicial de una elección impuesta, y en el que nos vemos constreñidos a participar ceñidos a dichas leyes sin ninguna escapatoria.

***

Algunos de los contra-argumentos que se esgrimen en contra de la postura fatalista aquí expuesta y a favor del libre arbitrio, son:

A. El de la suposición

B. El de las consecuencias

C. El de la liberación espiritual

A continuación, paso a rebatir dichos contra-argumentos.

1. Refutación del argumento de la suposición

La creencia mágica del libre albedrío no se comprueba, sino que se presupone. Sus defensores suelen decir: “existe el libre albedrío porque puedo elegir”. Lo que es equivalente a afirmar: “existe el libre albedrío porque existe el libre albedrío”. El mismo suele plantearse de forma más “elaborada” y “sutil” partiendo de premisas como la de que “una acción podría no haberse dado si hubiera decidido la opción contraria” para alcanzar la conclusión de que “porque al final se trata de una decisión personal libremente elegida”. Sin embargo, tal demostración parte del supuesto de la existencia de aquello mismo cuya existencia se pretende demostrar (libre albedrío), con lo cual se incurre en la falacia lógica «petitio principii» o «petición de principio», de forma tal que el argumento queda automáticamente invalidado.

2. Refutación del argumento de las consecuencias

Muchos aducen la existencia del libre albedrío por motivaciones puramente moralistas, no en razón de si tal creencia es verdadera o falsa. Su criterio no es criterio de veracidad sino de moralidad. Sacrifican así el ámbito de la verdad, la realidad o los hechos al de la valoración moral. De tal guisa, argumentan que «el libre albedrío existe porque de lo contrario se eximiría de toda responsabilidad y culpa a los agentes de acciones perniciosas, y cada quien obraría impunemente según su antojo, con lo cual viviríamos en el caso moral y social, fuera de todo sentido de justicia».

Sin embargo, este argumento incurre en la falacia lógica «ad consequentiam», consistente en sacar a colación las consecuencias catastróficas o benéficas de algo para pretenderlo falso o verdadero respectivamente, lo cual implica una distorsión de la cognición, pues el hecho de que algo tenga resultados positivos o negativos no implica que sea verdadero o falso. No se prueba la verdad o falsedad del hambre o la saciedad, o de una enfermedad o de la salud, por ejemplo, arguyendo que trae graves consecuencias o grandes beneficios. Además, al incurrir en dicha falacia, el argumento se presenta inválido.

Nuestra preocupación por la ética no debería inducirnos a negar los hechos y traicionar la verdad, sino, antes bien, a atenernos a la realidad a fin de actuar eficazmente sobre ella conociendo su funcionamiento tal y como es y no reemplazándolo por nuestras fantasías de lo que nos gustaría que fuese.

Entonces podremos luchar por una ética realista.

3. Refutación del argumento de la liberación espiritual

También están quienes arguyen, desde la filosofía oriental, que, si bien partimos de una serie de influencias condicionantes, cabe un des-condicionamiento progresivo a través de la meditación y/o la praxis espiritual, hasta alcanzar la liberación final, que, por ejemplo, en el budismo se denomina «Nirvana», estado en el cual, afirman, se obra entonces desde el libre arbitrio.

Lo que sostienen sobre la enseñanza budista (que es válido para otras símiles) referido al des-condicionamiento progresivo y a la liberación es cierto, pero de aquello no se sigue la conclusión de la existencia del libre albedrío. ¿Por qué? El despierto o liberado, no lo es en calidad individual, no lo es desde su yo finito y condicionado, sino desde su no-yo, que es el mismo en todos, siendo el no-ego indiferenciado la raíz de una pluralidad de egos diferenciados. La vacuidad del yo es la esencia misma de todos los fenómenos y es lo que el liberado realiza. Solo la vacuidad conoce a la vacuidad, solo la vacuidad es la vacuidad: esa es la omnisciencia. El liberado es desde la vacuidad. Cuando no existe un yo, no existe tampoco alguien que “elija”. Cuando existe un no-yo, todas las posibilidades son y no son en simultáneo porque todos los niveles del ser han sido realizados y saldados desde la unidad indiferenciada. La “elección”, al contrario, se mueve en el nivel de diferenciación y su ilusión no hace sino reforzarla.

Cito al Vajracchedikā Prajñāpāramitā Sūtra, también conocido como «Sutra del Diamante»:

Dijo Buddha:

Subhūti, ¿qué piensas de esto? El liberado que ha obtenido el Despertar perfecto, ¿puede jactarse de ello, diciendo: “He obtenido el Despertar perfecto”?

No, Maestro, porque no existe una condición que se llame Despertar perfecto. Si un liberado que hubiera alcanzado el Despertar perfecto se dijera a sí mismo: “Yo soy así”, haría intervenir necesariamente la noción de una entidad llamada ego, de una personalidad, de una individualidad separada. Conceptos, todos éstos, que en esta fase ya no sirven, ya no significan nada.

Desde el hinduismo, asimismo, cabe afirmar que el Ātman, propósito de la liberación del liberado, no es individual, ni finito y ni condicionado, sino que es un principio universal, infinito e incondicionado que es el núcleo o identidad real de todos y cada uno de los seres; es la unidad indiferenciada que es raíz-corazón de una pluralidad de individuos diferenciados. Por ende, es la esencia misma de todos los fenómenos aquello que el liberado realiza-reconoce en sí mismo. Siendo así, no existe un «yo individual» desde el cual elegir, lo que sólo sería viable (de serlo) en un nivel fragmentario regido desde la dualidad («esto o aquello»), sino una «identidad suprema» que acoge todos los fenómenos en su omnipresencia, omnipotencia, omniposibilidad, y que es transcendente del «yo» particular en su unidad universal.

El Creador presente en todas partes, hace que cada uno represente su papel de acuerdo con su karma. Lo que no está destinado, no ocurrirá, a pesar de todos los esfuerzos. Lo que está destinado ocurrirá. Esto es seguro. Por lo tanto, es mejor permanecer en silencio. 

–Sri Rama Maharshi

¿Será por eso que el sabio, como señalan diversos maestros del Oriente, no tiene preferencias, ubicándose más allá del placer y el dolor, más allá del «sí» y del «no», más allá de la afirmación y la negación, más allá de los opuestos? Pues el verdadero sabio en el ser humano es el principio supremo, que el sabio, como perfecto receptáculo, acoge conscientemente.

Cabe recordar, además, que las tradiciones orientales, tales como el budismo o el hinduismo, son denominadas fatalistas, porque no incorporan la noción del libre albedrío, sino que sostienen la existencia de un entramado multicausal que opera en diversos niveles y que determina todos los eventos cósmicos y acciones colectivas e individuales (karma). Según esta perspectiva, todos los eventos y acciones son condicionados y no escapan a la concatenación causal exacta que constituye su karma.

Puesto que el libre albedrío no existe porque ningún efecto puede sustraerse a la causa que lo determina o a la red multicausal en la que está inserto, la coherencia entre el sentir, pensar y hacer, la integridad unitaria del ser que se cultiva en la meditación, no puede deberse a él, sino a un despliegue natural no electivo del ser que se reencuentra a sí mismo en el conocimiento de sí.

El autoconocimiento es crucial para la integración del ser, en la medida que permite conocer las capas condicionantes más superficiales, las medias o incluso las más profundas, sin que eso implique la ruptura de la predeterminación de todo, incluyendo dicho conocimiento de los condicionantes. Al conocerse, uno puede actuar con más panorama, de acuerdo a su más profunda naturaleza-voluntad no electiva, liberándose de la enajenación o condicionamientos externos alienantes que obstruyen su libertad consistente en el despliegue libre de su verdadero ser no electivo (no confundir libertad con libre albedrío). El libre albedrío tampoco entra en juego aquí, sino una lógica ilación de causas-efectos, que los antiguos denominaban Fatum o «Destino», más aún teniendo en cuenta que el tiempo es una ilusión y que todos los eventos, pasados, presentes y futuros coexisten en un «instante eterno» o en la intemporalidad.

Al ser conscientes, el libre albedrío no obra, sino que obran procesos naturales y necesarios que no se sustraen a las leyes de causalidad. La consciencia es una espectadora pasiva. El proceso puede, no obstante, culminar en la suprema consciencia, con lo cual se da la liberación de todas las ataduras, de todos los condicionantes, o lo que se llama iluminación, pero entonces el libre albedrío, no existiendo, tampoco juega rol alguno, sino la propia necesidad que empuja a las cosas en una dirección u otra según el Dharma (en términos budistas) o de acuerdo con el juego cósmico o Lila-Maya (en términos hindúes). Con Dharma me refiero a la «ley cósmica» que lo rige todo y de la que todo depende, al «Destino». El término «Dharma» tiene diversas acepciones.

Algunos seres humanos estamos capacitados para la reflexión, pero esta no surge por azar o del libre albedrío, sino que responde a causas subyacentes inalienables que siguen la ley de la causación en la que confluyen los diversos niveles de la realidad. Los pensamientos irrumpen en la consciencia cuando ya se han fraguado en una región incognoscible del alma. Esto se visibiliza en la auto-observación de los pensamientos que irrumpen en la consciencia (meditación). También es experimentalmente probado por la neurociencia, que arroja el resultado de que pensamientos y resoluciones aparecen en la conciencia milésimas de segundo después de haberse fraguado en un fuero inconsciente. La flecha es arrojada desde la oscuridad en una dirección sin previo aviso, y solo la vemos cuando ya fue lanzada. El pensamiento es enteramente condicionado.

***

Reflexión final

Por todo lo anteriormente expuesto, no existe un “podría haberse dado” más que como una virtualidad de la imaginación desconectada del hecho real, de lo que es, de lo que se da. La realidad no admite podrías, solo admite lo que es, y solo es lo que puede ser o, mejor dicho, solo es lo que es. El “podrías” o “hubieras” pertenece al plano de la ficción o especulación virtual, a un nivel del tiempo y del espacio que no son éstos en los que eso que “pudo darse” no se da o queda excluido -no existen causas que sustenten tal efecto pues de lo contrario habrían conducido a él-. La realidad no se revierte y, por lo mismo, no existen ni podrías ni hubieras. Los efectos parten de causas y son éstas las que los determinan en un sentido y no en otro. La realidad sigue una línea recta y sobre ella imaginamos una pluralidad de líneas que no se consuman en hechos. Solo el hecho es real.

Por otro lado, a pesar de la perspectiva de los moralistas, sí existe la ética aun reconociendo el fatum (destino o predeterminación): en el budismo, el hinduismo, entre griegos y romanos, etc. Pues la ética también está inscrita en el fatum. Cuando nos arrepentimos y enmendamos, eso es fatum. Cuando reconocemos que hemos actuado mal y procedemos a actuar bien, eso es fatum. Cuando pedimos perdón y perdonamos, eso es fatum. También cuando permanecemos en la ceguera perpetrando daño, eso es fatum. Todo responde al fatum.

(He escrito condicionada por diversos factores conocidos y desconocidos que han confluido dando lugar a la acción y al resultado final de este ensayo. No he escrito bajo el libre albedrío. Lo sé porque me he observado mientras escribía.)

https://pijamasurf.com/2023/06/existe_o_no_existe_el_libre_albedrio/

Tal y como indique al principio una vez leído este artículo paso a dar mi opinión.

En primer lugar y cuando se hace referencia al libre albedrio en el budismo se menciona al nirvana. La ausencia de individualidad en el nirvana es sinónimo de que la unidad de conciencia, actúa como una mente omnisciente, liberada de todas las conductas contaminadas y dotada de una sabiduría total. No me he planteado nunca si esa mente tiene o no, libre albedrio, sería una interesante reflexión. Pero lo que no tengo ninguna duda es que como seres individuales con ego manifiesto si tenemos libre albedrio.

El budismo lo dice claramente que toda acción que desempeñemos tiene una reacción posterior. Esto se llama Karma. Si no tuviésemos libre albedrio todo el karma sería igual y por tanto nuestras vidas serían iguales.

Por que;  Un niño muere a las pocas horas, una mujer tiene infinita suerte o un anciano se muestra lúcido hasta el final de sus días Todo lo que somos (bellos, feos, inteligentes, perspicaces…) todo es producto de infinitas semillas de karma que hemos plantado, anulado, desarrollado… a lo largo de nuestras infinitas vidas.

Para el budismo, esto es una evolución de nuestro continuo mental y por tanto una prueba irrefutable de que al menos Él, nuestro continuo mental, tiene libre albedrio.

maestrobiejo

7 comentarios en “¿Existe o no existe el libre albedrío?

  1. Sobre el ensayo.

    Al afirmar:
    » más aún teniendo en cuenta que el tiempo es una ilusión y que todos los eventos, pasados, presentes y futuros coexisten en un «instante eterno» o en la intemporalidad.»

    Se incurre en una falacia lógica que da por cierto algo no probado. El tiempo no es una ilusión, y el pasado, presente y futuro no coexisten en lugar alguno. Ésta es una idea aceptada por la ciencia como derivación de las ideas de Einstein, pero éso no la hace cierta. De hecho es falsa, incluso estúpida.

    Sobre el comentario final.

    » El budismo lo dice claramente que toda acción que desempeñemos tiene una reacción posterior. Esto se llama Karma. »

    Te hago notar que, por ése mismo razonamiento, toda acción que desempeñemos es reacción posterior a una acción desempeñada anterior. Y, por tanto, inevitable, ineludible y determinada; lo cual anula la posibilidad de libre albedrío.

    Dos apuntes propios.

    — No hay que confundir libre albedrío con libertad personal. Son cosas distintas.

    — La realidad, el ser, el universo, la vida, son absolutamente deterministas; el libre albedrío es una fabulación conceptual humana.

    Las cosas son de la única manera que pueden ser, lo que ocurre es que no podemos conocer todas las variables que influyen en la ecuación para que las cosas sean, lo que nos lleva a postular la existencia de libre albedrío; pero no es más que una ilusión.

    1. Hemos hablado muchas veces sobre el Karma pero no consigo explicar bien.
      Efectivamente toda reacción tiene una acción precedente.
      ¿Qué significa esto?
      Que al utilizar el libre albedrio, optas por un camino y ese camino deja un precedente de manera que la próxima vez, que tu tengas que elegir, tenderás a elegir, lo anterior, pero no necesariamente.
      Una persona que roba aquello que le gusta, puede desarrollar una tendencia e intentar sustraer todo lo que atrae. Sin embargo, gracias a la ética o la moral o al Dharma. Esta persona puede darse cuenta que su acción le está perjudicando y cambiar la tendencia. abstenerse de robar y superar los deseos.
      El Karma madurado son las semillas de acciones contaminadas que ya no es posible cambiar.
      Una enfermedad, el sufrimiento, la soledad, la suerte, la salud… son factores que tenemos hoy y que son producto de un karma que ha madurado.
      Pero todos los días generamos karma.
      Nosotros con nuestro libre albedrio, podemos depurar el karma sembrado, antes de que madure.
      Cuando sufrimos en el presente, podemos hacerlo con aceptación o ira y ansiedad.
      Si aceptamos el sufrimiento, depuramos el karma que lo provocó (aunque no sepamos nunca la acción que lo provocó, ya que cometemos millones de acciones diarias).
      Todo lo que hacemos, pensamos y decimos genera karma.
      El karma tiene un proceso (como una semilla). El proceso puede ser depurado siempre antes de que madure.
      La muerte no depura el karma. en nuestro cuerpo nuevo, se manifestará la maduración de las semillas de nuestras vidas pasadas.
      Todo acto que realizamos tiene una importancia enorme, para nosotros y el resto de seres.
      maestroviejo

  2. ¿ Sabes ? A ti te ocurre algo que es muy habitual en los humanos, sobre todo en occidente aunque no sólo. Tomas una religión como base y te construyes tu propia versión » a la carta «, resaltando aquello que te acomoda y evitando aquello que no. En tu caso es el budismo, te dices budista pero lo que defiendes no es budismo, es una versión tuneada a tu gusto. Es como los que se dicen musulmanes y fuman, beben alcohol o matan gente inocente. O los que se dicen cristianos y no van a misa, mienten, roban o se divorcian. Desde hace tiempo es muy habitual escuchar eso de » católico no practicante «, como si fuese algo cuando no es más que una idiotez. Es como decir que eres » asesino en serie no practicante «. Una imbecilidad más, propia de los humanos.

    Te guste o no, el budismo no contempla el libre albedrío. Citando el ensayo anterior :

    » Cabe recordar, además, que las tradiciones orientales, tales como el budismo o el hinduismo, son denominadas fatalistas, porque no incorporan la noción del libre albedrío, sino que sostienen la existencia de un entramado multicausal que opera en diversos niveles y que determina todos los eventos cósmicos y acciones colectivas e individuales (karma). Según esta perspectiva, todos los eventos y acciones son condicionados y no escapan a la concatenación causal exacta que constituye su karma. »

    Y ésto es así, opines tú lo que opines.

    » Al ser conscientes, el libre albedrío no obra, sino que obran procesos naturales y necesarios que no se sustraen a las leyes de causalidad. La consciencia es una espectadora pasiva. El proceso puede, no obstante, culminar en la suprema consciencia, con lo cual se da la liberación de todas las ataduras, de todos los condicionantes, o lo que se llama iluminación, pero entonces el libre albedrío, no existiendo, tampoco juega rol alguno, sino la propia necesidad que empuja a las cosas en una dirección u otra según el Dharma (en términos budistas) o de acuerdo con el juego cósmico o Lila-Maya (en términos hindúes). »

    Todas las opciones que eliges, los caminos que emprendes, las semillas maduradas de acciones contaminadas, los procesos kármicos y el desarrollo personal, están condicionadas por elementos previos que no por desconocidos son inexistentes.

    Tu crees que meditas por una decisión personal, pero no es así. Crees que iniciaste éste blog por decisión propia pero no es así. Crees que elegiste a tu pareja, tu gato o tu coche libremente, pero no es así.

    Lo repito. Que tengas libertad personal y capacidad de elección no significa que tengas libre albedrío. Son cosas distintas. La libertad personal es concreta e individual, mientras que el libre albedrío es absoluto y universal.

    Tu crees que eliges libremente, y de hecho lo haces pero no porque seas libre de decidir sino por que eres ignorante de las causas que determinan tu elección. La existencia de ésas causas anula la posibilidad de libre albedrío, pero no impide la libre elección, entendida desde una perspectiva humana particular.

    Tu problema sobre este tema es doble. De una parte está lo de la religión a la carta que te has creado y de otra que piensas que libre albedrío y libertad personal son la misma cosa, por lo que negar la existencia de uno nos priva de la otra, pero no es así. Tenemos libertad para elegir pero no elegimos por libre albedrío.

    Y el budismo, el real, niega la existencia y/o posibilidad de libre albedrío.

    1. No puedo por menos que sonreír al leer tu comentario.
      Sobre todo con la frase «Y ésto es así, opines tú lo que opines.»
      No se puede ser budista leyendo libros, o artículos en internet.
      El budismo no se comprende con la razón o la lectura. Sólo se comprende con la práctica.
      Dime si me equivoco, pero creo que tu de práctica budista poco.

      No, no he adaptado nada a mi conveniencia Jose.
      El Dharma que expongo es el Dharma de la escuela tibetana, se corresponde con el vehículo Mahayana y se enseña en toda Europa en todos los centros budistas.
      Como ya te dije en otras ocasiones. Yo también tengo el honor de poder enseñar Dharma, en un centro budista.

      El karma mi querido lector, es una ley universal. Tan universal que nos afecta a todos los seres sintientes, creamos o no creamos, podamos hacer algo o no.
      Por ejemplo tus ideas, tus creencias, tu personalidad. No es tuya. Se ha desarrollado después de incontables vidas pasadas y del karma acumulado en ellas dan como resultado tu estado actual. eso es karma madurado y efectivamente no se puede hacer nada para evitarlo.

      Pero el karma que no ha madurado aún puede ser depurado. En los sutras aparecen los seis reinos donde habitan los seres sintientes y en los que puedes renacer según tu karma.
      Si no existiese el libre albedrio, entonces los seres que nacen en los infiernos, los seres que nacen como espíritus ávidos. Los seres que nacen en el reino animal, o los que nacen como humanos, o como semidioses, o como dioses. Dime según tú cómo van a estos reinos: Les toco la lotería???, estaban predestinados por unas causas absolutas y universales?. La única causa absoluta y universal que afecta a nuestro destino es el karma madurado.

      Esta noche sale un artículo que escribí sobre este tema.
      Buda nos enseño las cuatro nobles verdades y en ellas esta el camino a seguir y las cesaciones a alcanzar. Estas cesaciones sólo se pueden conseguir con el libre albedrio.
      Y te aseguro que es universal. Si no sigues el camino y las cesaciones tu ciclo de reencarnaciones seguirá y eso si que ocurrirá con total seguridad.
      Pero el camino no es de leer, ni de hacer teorías.
      El camino lo indicó Buda y lo practicamos todas las escuelas budistas desde el principio del budismo en la historia del hombre.

      1. Bueno, depende de a lo que llames práctica budista. Meditar medito, antes más que ahora que lo tengo algo olvidado, pero no busco desapego de mi yo, ni diálogo conmigo mismo. Yo no soy budista.

        ¿ No has leído sobre budismo ? ¿ El Dharma que se enseña en todas las escuelas budistas europeas no implica estudio y aprendizaje teórico ? ¿ En serio ? Cuando das tus clases de Dharma ¿ no transmites conocimientos teóricos, sólo práxis ? ¿ Le darías credibilidad a un cristiano que no haya leído la biblia, o a un musulmán que no haya leído el corán ?

        El karma, mi apreciado amigo, es un invento de una religión, nada más. ¿ Por qué me hablas de los sutras si, según tu, no se aprende budismo por los textos ?

        Tú mismo das la respuesta cierta, aunque de forma indirecta. El libre albedrío es un invento de las religiones para poder conjugar sus incoherencias y compaginar la existencia de seres, o estados de conciencia, superiores con la existencia de los simples mortales. Y para poder poner la responsabilidad, la culpa, en el ser humano.

        Piensa un poco. Si no existe libre albedrío no existe juicio divino, en las religiones abrahámicas , ni elevación espiritual budista. Ya que no habría capacidad de acción independiente e indeterminada, y no se puede juzgar ni premiar o castigar a quien no obra libremente. Las religiones necesitan, y por eso crean, el libre albedrío para tener un sentido. Es un parche que apareció a posteriori, cuando se produjo la discusión.

        Y puestos a pensar. Si alguna religión fuera cierta, cualquiera de ellas, no habrían decenas de escuelas, facciones y sectas de las mismas, muchas de las cuales son completamente distintas e incompatibles. Cada cual se hace su propia versión. Tú incluido.

        ¿ Cómo te enseñó Buda las cuatro nobles verdades ? ¿ no lo leíste en ninguna parte ? ¿ lo has aprendido meditando tu sólo sin texto alguno ?

        Parafraseandote diré que: No puedo por menos que sonreír al leer tu comentario.
        Sobre todo con la frase » Y te aseguro que es universal. Si no sigues el camino y las cesaciones tu ciclo de reencarnaciones seguirá y eso si que ocurrirá con total seguridad. »

        Parece una maldición bíblica.

        ¿ No dice nada el budismo sobre ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga en el propio ? Medita sobre ello.

        Un saludo.

        1. Hola Jose vamos por partes:
          1º Si, por supuesto que he leído muchos libros de Dharma de mi guru y de otras escuelas y tradiciones. Si, las clases que doy se fundamentan en el Dharma, sólo así se asegura que los conocimientos que se imparten son genuinos y se adaptan a lo expresado por los maestros. Precisamente hoy se celebra, el día del Dharma. Tal día como hoy Buda enseño por primera vez, en el parque de los ciervos, se dice que giró la rueda del Dharma.

          2º Dicho esto, diré que la práctica es el camino y que sin ella no hay nada.

          3º Un ejemplo: recupero tu frase anterior «Y ésto es así, opines tú lo que opines.» Aquí se puede apreciar claramente, las 8 preocupaciones mundanas. De poco sirve leer sobre ellas, si no las aplicas. En el budismo no hay verdades últimas (verdad, mentira), (buenos, malo),… elegir un extremo, resulta siempre conflictivo, al alejarse mucho del otro extremo. El camino del medio es el correcto y es el que proporciona la paz interior, el equilibrio. Sin práctica no sabes esto por experiencia. Las 8 preocupaciones mundanas, nos muestran una forma muy común de interpretar nuestra vida y nuestra forma de actuar. Pero esa forma está regida por nuestro ego. Aquí hay poca libertad individual, el libre albedrio (permíteme) es muy pequeño. (Decir que no existe aquí, sería caer en esas preocupaciones mundanas).

          4º Con respecto a lo que dices del karma, no voy a decir nada. Discutir una opinión personal, es inútil. Lo único que te hará cambiar de idea, con sabiduría, no será algo que leas o que te digan… Será algo que veas desde tu interior, práctica. Mientras no ocurra eso, lo demás serán palabras sin sentido.

          5º Si juegas con fuego, acabarás quemándote, dice una frase popular. No es una maldición bíblica, ni divina, está basada en la experiencia. Si no sabes adaptar tu conducta a las 8 preocupaciones mundanas. Ver lo que afecta en ti, lo que puedes mejorar, lo practicas, y te das cuenta del beneficio, y lo incorporas como deseo interno con la meditación, y desde entonces lo incorporas al camino tuyo personal, y consigues la cesación de los extremos. Eso es un trabajo individual y personal continuado, guiado por Buda y sus palabras. Yo aquí no veo pajas, en el ojo.

          Un saludo

  3. Ciertas experiencias me llevan a la conclusión de que las decisiones, las causas importantes, se toman a nivel interno, en el subconsciente y por la necesidad de ciertos efectos que allá en el subconsciente los debe considerar correctos, necesarios para sí mismo y no necesariamente aquellos que provoquen satisfacción o bienestar. Mientras que las decisiones no importantes estarían disponibles para el estado consciente, en donde interviene el condicionamiento previo y en cualquier caso los efectos estarían definidos, predeterminados.
    Supongamos que nos encontramos en una bifurcación de caminos en una montaña desconocida y un objetivo cierto, ahí ante el bienestar o sucesos inciertos, de malestar lo más probable, escenario en donde habría que elegir y van a definir una serie de factores previos y hasta novedosos.

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