mayamettha yamāmase.
Ye ca tattha vijānanti
tato sammanti medhagā.
Escuchar
Hay quienes no se dan cuenta
de que un día todos debemos morir.
Pero aquellos que se dan cuenta de esto
resuelven sus disputas.
Dhammapada 1.6
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Todos los días nos pueden surgir dudas frente a cosas que leemos, que vemos. Las redes sociales actualizan diariamente temas, filosofías, tendencias, políticas…
Nosotros escuchamos y tomamos postura. Elegimos aquello que nos parece mejor y vamos conformando una ética, una forma de vida, una personalidad nuestra, sobre los aspectos externos que contemplamos.
Para tomar decisiones observamos nuestro parecer, normalmente elegimos lo que más nos agrada, lo que más nos beneficia o lo que corrobora nuestras opiniones ya establecidas.
El juicio se basa en nuestro yo, en el ego que nos domina.
¿ Opinaríamos lo mismo, si supiéramos que habíamos muerto.?
- Si yo no existiera, me importa un …. lo que pase en el mundo
Cuando nos hablan de algo que pasará en 100 años si no cambiamos. ¿Pensamos que «dentro de 100 años yo no estaré así que me da igual lo que pase?,
Si nos damos cuenta de nuestro egoísmo. Podíamos cambiar
¿Queremos cambiar?
De la respuesta a esta pregunta, depende el cambio de ver las cosas desde una u otra perspectiva.
maestroviejo
Sí, efectivamente, me importa un pimiento lo que pase dentro de 100 años. Siempre que haya muerto antes.
Nada opinaría si hubiese muerto, ya que los muertos no son y, por tanto, no opinan.
La verdad es que no encuentro relación entre las palabras diarias de Buda mencionadas y el posterior comentario.
Saber que sí o sí vamos a morir, trivializa nuestra importancia y puede hacernos afrontar la vida de muchas maneras distintas. Hay quien se angustia, hay quien se sosiega, quien busca falsas esperanzas infundadas, quien goza del tiempo de que dispone, quien niega y fabula, quien acepta y comprende, quien se lanza a un frenesí de experiencias, quien busca la vida plácida y tranquila, quien se afana por perdurar de alguna manera y quien sencillamente vive.
¿ Resuelven sus disputas ? Morir sin enemigos. Pues sí, también le da por ahí a muchos, aunque mayormente ancianos.
Hay dos momentos que marcan la existencia humana. Cuando se tiene conciencia de » ser en el mundo » y cuando se tiene de » ser para la muerte «. La primera nos hace personas y la segunda nos hace humanos.
¿ Preocuparse por lo que ocurra cuando hayamos muerto ? Es como preocuparse por el tiempo que hace en Ulán Bator.
Pensar en morir:
• Pensar en que yo voy a morir
• Pensar en todos los que han muerto.
Todos los que ya murieron, se afanaron, al darse cuenta de su impermanencia, en resolver “las disputas” que cada uno tenía.
• Los que pensaban en sus disputas externas: en seguir viviendo, en dejar las cosas como ellos deseaban o en destruir definitivamente los impedimentos o personas que obstaculizaban sus planes
• Los que pensaban en sus disputas internas; deseaban morir con la paz interior, sin odio, sin apegos y la mínima ignorancia posible. Minimizando el yo y abrazando la no dualidad. Como diría Santa Teresa, en sus moradas (uniéndose a Dios), o al nirvana en los budistas, o simplemente en paz consigo mismo para los ateos.
o Morir sin odio implica, el perdón, la compasión hacia todos los seres sintientes. Saber que lo único que me reporta el odio es mi sufrimiento.
o Morir sin apego implica, controlar el deseo. Ser sabio para ver la impermanencia de lo material o intelectual y ser consciente que la felicidad, no se encuentra en la posesión material o la fama, sino en la ausencia de disputas del apego
o La Ignorancia, es el aferramiento propio a un yo sin existencia inherente. Buda nos dice que ese aferramiento es la madre de todos los sufrimientos y que sólo cuando lo minimizamos, conseguimos la paz interior
Pensar en la muerte, en nuestra muerte. Es pensar que hoy podemos morir. Pensar en todo lo que es importante para nosotros, pensar en cómo nos gustaría, arreglar nuestras disputas y empezar ya, hoy, ahora mismo, a resolverlas
Porque hoy podemos morir
La verdad es que a mi me importa cómo voy a vivir hoy, porque estoy vivo hoy.
¿ Morir ? Me da igual cómo muera, no supondrá una diferencia cinco segundos después.
No le veo sentido a pasarse la vida pensando en la muerte ¿ para qué ? si cuando mueres ya no eres. ¿ Cuándo vas a pensar en la vida ? ¿ cuando mueras ?
Vayamos paso a paso y no nos amontonemos. Concéntrate ahora en la vida, en vivir, y cuando llegue la muerte……pues ya veremos.
Tranquilidad y buenos alimentos.
Este comentario es muy común y representa el sentir de muchas personas.
Quien lo hace sentir, es el ego. El ego si desaparece y por tanto lucha desesperadamente, por olvidar, no pensar y buscar otros temas que le atraigan. Rechaza de plano este tema.
Para un budista, sabe que su ser esencial no muere. Que durante las vidas pasadas, ha sufrido mucho para poder tener esta oportunidad. Una vida como humano que le permite la iluminación. La preciosa vida humana se valora y se cuida de saber vivirla. Por eso hay que tener presente la muerte, que nos recuerda, que el plazo para vivir puede terminar hoy. Es como si un nadador que se hubiera preparado y entrenado y sufrido para conseguir una marca (vidas pasadas), justo el día de la prueba, se dedicara a jugar, tirarse de cabeza… No, ese día intentara alcanzar su sueño, su marca, demostrar que todo su esfuerzo ha servido para algo.
Eso garantizará un vida plena que encuentra las causas de la verdadera felicidad y entierra las del sufrimiento. Aunque no consigas, la iluminación, tus vidas futuras serán muy gratas si practicas, las 6 perfecciones. Esta vida actual, será muy grata al disfrutar de la paz mental que te proporciona el camino de las 6 perfecciones.
La generosidad (ayudar, socorrer, amar, estimar y dar el dharma a todos los seres), La disciplina moral (no dañar a los otros por beneficio propio, alegrar del éxito de los demás), la paciencia (evitará el enfado, el odio, ), el esfuerzo (para seguir el camino, por encima de las adversidades de la vida), la concentración durante la meditación (te permitirá alcanzar la permanencia apacible, un estado de paz indescriptible que te permite avanzar a los estadios más próximos a la iluminación), la sabiduría ( la comprensión y visión directa de la vacuidad, la visión superior).
Esos son los objetivos, las metas a los que los budistas dedicamos nuestra vida espiritual. Gracias a la muerte los tenemos presentes en todo momento y gracias a ellos nuestra mente, nosotros mismos, avanzamos para ser mejores personas, tener mentes puras no contaminadas que saben disfrutar de las fuentes reales de felicidad.
Pues para no tener verdades absolutas, andáis sobrados de normativa matematizada. Que si los 3 sufrimientos del ego, las 3 joyas, las 4 nobles verdades, los 5 budas, las 6 perfecciones, los 7 reinos, la senda de los 8 pasos, los 9 yanas, los 10 estados, los 11 beneficios, las 12 leyes del karma, ……y seguro que hay más. Esta todo bastante estructurado.
Tenéis normas y números para dar y tomar. A mí que ya me cuesta entender el recibo de la electricidad……..imagínate tanto número.
Matiz : Un budista no sabe que su ser esencial no muere, un budista cree que su ser esencial no muere.
Me ha gustado mucho tu comentario, el humor es clave para la comunicación.
A mi me encanta el Dharma. Es un mapa enorme, con números y caminos, claro y conciso.
Con él sabes donde estás, lo que te queda por conseguir, lo que tienes que hacer para llegar a tu meta.
Es maravilloso tener un plano así, de la existencia, de la vida, de la realidad.
Con él nunca estás perdido. Si tienes dudas, las hablas con tu maestro, con tu Sangha, con tu guru, con Los budas… y si después de todo eso sigues dudando, Buda te aconseja seguir con esa duda por tu cuenta y no aceptar sin más nada.
Si sólo creyera en ese mapa, cualquier información, lectura, persona, en un momento dado … podría mostrarme que estaba equivocado y adoptaría otra postura, creencia.
Si es verdad, la fe y la creencia es el principio. Pero a medida que progresas, que meditas, la creencia se transforma en certeza. Son las realizaciones.
No por haber leído, o por lo que te digan, o incluso por el Dharma.
La certeza viene de tu interior, de tu ser esencial. No puedo explicarlo, no encontraría palabras.
Simplemente lo siento.