Un homínido enterraba a sus muertos cien mil años antes que el Homo Sapiens
Hasta fechas más o menos recientes, los científicos creían que sólo el Homo sapiens –y posiblemente también nuestros parientes neandertales– había dado muestras de un desarrollo cultural suficiente como para elaborar un culto a los muertos. Sin embargo, en los últimos años varios hallazgos paleontológicos realizados en África parecían indicar que otra especie se habría adelantado a los humanos modernos a la hora de realizar este tipo de prácticas e incluso habrían dado muestras de ciertas manifestaciones «artísticas».
Una especie homínida que vivió hace unos 300.000 años en Sudáfrica, poseía habilidades culturales muy sofisticadas
Ahora, el pasado mes de junio, un grupo de investigadores publicó varios preprints –estudios todavía no revisados por otros expertos–, en los que revelaban nuevos datos que parecen confirmar que el Homo naledi, una especie homínida ya extinta que vivió hace unos 300.000 años en Sudáfrica, poseía habilidades culturales mucho más sofisticadas de lo que se creía anteriormente. Así, según esta hipótesis, este antiguo pariente humano, cuyo cerebro tenía un tercio del tamaño del nuestro, habría enterrado a sus muertos y habría realizado grabados en las paredes de las cuevas.
El descubrimiento de los restos de Homo naledi en el sistema de cuevas Rising Star de Sudáfrica en 2013 dejó a los científicos desconcertados por las características inusuales de esta especie extinta. Desde entonces, los investigadores han trabajado sin descanso para comprender su comportamiento y su lugar en la evolución humana. Ahora, el equipo de investigación, liderado por el paleoantropólogo Lee Berger, ha presentado tres nuevos estudios en el servidor de preprints bioRxiv, que parecen proporcionar las evidencias más sustanciales hasta la fecha de estas supuestas «manifestaciones culturales».
En uno de los estudios, los arqueólogos describen el descubrimiento de dos fosas poco profundas de forma ovalada en el suelo de una de las cámaras de la cueva. Estas fosas contenían restos óseos que correspondían a cuerpos descarnados, los cuales fueron cubiertos de sedimentos y se descompusieron con el tiempo. Uno de los enterramientos incluso mostraba evidencia de una posible ofrenda funeraria:allí los investigadores descubrieron un objeto de piedra en estrecho contacto con los huesos de la mano y la muñeca del difunto.
Pero además, el equipo de Berger también ha identificado grabados abstractos en las paredes de las cuevas del sistema Rising Star. Estas líneas, formas y figuras similares a hashtags parecen haber sido meticulosamente creadas por el Homo naledi, quienes preparaban la superficie de la roca antes de grabarla con herramientas de piedra. La profundidad, la composición y el orden de estos grabados sugieren una intencionalidad detrás de su creación, descartando que se trate de simples formaciones naturales.
Los investigadores creen que estos hallazgos indican un comportamiento cultural complejo por parte del Homo naledi. Según Berger, los enterramientos y los grabados encontrados sugieren que esta especie compartía creencias o suposiciones en torno a la muerte y podrían haber conmemorado a sus muertos. Estas prácticas de enterramiento intencional y el arte en cuevas arrojan una nueva luz sobre la evolución del comportamiento humano y desafían la idea de que solo los humanos modernos y los neandertales eran capaces de realizar estas actividades.
La colocación planificada de varios cadáveres y los grabados, serían pruebas de que estos homínidos compartían creencias en torno a la muerte
Otro de los estudios, firmado por Agustín Fuentes, antropólogo de la Universidad de Princeton, y varios colegas, profundiza en la razón que llevó a los naledi a emplear el sistema de cuevas sudafricanas: «La colocación compartida y planificada de varios cadáveres en el sistema de Rising Star» –junto con el hallazgo de los grabados, serían pruebas de que estos homínidos compartían creencias en torno a la muerte y podrían haber conmemorado a los muertos, «algo que uno llamaría “duelo compartido” en los seres humanos contemporáneos», explican los autores en su artículo.
Sin embargo, no todos los científicos parecen convencidos de estas sorprendentes conclusiones. Es el caso de Sheila Athreya, antropóloga de la Universidad A&M de Texas (EE.UU.), que fue consultada al respecto por el medio de divulgación científica Live Science: «Entiendo cómo están llegando a esa conclusión con estos hallazgos, y creo que merece la pena informar al respecto, pero debería haberse hecho con mucha más cautela y advertencias», explicó la investigadora.
Aunque algunos expertos, como Athreya, hayan pedido cautela y más pruebas para respaldar estas afirmaciones, los investigadores argumenta que los hallazgos presentados hasta ahora son altamente significativos y abren una ventana fascinante hacia la vida y las habilidades culturales de nuestros antiguos parientes humanos.
Pese a que no se trate de una conclusión definitiva, la posibilidad de que el Homo naledi pudiera haber llevado a cabo rituales funerarios y dejado su huella artística en las cuevas proporciona una visión emocionante de la complejidad y diversidad del comportamiento humano en el pasado. Estos nuevos hallazgos plantean más preguntas sobre la evolución humana y nos obligan a repensar nuestras ideas sobre lo que nos hace únicos como especie.
La investigación continúa en el sistema de cuevas Rising Star, y los científicos esperan encontrar más evidencia que respalde estas sorprendentes afirmaciones. Mientras tanto, este descubrimiento nos recuerda que la historia de nuestra especie está llena de misterios y que siempre hay más por descubrir en el pasado profundo de la humanidad.
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