El rover Perseverance de la NASA ha encontrado diversos tipos de moléculas orgánicas en Marte, concretamente en el Cráter Jezero. Los investigadores no descartan que los materiales tengan un origen «biótico», es decir, que se trate del resultado de vida en el planeta. Sin embargo, también podrían haberse formado de otras maneras, como por ejemplo a través de la interacción entre el agua y el polvo, o haber sido depositados en el planeta por meteoritos.
El hallazgo ha sido posible graciar a una herramienta, denominada Scanning Habitable Environments with Raman and Luminescence for Organics and Chemicals (SHERLOC), que permite el mapeo y análisis detallado de moléculas orgánicas y minerales en el planeta rojo.
Los científicos que lideran el estudio, Sunanda Sharma y Ryan Roppel han manifestado que, incluso, si el material no tiene un origen biológico real, podría proporcionarnos pistas importantes sobre si Marte pudo albergar vida extraterrestre.
Estos dos científicos y su grupo analizaron dos formaciones en el suelo del Cráter Jezero donde fueron detectadas señales de moléculas orgánicas. Los datos mostraron una asociación mineral diversa y una distribución espacial que puede ser única para cada formación. Los hallazgos acaban de publicarse en un artículo en la revista Nature.
Marte tuvo un pasado mucho más activo que lo que creían los científicos
Según los científicos. «No todos los compuestos orgánicos tienen un origen biológico. Observar las relaciones espaciales entre minerales y compuestos orgánicos es necesario al evaluar los orígenes orgánicos y las posibles biofirmas. Todo lo que sabemos sobre la vida en la Tierra se limita a lo que está preservado en el registro de rocas y minerales. En la Tierra, las biofirmas se encuentran en ciertos minerales, y algunos son mejores para preservar compuestos orgánicos que otros», dijo Ashley E Murphy, investigadora del Planetary Science Institute y coautora del trabajo.
Los hallazgos sugieren que Marte pudo haber tenido un pasado mucho más activo de lo que pensaban los científicos y podrían tener implicaciones significativas para la búsqueda de vida extraterrestre.
Según el estudio, comprender más sobre la materia orgánica marciana podría arrojar luz sobre la disponibilidad de fuentes de carbono, con implicaciones para la búsqueda de posibles indicios de vida.
Perseverance aterrizó en febrero de 2021 en una antigua cuenca lacustre, en el Cráter Jezero. Los científicos suponen que el caudal del río pudo arrastrar minerales y restos orgánicos, como ocurre en la Tierra, y por consiguiente era un lugar con un alto potencial de habitabilidad en un pasado remoto. Desde entonces, los científicos han estado explorando la composición geológica del suelo del cráter utilizando un conjunto de herramientas a bordo del rover que pueden tomar fotografías y analizar las rocas.
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