La situación se repite y es lamentable: una pareja que no aparta la vista de sus teléfonos móviles esperando en fila para ordenar hamburguesas en combo. El cajero atiende rápidamente a los clientes, tomando sus pedidos con premura. Poco después, los comensales recogen su comida rápida y se sientan.
Tanto él como ella están escuchando notas de voz a toda velocidad mientras comen sin prestar atención a lo que están degustando. En tan solo 15 minutos han terminado su cena, apenas se han mirado y no han mantenido una conversación.
El consumo de comida rápida se ha convertido en una parte permanente de nuestras vidas, al igual que el consumo acelerado de información digital. Cada vez es más común ver a las nuevas generaciones consumiendo contenido a una velocidad aumentada, y es posible que tú también te veas atrapado en esta tendencia gradualmente.
Los vicios digitales, como leer interminables hilos de tweets o participar en numerosos chats y grupos de WhatsApp, se han vuelto cada vez más comunes en nuestra sociedad. Aunque es posible que estas prácticas se vean limitadas en el futuro gracias a las propuestas impulsivas de Elon Musk, es importante reconocer cómo estas actividades afectan nuestra vida diaria. En el ámbito laboral y de comunicación digital, es cada vez más común publicar regularmente fotos o videos en diferentes redes sociales y pasar horas respondiendo correos electrónicos.
Comida rápida, vida faster
Existe una generación conocida como “faster” que busca maximizar su tiempo y consume contenido de audio y video a velocidades de reproducción más rápidas que la normal. De esta manera, pueden realizar múltiples tareas al mismo tiempo. En la aplicación de mensajería WhatsApp, es común acelerar la reproducción de las notas de voz, incluso si provienen de un familiar.
Es importante tener en cuenta que en la sociedad actual, a menudo nos encontramos tan ocupados y absorbidos por nuestras responsabilidades diarias que descuidamos la comunicación y el tiempo de calidad con nuestros seres queridos. Debemos dedicar al menos unos minutos al día para escuchar activamente a nuestros hijos o padres y fortalecer así los vínculos familiares.
Es importante destacar que hay problemas que a veces pasan desapercibidos para nosotros, y las plataformas aprovechan esto para seguir manteniendo nuestro interés y adicción. Tanto en Spotify como en YouTube, se les brinda a los usuarios la posibilidad de controlar la velocidad de reproducción de videos, podcasts o mensajes de audio. Esto significa que pueden acelerar o desacelerar el ritmo a su conveniencia.
Las empresas están mostrando una clara aceptación hacia el fenómeno del “speedwatching”
Según datos de YouTube, en 2022 los usuarios de la plataforma lograron ahorrar más de 900 años al consumir videos con una velocidad de reproducción acelerada. Este modo permite a las personas maximizar su tiempo al consumir contenido más rápido, lo que resulta beneficioso para todas las partes involucradas. Canciones del pasado incluso se han vuelto famosas ahora en sus versiones aceleradas.
Estas opciones, sin duda, brindan una mejora en el control del tiempo y la posibilidad de personalizar la experiencia al consumir contenidos digitales, sin embargo, también es claro que están hechas para que permanezcamos más tiempo en ellas y nos alejemos, por ende, del consumo de información más profunda.
Un ejemplo claro de esto se encuentra en TikTok: cuando uno entra para ver solo unos cuantos videos, termina enganchado durante 10 a 15 minutos viendo decenas de publicaciones cortas. Este fenómeno nos hace preguntarnos, ¿cómo es posible que ocurra?
Este ejemplo es un claro reflejo de cómo la sociedad posmoderna se ha vuelto más frenética en términos de ritmo de vida. Mientras que antes era común que las mujeres se limitaran a ser amas de casa, en la actualidad ya no nos sorprende ver a una mujer desempeñándose como ama de casa, cuidando a sus hijos, trabajando en una empresa y hasta emprendiendo su propio negocio.
La vida rápida lleva a la superficialidad
Un desafío que enfrentamos es la rapidez con la que consumimos información en múltiples plataformas. Siempre estamos conectados y esto puede resultar en una superficialidad al no tener tiempo para reflexionar y analizar los detalles. La velocidad a la que recibimos información puede afectar nuestra capacidad de comprensión profunda y reflexiva.
Afortunadamente, existe una solución que tal vez usted esté buscando: el movimiento “slow”. Este concepto, originado en Italia con el “slow food“, promueve disfrutar de la comida con tranquilidad y apreciar alimentos de calidad y sostenibles.
Esta tendencia fomenta vivir de manera más tranquila para disfrutar de una vida más plena, y se puede aplicar también al mundo digital, en línea con nuestros hábitos. El cuento de la liebre y la tortuga nos enseñó que ir despacio también nos lleva a alcanzar nuestras metas. De hecho, correr constantemente todo el tiempo puede resultar muy agotador.
Con información de eltiempo.com
https://www.ecoportal.net/econciencia/la-vida-rapida/