Cuando tenemos que resolver problemas, a menudo confiamos en el razonamiento lógico. Es comprensible ya que la sociedad lleva siglos ensalzando la razón. Sin duda, el razonamiento lógico o vertical nos ayuda a resolver problemas de manera relativamente sencilla, rápida y directa.
Sin embargo, cuando las cosas se complican o la solución no es tan evidente, el razonamiento lógico puede encallar, conduciéndonos a un callejón sin salida. Entonces tiene que ponerse en marcha lo que el psicólogo Edward de Bono calificó como pensamiento lateral.
Este concepto hace referencia a nuestra capacidad para resolver problemas recurrentes a soluciones originales que van más allá del razonamiento lógico y deductivo. En términos sencillos, se refiere a activar la creatividad para examinar las cosas desde aristas diferentes que nos permiten resolver de manera original los desafíos más complejos.
De hecho, neurocientíficos de la Universidad de Colorado comprobaron que el pensamiento lateral sigue circuitos neuronales completamente diferentes al pensamiento lógico y concentrado. Mientras que el razonamiento y la atención se ciñen por encima de la corteza prefrontal, el pensamiento lateral recluta zonas más amplias del cerebro. Esa capacidad para implicar áreas cerebrales encargadas de procesar diferentes tipos de estímulos es lo que nos permite crear asociaciones nuevas, tener una visión más global o pensar fuera de la caja. más amplio
El pensamiento lateral nos permite encontrar soluciones a problemas que no son obvias para la mayoría de la gente, por lo que no solo se trata de una habilidad particularmente demandada en el mercado laboral, sobre todo en épocas de cambio como la actual, sino que también nos ayuda a afrontar mejores los retos de la vida.
Cómo desarrollar el pensamiento lateral en el día a día
Cuando el joven Albert Einstein trabajaba como empleado en la de la Oficina de Patentes de Berna, una ocupación para la que estaba sobrecualificado, a menudo terminaba sus deberes en pocas horas y luego se dedicaba a ver los trenes que llegaban y salían de la estación.
De vuelta a casa, le contaba a su esposa Mileva Marić: “Hoy pensé en algo inusual…”. “¿Qué pasaría si un tren viajara más rápido que la luz?” “¿Qué le sucedería a la tierra si el sol desapareciera repentinamente?” “¿Caer es lo mismo que flotar en el espacio?” Walter Isaacson, quien escribió la biografía de Einstein, afirmó que “esas visualizaciones mentales están detrás de las teorías más hermosas e innovadoras que Einstein le dio a la ciencia”.
Como Albert Einstein, algunas personas tienen un pensamiento lateral innato. Son capaces de plantear preguntas que casi nadie se hace o establecer conexiones completamente nuevas para resolver problemas de manera creativa. Otros necesitan desarrollar el pensamiento lateral, algo que no ocurre de la noche a la mañana pero que, con perseverancia y la forma mentis adecuada, se puede conseguir.
1. Modifique el patrón de solución
El primer paso para desarrollar el pensamiento lateral es ser consciente de cómo procesamos la información. Antes de intentar resolver un nuevo problema, debemos indagar en los patrones de pensamiento que solemos poner en marcha. Luego, debemos intentar revertirlos.
Una técnica para desarrollar el pensamiento lateral consiste en modificar deliberadamente las opciones disponibles. Es decir, hacer lo contrario de lo que solemos hacer: si intentamos resolver un problema fijándonos en las pequeñas partes que lo componen, debemos verlo en su totalidad. También podemos dividir patrones grandes en pequeños fragmentos, invertir cualquier relación entre los elementos del problema o incluso negar las características que dimos por sentadas. Muchas veces, cuando cambiamos la manera de ver las cosas, las cosas cambian.
2. Exponte a nuevos estímulos
A veces, cuando tenemos que resolver un problema, nos centramos tanto en buscar la solución que terminamos obcecados. Sin embargo, el pensamiento lateral necesita oxígeno. Eso significa que desconectar del problema también es positivo, necesitamos exponernos a estímulos completamente nuevos que puedan activar la creatividad.
Debemos darle a nuestra mente la oportunidad de divagar. Para desarrollar el pensamiento lateral debemos dejar que nuevos estímulos ocasionales irrumpan en nuestra vida para que estimulen una forma de pensar más original. Se trata de hacer cualquier cosa que libere a nuestra mente del problema, desde caminar hasta practicar mindfulness, ir al trabajo por una ruta diferente o atreverse a probar algo nuevo. Ese periodo de desconexión para descubrir diferentes estímulos puede convertirse en una valiosa fuente de nuevas ideas.
3. Busca siempre nuevas alternativas
El pensamiento lateral es también una disposición mental. No se limita a la creatividad, sino que va mucho más allá para incluir la curiosidad y el deseo de explorar. El pensamiento lateral no es solo una forma de operar o un patrón que sigue nuestro cerebro sino, sobre todo, una actitud con la cual acercarse a los problemas.
Por esa razón, cuando de Bono propuso el concepto de pensamiento lateral, sugirió que siempre intentemos buscar alternativas. Incluso cuando encontremos una solución adecuada y obvia, vale la pena considerar enfoques alternativos ya que de esta manera nos acostumbramos a evaluar los problemas desde todas las perspectivas posibles y aumentar las probabilidades de encontrar soluciones más originales o eficientes.
4. Plantéate preguntas aleatorias o incluso arbitrarias
El pensamiento lateral se nutre en gran medida de la originalidad, lo aparentemente inconexo e incluso el caos. Su método de solución no es lineal, por lo que si queremos desarrollar el pensamiento acostumbra lateral debemos a lo incierto y fortuito. De hecho, al cambiar arbitrariamente elementos del problema podemos generar respuestas inesperadas y originales.
Un ejercicio para desarrollar el pensamiento lateral consiste precisamente en usar estímulos aparentemente inconexos para resolver un problema. Podríamos plantearnos situaciones aparentemente anómalas, como: ¿qué es lo único que no podemos hacer en esto? Aunque en la lógica tradicional esa pregunta no tenga sentido, en el ámbito del pensamiento lateral podría generar nuevas asociaciones. Hacer preguntas como esto puede ayudarnos a descubrir vínculos entre elementos que parecían no guardar relación entre sí.
5. Sal de tu piel
En ocasiones, sobre todo cuando el problema nos toca de cerca, resulta difícil asumir la distancia psicológica necesaria. Nos dejamos engullir por el problema y, sumidos en esa tensión, somos incapaces de generar ideas originales que nos permiten ir más allá de las soluciones más evidentes.
Una actividad para desarrollar el pensamiento lateral consiste en identificarnos con personas creativas. entonces, cuando nos encontremos ante un reto, podemos preguntarnos como esa persona lo resolvería o qué soluciones se le ocurrirían. De esta forma logramos desapegarnos de nuestro pensamiento rígido y nos abrimos a nuevas perspectivas más frescas y menos sesgadas.
Referencias bibliograficas:
Andrews, JR (2011) La red predeterminada del cerebro y su función adaptativa en la mentación interna. El Neurocientífico ; 18(3): 10.1177.
Lindell, AK (2011) Los pensadores laterales no tienen una mentalidad tan lateral: asimetría hemisférica, interacción y creatividad. lateralidad ; 16(4):479-98.
¿Cómo desarrollar el pensamiento lateral? 5 ejercicios prácticos