Los imperialistas han activado a sus peones yihadistas en Niger. El martes 17 soldados del ejército murieron tras caer en la emboscada de un grupo yihadista en la región de Tillaberi, que hace frontera con Mali y Burkina Faso. Además hay otros 20 soldados heridos.
El ataque es el más mortífero desde el golpe militar del 26 de julio. Se ha producido dos días antes de una reunión militar crucial de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), que discutirá las modalidades de una posible intervención armada para derrocar a la junta militar que ha tomado el poder.
Si bien la opción de una intervención militar sigue sobre la mesa para restituir en sus funciones al anterior presidente, Mohamed Bazum, la vía diplomática parece un compás de espera.
El ataque yihadista se produjo a primera hora de la tarde del martes. En un comunicado de prensa la Cedeao se refirió a “varios ataques perpetrados por grupos armados”, sin precisar las fechas.
La organización condena rutinariamente los ataques y pide a la junta militar de Níger “que restablezca el orden constitucional en Níger para poder centrar [su] atención en la seguridad del país”, que “se ha debilitado aún más desde el golpe”.
Por el contrario, los militares que tomaron el poder, encabezados por el general Abdurahaman Tchiani, esgrimieron principalmente el argumento del “deterioro de la situación de seguridad” para justificar su golpe.
Tres semanas después, la amenaza de una intervención militar de la Cedeao aún se cierne sobre Niamey. Hoy los jefes de gobierno de África Occidental se reunen en Accra, Ghana, para discutir los detalles de la operación militar.
Pero los llamamientos a una resolución pacífica de esta crisis se han multiplicado en los últimos días, incluso entre algunos socios occidentales como Estados Unidos. “Seguimos centrados en la vía diplomática para obtener el retorno al orden constitucional, y creo que sigue habiendo un margen para obtener este resultado por la vía diplomática”, declaró el martes el secretario de Estado, Antony Blinken.
Para Estados Unidos lo más importante es conservar su base militar en Agadez; la junta que gobierne en Niamey le importa bastante menos.
Putin y su homólogo maliense, Assimi Goita, también han subrayado durante una entrevista telefónica la importancia de resolver la situación en Níger “solo por medios político-diplomáticos pacíficos”.
Se buscan aliados
Mientras, el nuevo gobierno de Níger recorre la región en busca de aliados. El martes el nuevo Primer Ministro designado por los militares en Niamey, Ali Mahaman Lamine Zeine, viajó a Yamena, la capital de Chad, donde fue recibido por el presidente transitorio Mahamat Idriss Deby Itno.
Expresando su hermandad, en nombre del general Tchiani, deseó “renovar el sentimiento de buena vecindad” entre los dos países, insistiendo sin embargo en la “independencia” de Níger.
Por primera vez, indicó que su país se encuentra “en un proceso de transición”, sin precisar, sin embargo, la duración antes de posibles elecciones. Zeine salió de Yamena ayer por la tarde.
Chad, una gran potencia militar en la región del Sahel, indicó la semana pasada que no participaría en ninguna intervención militar junto a la Cedeao, a la que no pertenece.
Los vecinos Mali y Burkina, también dirigidos por soldados que llegaron al poder mediante golpes de estado en 2020 y 2022, rápidamente mostraron su solidaridad con los generales en Niamey.
Estos últimos se mantienen inflexibles por el momento y mantienen detenido desde el 26 de julio al depuesto presidente Mohamed Bazum, al que pretenden procesar por alta traición. Consideran que la invasión militar de su país sería una “agresión ilegal y sin sentido” y han prometido una “respuesta inmediata”, si se produce.
El ejército nigerino se moviliza desde hace años en la lucha contra los yihadistas, en particular en la inmensa región de Tillaberi, situada en la zona de las llamadas “tres fronteras” entre Níger, Burkina Faso y Mali, donde se produjo el atentado del martes.