¿Alguna vez te has sentido perdido, como si hubieras extraviado el rumbo? ¿Has experimentado la falta de claridad en cuanto a lo que realmente deseas? Quizás te encuentras en una situación en la que quieres hacer muchas cosas al mismo tiempo, pero al mismo tiempo sientes que no deseas hacer nada. O tal vez estás realizando diversas actividades, pero no tienes una dirección clara y todo parece carecer de sentido. En momentos como estos, es cuando debes recordar que la intuición es el GPS del alma.
¿Realmente sabes hacia dónde te diriges o te sientes confundido? En ocasiones, nuestra mente no tiene la claridad que anhelamos. Los pensamientos vienen y van en direcciones diferentes, generando dudas y vueltas interminables. Sin embargo, esta confusión no necesariamente se debe a que no sepamos lo que queremos o cuál es nuestro propósito. La certeza interna que buscamos puede verse opacada de vez en cuando o incluso volverse borrosa y distante debido a la interferencia de nuestros miedos.
Aunque a veces no seamos conscientes de estos temores, de alguna manera están presentes, ocupando un espacio en nuestra mente y bloqueando nuestro camino. Actúan como una especie de defensa para protegernos de «aquello que no queremos que suceda porque podría causarnos dolor». En consecuencia, nos extraviamos en el trayecto y, a medida que cae la noche, saboteamos la materialización de nuestros sueños.
Sin embargo, hay una luz en el camino, es la certeza interna que te guía desde lo más profundo de ti. Es esa voz suave que susurra y te brinda calma. No se parece en nada a «la locura» que te llena de miedos y angustias. La voz del alma es tu GPS interior, aunque no siempre se manifiesta en palabras. A veces, se comunica a través de sensaciones:
- Si sientes que es correcto… ¡Adelante, incluso si no puedes ver más allá!
- Si sientes que algo está mal… Entonces, por esa dirección no debes seguir. ¡Cambia de rumbo!
Eso es lo que llamamos intuición
La intuición es la guía, es el mapa que deberías seguir. La intuición funciona cuando no sabes (desde el intelecto) pero sabes. Y sabes porque sientes. Las personas conocen el olor de la mentira, las personas conocen la voz de la maldad, de la astucia, de la falsedad, las personas sienten cuando están siendo engañadas. No lo saben desde el intelecto, pero lo saben porque lo sienten.
Cuando algo no está bien o no está alineado con tu «frecuencia vibratoria» lo vas a sentir, cuando algo resuene de forma disonante lo vas a sentir pero no vas a saber cómo traducir esa sensación. Es intuición.
No sé cuántas veces escuché a alguien decir «Me pasó esto y esto otro y en el fondo yo sabía lo que iba a pasar, algo me lo decía» ¡si, algo te lo decía! Las personas siempre lo saben pero prefieren no creer. No usa palabras para transmitirse, es como un susurro en el aire que tu ser interpreta, traduce y te informa, pero no hacemos caso casi nunca.
El alma siempre sabe que hacer pero si la mente no se silencia será muy difícil prestar atención. Busca la sensibilidad de esas cosas sutiles. Cuando algo no sea para ti, tu alma tratara de advertirlo de muchas formas.
Presta atención a la señales, a las sensaciones, prestaste atención a ti. Confía más en tu intuición, escucha, siente, mira y sigue.
Sentir esa confianza hace que te puedas alinear con las decisiones que necesitas para conectar con una parte más elevada de tu ser. Presta atención, cuando algo está a punto de llegar a tu vida, pequeñas manifestaciones de lo cotidiano te enviaran señales indicando el camino correcto. Tu intuición será tu guía. Nada es por casualidad y tal vez por eso, estas leyendo esto.
No es necesario esperar a que la mente se aclare y los pensamientos turbulentos desaparezcan para continuar avanzando. Si aprendes a escuchar más, a sentir más y a dejarte guiar por la voz de tu GPS interno, podrás avanzar incluso en medio de la incertidumbre. ¡Detente por un momento! ¡Siente! ¿Cómo te hace sentir? ¿Te genera bienestar? ¡Luz verde, continúa! ¿Te genera malestar? ¡Luz roja! ¡Cuidado! ¡Detente! Cambia de dirección, por ahí no es.
«A veces, la mente duda pero el corazón sabe; eso es la intuición».
Por Aleja Bama