El desarrollo humano es un proceso fascinante. Dentro de ese universo de florecimiento, los cambios psicológicos que ocurren en cada etapa de la vida son los que más te condicionan. En ellos acontecen variaciones que integran aspectos tan básicos como el lenguaje, el pensamiento abstracto o el desarrollo de tu identidad.
Es cierto que el cambio forma parte de la naturaleza del ser humano, pero cada uno de esos saltos evolutivos presentan notables desafíos y oportunidades. Manejarlos requiere primero saber en qué consisten. Solo entonces darás lo mejor de ti para afrontarlos o potenciarlos en los demás, como es el caso de los niños. Te invitamos a indagar en este tema.
«Cuanto más te conoces a ti mismo, más paciencia tienes para lo que ves en los demás».
Cambios psicológicos en la infancia
Conocer los cambios psicológicos que ocurren en cada etapa es un tema que atrae la atención de los científicos. Erik Erikson, por ejemplo, fue una de las primeras figuras en trazar un modelo de desarrollo que sirve de inspiración en la intervención terapéutica. Esto mismo es lo que describen en un trabajo publicado en el Clinical Psychology & Psychotherapy.
Cabe señalar que los procesos que suceden en la infancia son los más significativos. Los profesionales tienen un especial interés en este periodo, porque conocerlo en detalle permite brindar una intervención temprana para optimizar el desarrollo infantil. Se trata de una serie variaciones influenciadas por factores biológicos y ambientales. Los analizamos.
Infancia temprana
La primera infancia se inscribe en un periodo que abarca dos años; desde el nacimiento hasta que empiezan a desarrollar las competencias comunicativas. Para comprender esta fase tan decisiva, son de mucha utilidad los trabajos de Jean Piaget y los de John Bowlby: Psicología del niño (1920) y El vínculo afectivo (1969), respectivamente.
- Desarrollo sensoriomotor: los bebés exploran su realidad a través de sus sentidos, movimientos y mediante patrones visuales. Pronto aprenderán a identificar los rostros de sus cuidadores principales. Durante los primeros 18 meses integran un gran número de competencias perceptivas que ayudan reconocer formas, profundidades, distancias, etc.
- El apego: la vinculación con sus cuidadores es una de las experiencias socioafectivas más importantes para el desarrollo humano. Los bebés integrarán la capacidad de formar lazos emocionales con los demás, partiendo siempre de cómo sus progenitores interaccionan con ellos. El apego seguro garantizará su equilibro socioemocional.
- Estados afectivos: a lo largo de estos 24 meses demostrarán emociones básicas como la alegría, el asco, el miedo, la tristeza, la rabia, etc. Aparecerá también la sonrisa social al interaccionar con su entorno.
Edad preescolar (3-6 años)
Entre los cambios psicológicos que ocurren en cada etapa, los centrados en la infancia son decisivos de cara al desarrollo posterior. La revista Cureus publicó una investigación en la que enfatiza que los primeros 1000 días de vida del niño son clave para su madurez neurológica. Es en esta etapa cuando se integran las siguientes habilidades imprescindibles:
- Desarrollo del lenguaje: los niños adquieren, poco a poco, una comunicación más competente a través de frases cortas que mejorarán en fluidez con los años. La interrelación y la estimulación del entorno facilitarán este proceso para que comiencen, también, a expresar sus pensamientos y emociones de manera más elaborada.
- Juego simbólico: los pequeños empiezan en esta etapa a utilizar la imaginación a través del juego para recrear situaciones ficticias. Esto les permite iniciar un proceso de desarrollo en su pensamiento abstracto.
- Desarrollo social: entre los 3 y los 6 años es frecuente que vayan a las escuelas infantiles y se relacionen con sus iguales. Esa oportunidad para interactuar con sus pares les permitirá adquirir decisivas habilidades sociales, como compartir y cooperar.
Edad escolar (7-11 años)
El periodo previo adolescencia configura un momento interesante en su desarrollo social y moral. Además del propio Jean Piaget, quien nos permitió comprender los principales hitos cognitivos, Lawrence Kohlberg expuso cómo los niños integran los valores y principios éticos. Su libro Psicología moral (1981) es toda una referencia en este campo.
- Desarrollo cognitivo: entre los 7 y 11 años adquieren habilidades de pensamiento más complejas. Ejemplo de ello es la capacidad de razonar lógicamente y resolver problemas de manera sistemática. En este sentido, la educación y el entorno social es imprescindible para integrar del mejor modo estos hitos.
- Competencias en autonomía: en esta etapa se empieza a desarrollar un sentido de independencia cada vez más evidente. Los niños toman decisiones por sí mismos en áreas como la escuela y los intereses personales.
- Desarrollo moral: si antes del presente periodo los niños eran más egocéntricos, a partir de este momento adquieren principios morales y éticos más sólidos, en vista de que ya integran las normas sociales de su entorno.
Cambios psicológicos en la adolescencia
Entre los cambios psicológicos que ocurren en cada etapa de la vida, los que se suceden en la adolescencia son los bastante llamativos. La personalidad y la identidad se están conformando. Pero a ello, hay que añadirle un cerebro que no terminará de madurar hasta pasados los 20 años y un cuerpo que se encuentra dominado por múltiples procesos hormonales.
Desde Frontiers in Psychology inciden en esto mismo. Es una etapa de estrés y confusión, en la que, sin ser ya unos niños ni todavía adultos, enfrentan al mundo exterior con lo que aprenden en la escuela y los medios de comunicación. Veamos, a continuación, lo que marca esta fase:
- Cambios emocionales: las fluctuaciones emocionales de este periodo están mediadas por las hormonas y los cambios del cerebro durante estos años tan decisivos.
- Pensamiento abstracto: los chicos y chicas integran la capacidad de pensar de forma más abstracta y reflexiva, considerando conceptos como la moralidad, la política y la filosofía, etc.
- Desarrollo de la identidad: la adolescencia abarca una serie de años de grandes descubrimientos desde los cuales exploran y desarrollan su forma de ser, identidad personal, sexual y el sentido de sí mismos. También sus valores, pasiones y metas en la vida.
Cambios psicológicos en la madurez
Tu desarrollo psicológico no finaliza al llegar a la edad adulta; los cambios se siguen sucediendo. Y lo hacen porque vives en un entorno complejo y variable al que debes adaptarte con sus desafíos, sus adversidades y nuevas experiencias. Suma los cambios biológicos, como puede ser la menopausia o el propio envejecimiento. Profundicemos en este periodo.
Adultez temprana (20-40 años)
- Desarrollo profesional: si hay un periodo crítico y decisivo para orientar y dotar de estabilidad a tu vida, es ese contenido entre los 20 y los 40. Es un momento crucial en el que desarrollar tu carrera y alcanzar logros laborales y financieros.
- Relaciones y formación de familia: a lo largo de estos años el ser humano madura en la esfera de sus relaciones sexoafectivas. Es frecuente que en esta etapa consolides, poco a poco, tu vida social y emocional hasta configurar tu red familiar y de apoyo.
- Integración de la identidad y personalidad: a lo largo de estas décadas consolidas tu identidad y procuras construir tu vida de forma acorde a tus intereses particulares. De Vries et al. (2021) precisan que, aunque la personalidad sigue madurando, es frecuente demostrar en esta etapa mayor extroversión, amabilidad y madurez social.
Madurez intermedia (40-60 años)
Hay un aspecto interesante al respecto de los cambios psicológicos que ocurren en cada etapa de la vida. Es cierto que la mediana edad se relaciona con las crisis vitales y con tener que pasar determinadas transiciones: nido vacío, menopausia, etc. No obstante, este es un periodo amplio y no todas las personas lo viven de igual modo. Hay mucha variabilidad.
Un trabajo compartido en The American Psychologist resalta la necesidad de procesar esta etapa como un período fundamental en el que equilibrar ganancias y pérdidas y vincular ciclos de vida anteriores y posteriores para avanzar. Te explicamos, por tanto, esas complejidades que acontecen en las presentes décadas:
- Reformulaciones vitales y resiliencia: esta es una realidad psicológica interesante. Es frecuente ver a muchas personas entre sus 40 y sus 50 reconstruyendo por completo sus vidas y aspiraciones, mientras adoptan un enfoque mental más flexible y resiliente.
- Crisis de mediana edad: algunas personas experimentan una crisis de identidad o un cuestionamiento de sus elecciones de vida. Esto sucede cuando se enfrentan a vivencias como pérdidas de empleo, rupturas afectivas, la jubilación, la menopausia o la simple percepción del paso del tiempo.
- Ajustes en las relaciones: otro fenómeno frecuente tiene que ver con las relaciones familiares y de pareja. La vinculación puede cambiar, dando paso a un afecto más sólido y maduro. O bien proceder al conocido como divorcio gris. Aparece también el nido vacío y una reformulación en la relación con los hijos al ver a estos crecer e independizarse.
Adultez avanzada (65 en adelante)
- Reflexiones existenciales: los hombres y las mujeres de más de 65 años entran en una etapa en la que es habitual reflexionar sobre sus logros y experiencias de vida. Es un momento en que piensan también en el legado que dejarán a las generaciones futuras.
- Cambios cognitivos: el cerebro evidencia un progresivo declive que tiene su inicio en los 30 años y que se intensifica a partir de los 65. Pero si la persona atesora una buena reserva cognitiva, se mantiene curioso por integrar nuevos aprendizajes y dispone de buenas conexiones sociales, esa pérdida de habilidades no es tan progresiva.
- Salud psicológica: el bienestar psicológico puede debilitarse en algunos adultos mayores. La soledad es el principal factor para que aparezcan condiciones como la depresión. Asimismo, se intensifica el riesgo de padecer alguna enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo, muchas personas viven este periodo con plenitud y felicidad.
- Jubilación y ajuste: este ciclo está lleno de desafíos psicológicos y cada persona lo procesa de un modo diferente. Desde The Journals of Gerontology matizan en un artículo que todo depende de las condiciones psicosociales de trabajo y del entorno social que tenga la persona. Es básico adaptarse a la nueva rutina y buscar otros significados y propósitos.
Los cambios psicológicos en cada etapa de la vida son un aprendizaje enriquecedor
El viaje de la vida está condicionado por factores biológicos, sociales, ambientales y neurológicos. Todas esas variables median en la esfera psicológica y también a la inversa. La mayoría de los cambios que experimentarás en los próximos años son normales, pero conocer qué te espera en cada etapa confiere un recurso de poder indiscutible.
Este aprendizaje brinda la oportunidad de prepararte mejor. Porque si la existencia es aceptar el cambio, lo ideal hacerlo con buenos recursos con los que transitar de forma óptima cada periodo. Madurez temprana, media o avanzada. En ti hay habilidades excepcionales que puedes desarrollar para alcanzar la plenitud en cada periodo y afrontar mejor los desafíos.
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