Alberto Núñez Feijóo: «Si hay ley de amnistía, habrá respuesta judicial, política y electoral»

La Razón (Reproducido) La conversación da pie a una serena reflexión sobre el marco político en el que se celebrará el Pleno de investidura convocado para el 26 y 27 de septiembre. Hay mensajes al PNV y hay confesiones sobre los movimientos de ERC, previos a las generales, y de Junts para abrir contactos con el PP. El candidato anticipa también las iniciativas en las que trabaja ya su partido para contestar a una posible ley de amnistía, como pago del presidente en funciones Pedro Sánchez para seguir en La Moncloa. Feijóo está ya en la página siguiente al 27 de septiembre.

¿Carles Puigdemont es un delincuente?

El ex presidente de la Generalitat es un fugitivo de la Justicia española, reclamado no por un juzgado de instrucción, sino por el Tribunal Supremo de España. Si regresase a España, probablemente ingresaría en prisión.

¿Qué pensó al escuchar las condiciones que él marcó esta semana pasada para dar su «sí» a la investidura de Pedro Sánchez?

Que nadie puede someter al Estado a sus necesidades personales y políticas. Y que a nadie se le puede permitir que deslegitime a un Estado con una democracia tan consolidada como la que tenemos en España.

Ya habrá visto que Moncloa lo fía todo a que, finalmente, una ley de amnistía en favor de los independentistas, o como la quieran llamar, pase el filtro del Tribunal Constitucional.

Probablemente el señor Sánchez ha vuelto a renunciar a sus principios y a su dignidad, pero lo que no puede hacer es negociar con la dignidad de España. Han sido reiteradas las manifestaciones de Sánchez y de sus ministros defendiendo que la amnistía no cabía en la Constitución, y en la campaña incluso contestó que no podría aceptarla. ¿Qué ha cambiado en estos dos últimos meses? Pues solo dos cosas, que Sánchez ha perdido las elecciones y que está dispuesto a cualquier cosa para volver a ser presidente del Gobierno después de perder las elecciones. Lamentablemente algunos españoles se han acostumbrado a que Sánchez les engañe. Pero no podemos acostumbrarnos a que se negocie con la dignidad de todos. Lo que está ocurriendo en nuestro país no ha sucedido en ningún país en la Unión Europea en las últimas décadas.

¿Ve manera de frenarlo?

Los mecanismos en un Estado de derecho pueden tardar más o menos en funcionar, pero funcionan. Primero, veremos cuál es el precio que el señor Sánchez está dispuesto a pagar. Después, veremos cuáles son los mecanismos ante el Tribunal Supremo para reaccionar. Y, por último, habrá que ver qué ocurre en el caso de que esa posible ley llegue al Tribunal Constitucional. Ésos son los mecanismos legales, pero después están los mecanismos morales y éticos, y también los mecanismos electorales. En junio volverá a haber elecciones en España, las europeas, y este año también habrá elecciones vascas y gallegas. Estoy convencido de que con los mecanismos judiciales, en los que confío, y los mecanismos éticos y electorales frenaremos ese acuerdo de impunidad para el independentismo, si llega a confirmarse.

Escuchándole…, da la impresión de que usted ya tiene completamente normalizado que habrá acuerdo y un nuevo Gobierno de Sánchez.

Eso es lo que dice el Partido Socialista. No sé si el acuerdo está cerrado o no, pero sí sostengo que el Partido Socialista está dispuesto, no sé si a todo, pero sí a casi todo para que el señor Sánchez se convierta en el primer presidente del Gobierno que gobierna después de perder las elecciones generales, y desoyendo, además, el clamor social, el clamor judicial, el del principal partido de la oposición y el de los socialistas que participaron en la Transición y en la Constitución, y alumbraron los mejores años de gobierno del socialismo en España. Ya le adelanto que en todos los Parlamentos de las Comunidades Autónomas, en el Congreso y en el Senado, vamos a hacer que se debata este asunto, aunque intenten utilizar la vía rápida para aprobarlo. Me voy a dedicar a esto en cuerpo y alma porque, después de ganar las primeras elecciones generales a las que me presento, mi obligación es preservar los valores básicos de la democracia española.

Pero esos debates no van más allá del ruido mediático, ¿no? Ya está acostumbrado el PSOE a que utilicen esa estrategia.

En el caso de que el señor Sánchez, como Gobierno en funciones, o el PSOE o los partidos independentistas, con el visto bueno del PSOE, intenten aprobar la ley de amnistía o una similar, con el eufemismo socialista que quieran usar, habrá una respuesta judicial, política y electoral.

Si esto es tan grave, ¿por qué no hace el sacrificio de ofrecerle su abstención al PSOE para que no dependa de Puigdemont? Lo han empezado a pedir barones socialistas.

El PP es el partido que ha ganado las elecciones y estamos a sólo cuatro escaños de la mayoría absoluta sin recurrir al independentismo. Además, hemos propuesto al Partido Socialista un paquete de pactos de Estado para que la gobernabilidad no dependa del independentismo ni de los partidos que, como ellos mismos dicen, se quieren ir de España. Ya decía Alfonso Guerra aquello de que, después de que gobernase unos años el Partido Socialista, a España no la iba a conocer ni la madre que la parió. Lo que dijo Guerra es aplicable al PSOE porque, una vez que se vaya Pedro Sánchez, al Partido Socialista no lo va a conocer ni la madre que lo parió. Sánchez ha dinamitado lo que ha representado históricamente el PSOE y su aportación clave en la transición española.

Tampoco se escucha a muchos dirigentes socialistas en activo cuestionar lo que decide Pedro Sánchez.

Es que yo creo que en estos momentos el PSOE ya es patrimonio de Sánchez, todos los demás hacen lo que él y su entorno de Moncloa dicen que hay que hacer.

¿Mete en el mismo saco a Page?

Es de valorar lo que dice Page, pero una cosa es lo que se dice y otra lo que se vota.

¿Qué falló para que no hayan cumplido su objetivo de derogar el «sanchismo»?

Habría que recordar que Sánchez se ha presentado cinco veces a unas elecciones y en su mejor momento obtuvo 123 escaños y en las últimas 121. En mis primera elecciones generales he obtenido 137, después de cuatro mayorías absolutas en Galicia.

Pero derogación del «sanchismo» no ha habido, en tanto que está en condiciones de volver a gobernar.

Como dije, en el Congreso hemos subido 48 escaños y en el Senado hemos conseguido mayoría absoluta y el PSOE ha subido un escaño en el Congreso y ha bajado 22 en el Senado. El «sanchismo» ha perdido todas las últimas elecciones: andaluzas, locales, autonómicas y generales. Sánchez ha arrasado a todos sus barones autonómicos para intentar salvarse él. Además, hace mucho tiempo que el PSOE no había perdido tanto poder local, autonómico …, como ahora. Es evidente que hemos hecho un gran boquete al «sanchismo».

Si me permite un apunte de algo comentado antes. Habló del «clamor social» contra la negociación, ¿esto tiene que canalizarse en la calle?

Prefiero el diálogo y las discusiones en los Parlamentos antes que en la calle, pero es evidente que, si seguimos atropellando así la dignidad de los ciudadanos y de España, me imagino que los ciudadanos hablarán. Entre otras cosas porque están en todo su derecho democrático de poder expresarse en la calle, cumpliendo las reglas de orden público.

Se ha dicho que el PP había empezado a mantener contactos informales con Junts. ¿Fue realmente así?

Dijimos desde el primer momento que, como candidato a la Presidencia del Gobierno, voy a escuchar a todos los partidos que quieran hablar con nosotros.

¿Y desde Junts se lo pidieron?

A través de canales informales y de algunos mensajes que recibimos de Junts. Pero, cuando estaba pendiente la reunión oficial con Junts, el señor Puigdemont se refirió al PSOE y al PP en la comparecencia con sus exigencias para apoyar una investidura, e inmediatamente salí a dejar claro que ante una investidura condicionada a la amnistía, la reunión podíamos ahorrárnosla.

Eso no sorprendió a nadie, ¿no? Ya se sabía antes de esa comparecencia… Por cierto, ¿ERC también se ha dirigido a ustedes para pedirles diálogo?

Ni los más pesimistas esperaban un listado de exigencias de este calibre, un chantaje al Estado tan exagerado que ni a Sánchez le debería ser posible aceptarlo. Esquerra ha dicho ahora, o al menos así lo hemos visto publicado, que no quiere hablar, y vamos a respetar su actual falta de interés por el diálogo. Contrasta con la situación de antes de las elecciones, cuando hicieron llegar varios mensajes para contactar y hablar con el PP.

¿A qué lo atribuye?

No sé si obedece a que Sánchez se lo ha prohibido o a que Esquerra ha perdido más del 47% del voto en Cataluña y a que el PP ganó a ERC y a Junts, al ser la tercera fuerza. Tenemos más votos que ERC y Junts, lo que es otra prueba de que patrimonializar el sentimiento catalán por parte de los independentistas es otra falacia.

¿En algún momento se ha sentido desautorizado por su partido en esta apuesta por abrirse inicialmente al diálogo con Junts?

Insisto, nosotros somos un partido que está dispuesto a hablar con los grupos parlamentarios: en eso consiste la política, en hablar, para discrepar o para coincidir. La única excepción que hemos hecho es Bildu porque no les consideramos un interlocutor válido mientras mantengan en sus listas a personas condenadas por delitos de sangre y mientras no condenen los 900 asesinatos de ETA.

¿Le ha explicado esto al líder del PP catalán, que parece que le está criticando?

No solamente no me he sentido cuestionado, como me preguntaba antes, sino que lo volvería a hacer. Si un partido quiere hablar conmigo, y yo soy el candidato a la Presidencia del Gobierno, con un mandato del Jefe de Estado, es inaceptable que me niegue a hablar con los partidos que quieran hacerlo. Puede usted preguntar a cualquiera de los seis diputados por Cataluña, y no encontrará discrepancias sobre esta decisión. Y en ningún órgano del partido ha habido ni un solo comentario.

¿Qué más se puede hacer para «encajar» Cataluña en España?

Utilicé a propósito el término «encaje territorial», que es una expresión que han usado los partidos nacionalistas -ahora en lo que está el independentismo es en desencajar a Cataluña de España- y también lo usa el PSOE, para explicar que todos los anhelos de autonomía o financieros son legítimos siempre que estén dentro de la Constitución y que, en consecuencia, se garantice el principio de igualdad de todos los españoles.

¿Hay margen, dentro del respeto al principio de igualdad entre españoles, para sentarse con el PNV y con los partidos independentistas para negociar la cesión de más competencias o de financiación a Cataluña y al País Vasco? ¿O que haya en esas comunidades una menor representación del Estado?

El Estado no puede retirarse de las partes que lo conforman. En mi opinión, el Estado no puede tener menos presencia en esas Comunidades Autónomas.

Pues por ese camino nunca va a conseguir el apoyo del PNV.

El PNV tiene que decidir si quiere ser uno más de los satélites del «sanchismo» o quiere tener un criterio propio para la defensa de los intereses vascos. ¿Qué puede decir el PNV que ha conseguido de Sánchez que sea útil a los intereses de los trabajadores y de las empresas vascas? El PNV tiene que decidir si quiere ser determinante en la política española con tan solo cinco escaños o ser uno de los 23 partidos que apoyan a Sánchez, sabiendo que después eso será juzgado en las urnas cuando el Lendakari convoque las elecciones. El Partido Popular de Euskadi va a defender la economía vasca, el interés de los trabajadores vascos y de las familias vascas. El PNV tiene tiempo para pensar y posicionarse: que haga lo que considere oportuno, pero me da la sensación de que habrá muchos vascos que no entiendan cómo el PNV prefiere a Podemos, a ERC y a Bildu, antes que al PP.

Antes que a Vox, porque el PP les necesita para gobernar.

Mis diferencias con Vox son conocidas, pero no me duelen prendas reconocer que esta vez Vox ha tenido un comportamiento de una enorme dignidad cuando ha aceptado que el PP gobierne en solitario. Por lo tanto, ésta no es una razón, es una excusa. Si yo soy el presidente del Gobierno puedo nombrar a todos mis ministros, cosa que no puede hacer ni ha hecho Sánchez, por ejemplo.

Pero necesitará los votos de Vox en cada decisión o iniciativa parlamentaria.

Y los del PNV. ¿No quieren participar en los próximos Presupuestos Generales del Estado? ¿No quieren intervenir en el diseño de una política industrial ausente en los últimos 5 años? ¿El PNV no quiere tener una política energética que tenga una discriminación positiva para la industria y, por lo tanto, para el empleo? ¿No quiere gestionar los fondos Next Generation, cuando el Gobierno vasco se queja amargamente porque nadie les hace caso en ningún ministerio? ¿No quieren acabar su tren de alta velocidad, que lleva aplazado durante años? Quedan semanas para que el PNV valore cuál es su posición, pero, reitero, nuestras políticas sociales y económicas coinciden mucho más con las suyas que las del PSOE en alianza con el Partido Comunista, y como dije, con Bildu, con Podemos….

En el análisis de las causas por las que no se han cumplido las expectativas respecto al apoyo social para derogar el «sanchismo», ¿qué cuota de responsabilidad atribuye a los pactos autonómicos con Vox?

Ha habido algunos factores que han intervenido en el hecho de que el Partido Popular no sacase más escaños de los que ha obtenido. Ha habido un 20% de electorado pensionista al que el Gobierno le ha subido el 8,5 por ciento las pensiones, a la vez que les mentían diciendo que el PP quería rebajarlas. Cuando, en realidad, el único partido que ha congelado las pensiones en España ha sido el Partido Socialista con el visto bueno de Sánchez. También ha habido un porcentaje importante de electorado femenino que ha reaccionado en contra ante los pronunciamientos de Vox sobre la violencia machista o sobre el colectivo LGTBI. Y, por supuesto, ha influido que las elecciones cogieran al PP en un momento en el que tenía que gestionar los pactos autonómicos y municipales, de acuerdo con sus victorias en las elecciones del 28M. Tengo que mencionar también el hecho de que las elecciones generales se celebraran el 23 de julio, cuando la mitad de los españoles estaban de vacaciones y con unas encuestas que anunciaban una victoria sobrada del PP.

¿No cree que la sociedad se habría asustado menos de algunos planteamientos que defiende Vox si no hubieran aceptado meterles en todos los gobiernos, incluso contradiciendo la regla de que, si sólo era necesaria su abstención en la investidura autonómica, no iban a permitirles entrar?

Cuando uno no cumple el cien por cien de sus expectativas es evidente que no ha conseguido el cien por cien de sus objetivos. Es verdad que hemos ganado, y estamos sólo a cuatro votos de la investidura, pero nuestro objetivo también era gobernar y esto no va a quedar claro hasta dentro de dos o tres semanas. Ahora, también le digo que todo lo que hemos firmado en las comunidades autónomas con Vox no incluye ni una sola línea en contra de la violencia machista, ni una.

Hablar de política intrafamiliar se ha leído como una cesión. O aceptar compartir responsabilidades institucionales con representantes de Vox que se niegan a posar detrás de una pancarta contra la violencia machista después del asesinato de una mujer. O suprimir consejerías de igualdad…

Hablar de política intrafamiliar no es estar en contra de la violencia machista, son dos hechos distintos. Como le he dicho, no hemos firmado nada que vaya en contra de la lucha contra la violencia machista y todas las decisiones han ido en la dirección de colocar la igualdad en el primer plano de los Gobiernos autonómicos presididos por el Partido Popular. Esta semana explicaba Fernando López Miras en la Región de Murcia, en su discurso de investidura, que su bandera será la igualdad. Carlos Mazón, en la Comunidad Valenciana, también ha designado una vicepresidencia de igualdad. Y nuestra biografía está ahí: el Partido Popular es el autor, proponente, del pacto de Estado por la igualdad, contra el que sólo se opuso, por cierto, Podemos. Y resulta que cuando el PSOE llega al gobierno, le da el Ministerio de Igualdad al único partido que no firmó el pacto. No vamos a aceptar lecciones de un Gobierno que es el autor de la ley que ha permitido que violadores y agresores sexuales, condenados en firme, alivien las penas fijadas por los tribunales. Y creo que es evidente que el Partido Socialista utilizó su doberman, actualizado al año 23, en las comunidades autónomas en las que había ganado el PP para usar a Vox como coartada para que no gobernásemos. Le recuerdo que no quisieron hablar del pacto para que gobierne la lista más votada y ahora se han encontrado con el gesto de madurez de Vox de dejar que el PP gobierne en solitario a nivel nacional, algo que no se esperaban.

¿No se arrepiente entonces de ninguno de los pactos firmados con Vox? ¿O de que obligaran a rectificar su «no» al acuerdo a la hoy nueva presidenta de la Junta de Extremadura, en coalición con un partido al que acusó de «machista» y «xenófobo»?

Somos un partido de Estado: el mismo PP que ha pactado con Vox en gobiernos autonómicos es el que le ha dado al Partido Socialista la alcaldía de Barcelona y la de Vitoria, o al PNV la Diputación Foral de Guipúzcoa. Nuestra misión es dar estabilidad a las instituciones, pero no nos vamos a salir del carril de nuestros principios programáticos. La violencia machista existe, hay más de 40 huérfanos como consecuencia de la violencia machista en estos meses del año 2023. Más claro no lo puedo decir. Nuestro carril es la Constitución española, nunca nos hemos movido de él y asumimos nuestra propia biografía. Nosotros no hemos pactado nunca la dignidad de España para obtener un cargo, y el Partido Socialista tiene más pactos con Junts y con Esquerra de los que tienen juntos Junts y Esquerra. No nos engañemos, el objetivo del PSOE no es que no gobierne Vox, es que nunca pueda gobernar el PP.

Una de las conclusiones de escucharle, dígame si me equivoco, es que si se confirma una investidura de Sánchez, gracias al pacto con Puigdemont, usted se quedará en la oposición hasta que vuelva a haber elecciones generales.

Yo dije, e intento cumplir lo que digo, que me iría si no ganaba a Sánchez. Desde que empezó mi etapa en la Presidencia nacional del partido, hemos ganado a Sánchez con una mayoría absoluta en Andalucía, hemos ganado las autonómicas y las municipales, y también las generales. Mi obligación es cumplir con mi deber.

Pues dicen que Ayuso y Juanma Moreno están ya en la carrera por sucederle.

Estoy encantado con que Ayuso, Moreno y algún otro presidente, porque ahora gobernamos en prácticamente todas las comunidades, sean dirigentes a los que se ve con capacidad de ostentar un liderazgo nacional, como se decía de mí. El PP tiene banquillo y yo haré todo lo posible para que el PP sea un partido sólido y fuerte y que no dependa de una única persona, de quien en el momento sea el presidente nacional. Voy a cuidar que el PP tenga políticos con proyección nacional y es evidente que Ayuso y Moreno tienen que tener su predicamento interno porque han conseguido mayorías absolutas en sus comunidades autónomas, que son muy importantes en el reparto del poder territorial. Ahora, vamos a ver qué pasa con las elecciones gallegas, si conseguimos la quinta mayoría absoluta con el candidato Rueda, y, le insisto, yo nunca he tenido miedo a compartir liderazgos porque nunca he llegado dando codazos a ningún dirigente de mi partido. Todo me lo he ganado en las urnas, cuatro veces en Galicia y una en las elecciones generales.

Alberto Núñez Feijóo: «Si hay ley de amnistía, habrá respuesta judicial, política y electoral»

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