Repsol se ha arremetido este jueves, tras presentar un beneficio de 2.785 millones de euros hasta septiembre, uno de los más elevados de su historia, contra la pervivencia del gravamen a energéticos y bancos que recoge el acuerdo de gobierno de PSOE y Sumar. La petrolera ha advertido de que «la falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal del país podría condicionar sus futuros proyectos industriales en España».
En un comunicado para presentar sus resultados de los nueve primeros meses del año, la multinacional señala que ese gravamen, «que se ideó como temporal y extraordinario, castiga a las empresas que, como Repsol, invierten en activos industriales, generan empleo y garantizan la independencia energética del país», mientras «favorece a los importadores que no generan empleo ni actividad económica relevante en España».
Repsol es una de las energéticas que ha recurrido ese impuesto, que actualmente se aplica este ejercicio y el próximo con un gravamen del 1,2% en la facturación de las empresas con ingresos de más de 1.000 millones excluyendo los negocios regulados y actividades fuera de España y extrapeninsulares. Repsol, la compañía más impactada, con unos 450 millones anuales, asegura que es «la empresa del Ibex 35 que más impuestos pagó en el país» en 2022. Cifra su contribución fiscal en 10.890 millones, de los que cerca del 70% (7.441 millones) corresponden a España y 3.206 millones son tributos propios.
Hasta septiembre, la empresa redujo sus beneficios un 14% respecto al histórico 2022, en un contexto marcado por unos precios de los hidrocarburos y unos márgenes del refino inferiores con respecto al año pasado, en el que se dispararon por la crisis energética tras la invasión de Ucrania por Rusia.
No obstante, en el tercer trimestre de 2023 el margen de refino (indicador clave de la marcha del negocio) se duplicó con creces respecto al periodo veraniego al situarse en 13,5 dólares por barril, uno de los más altos de la historia de la compañía.
El resultado ajustado, que mide específicamente el funcionamiento de los negocios, fue de 3.816 millones, un 19% menos, mientras que la deuda neta se situó en 1.855 millones, con una liquidez de 10.650 millones, suficiente para cubrir más de cinco veces los vencimientos. Deuda bruta a corto plazo. El grupo ha anunciado un incremento del 14% en el dividendo a pagar el próximo enero, hasta 0,4 euros por acción.
La energética ya este año ha adelantado el objetivo de retribución para sus más de 520.000 accionistas que tenía previsto realizar entre 2024 y 2025 dentro de su plan estratégico, que revisará en el primer trimestre del próximo ejercicio tras pulverizar todos sus objetivos. Así, sumando dividendos y reducciones de capital, supondrá la distribución de cerca de 2.400 millones de euros en el conjunto de 2023.
La energética destacada que estos sólidos resultados del periodo de enero a septiembre permiten avanzar en la transformación del grupo «con el desarrollo de proyectos industriales bajos en carbono, el aumento de su cartera de activos renovables y el lanzamiento de una oferta de multienergía diferencial para los clientes en España».
Dentro de este proceso de transformación y descarbonización para ser cero emisiones netas en 2050, Repsol invirtió 4.362 millones entre enero y septiembre, un 82% más, principalmente en proyectos bajos en carbono. El 41% se destinó a España y el 37% a Estados Unidos. En el conjunto de 2023, el grupo prevé invertir unos 5.200 millones, un 24% más que en 2022.
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