Solo hay un Ser. Una realidad cuya naturaleza (aquello que no cambia en ella) es la Existencia y la Consciencia.
La Existencia es consciente, se conoce a sí misma.
El Ser es la Existencia primera, lo que existe por sí mismo, sin haber sido creado. Y el Ser sabe que es, porque es consciente. Es, por tanto, la Existencia primera y la Consciencia primera.
Tú eres. Existes y sabes que existes. ¿Quién eres tú? ¿Qué es todo esto, el universo entero? ¿Qué hacemos aquí? ¿Cuál es el sentido de la vida?
El Ser es la Existencia primera, sin principio y, por tanto, sin fin. El Ser es la Existencia misma. Y se conoce a sí mismo, por lo que es la Consciencia misma, que conoce por sí misma, sin ser iluminada por ninguna otra luz.
La Existencia y la Consciencia siempre es. Siempre está y se auto-conoce. Sin principio ni fin. Y es siempre igual. Pura Consciencia: SOY. Y como soy, SÉ que soy. Me conozco, me siento y soy PLENITUD, porque soy ilimitado y libre, incondicionado, sin otro, sin partes, sin cambio, sin nada que lograr ni perder porque soy todo, sin miedo porque soy eterno e inmutable.
La manifestación
Una ilustración ―
El Ser, con su poder, la Ilusión «Maya», dibuja en sí mismo todos los universos conocidos y no conocidos y lo hace con los tres colores básicos de la Ilusión «Maya»: sattva (felicidad, luz), rajas (dolor, fuego-pasión) y tamas (oscuridad, estancamiento).
Al Ser artista le llamamos Dios.
El Ser, con su poder la Ilusión «Maya», al que llamamos Dios, dibuja en sí mismo todos los universos conocidos y no conocidos, y entra y habita en los seres animados que dibuja. Al Ser, conocido como Dios, que habita en los casi infinitos cuerpos que ha pintado en sí mismo le llamamos seres vivos: personas, animales, plantas; y también dioses, espíritus, demonios, etc.
El Ser (que es la Existencia―la Consciencia una y la misma) que, llamado Dios, reside en el corazón de las personas que dibuja en sí mismo con su poder ―la Ilusión «Maya» (sattva ―felicidad, luz―, rajas ―dolor, fuego-pasión― y tamas ―oscuridad, estancamiento)― es el Ser que es, siente, conoce, actúa y experimenta en tu cuerpo-mente-corazón, aquí y ahora, seas quien seas.
En toda esta expresión grandiosa del poder de la Ilusión «Maya», nada ha cambiado jamás en lo que es; en el Ser, que es la Existencia primera, porque es la Existencia misma, una, y conoce por sí mismo, porque es la Consciencia, una.
El dolor del gran olvido
Pero el Ser en tu cuerpo-mente se olvida de que es la Existencia misma del universo entero y está convencido de ser una persona con un cuerpo-mente-corazón particular, que nace, vive su particularidad condicionada (vives estrecho y limitado, porque eres poca cosa en relación a la realidad) y muere, etc.
Por eso el ser humano sufre; porque es consciente de que vive estrecho y limitado con experiencias del par de opuestos: felicidad-dolor, nacimiento-muerte…
Sufrimos por nuestro gran olvido de que el ser que habita este cuerpo-mente, yo, es la Existencia misma del universo entero, una y sin cambio.
Ser humano es haberse olvidado. Si no, no tendríamos consciencia de ser humano sino que seríamos Ser, lo que es, la Existencia misma.
Un despiste que te convierte en dibujante casi eterno de tus vidas múltiples y diversas, pero siempre vidas estrechas. Según tu pensamiento, haces; y según haces, experimentas. Y según experimentas, piensas. Así indefinidamente, mientras no alimentes tu recuerdo de quién eres en verdad.
Cómo recuerdo
Primero, purifica y calma tu mente-corazón (tu órgano de conocimiento-experiencia-sensibilidad interno), que el pobre está de los nervios al recibir sin tregua infinidad de impactos contradictorios del mundo que conoce y con el que interactúa a través de los sentidos y órganos de acción del cuerpo que habita.
Limpiando y calmando tu mente-corazón, lo fortalecerás e irás expandiendo tu consciencia, caminando hacia el recuerdo de quién eres en verdad y qué es todo esto, el universo conocido y por conocer.
― ¿Cómo purifico y calmo mi mente-corazón? Porque no es nada fácil.
― Con Conocimiento y Desapego. Conocimiento del Ser eterno y pleno y Desapego (no deseo-dependencia, no identificación) de las experiencias de tu cuerpo-mente, que son tu vida estrecha. Conocimiento (hasta la realización directa, inmediata, natural y constante) de la Vida Plena y Desapego (no deseo-dependencia, no identificación, soltar lastre) de la vida estrecha.
― ¿Y cómo lo hago?
― Así, con arte y maestría del cuerpo-mente:
- «Tapas» – Fuego, esfuerzo para auto-controlar y dirigir en tu dirección a tu cuerpo-mente y transformar hábitos que te obstaculizan o te llevan a otro destino distinto al que deseas.
- «Swadhyaya» – Estudio de uno mismo (mis debilidades y mis fortalezas para caminar en este camino de recuerdo de quién soy yo) y estudio luminoso (en la tradición oral, directa) de las Escrituras que te muestran este camino (como Bhagavad Guita, Upanishads, Yoga Sutras, etc.).
- «Santosha» – Contentamiento, gratitud, la sensación de que tu vida está bien, tienes lo que necesitas para recordar.
- «Ahimsa» – No hacer daño a ningún ser, ni de pensamiento, palabra ni acción física.
- «Aparigraha» – No posesividad, no avaricia.
- «Satya» – Practicar la verdad, la honestidad, transparencia, sinceridad.
― Todo esto es muy difícil. Yo no puedo.
Claro que puedes. Pero, ¿quieres, de verdad?
Has nacido ya con el instrumento adecuado para este arte y maestría de tu cuerpo-mente: tu intelecto «buddhi». La parte más elevada de tu órgano de conocimiento interno, tu inteligencia, tu poder de evaluar, decidir y de determinación. Tu poder de motivación-tu voluntad «sankalpa shakti» y tu fuerza interior, que logras al tener claridad y honestidad sobre qué quieres hacer con tu vida y tener un esfuerzo coordinado y armonizado con toda tu energía y tus instrumentos (cuerpo-mente-corazón), de modo que dices y haces lo que realmente piensas y sientes, te conducen a creer en ti, a hacer lo que tienes que hacer con habilidad, poder y concentración y así alcanzar tu objetivo vital, tu éxito tanto en el exterior como en el recuerdo de quién eres tú y el exterior en realidad.
No apegues tu poder de motivación-tu voluntad y tu fuerza interior naturales ―que son el aire que respira tu alma―, quebrándote por dentro (desarmonizando tu pensamiento-sentimiento-palabra-acción) con la ansiedad resultante; ni con el sentimiento de culpabilidad al saber que no estás haciendo nada por mejorar porque piensas que no puedes y te cierras tanto a tu motivación-tu voluntad y tu fuerza interior como al consejo y apoyo válidos de otros.
Has nacido con el instrumento para hacerlo, sabes cómo hacerlo, hazlo; ¿quieres?
Deja de perder el precioso e incierto tiempo de la vida humana en borrar y retocar el dibujo de tu vida estrecha y recuerda que el sentido de la vida es Vivir en Plenitud, recordando tu verdadero Ser y el Ser del universo entero.
Y esta práctica que limpia, calma y fortalece tu mente-corazón culmina en «Ishvara pranidhana», actuar pensando-amando-sirviendo a Dios, la unidad de todo, quien habita en el corazón de los seres con los que te relacionas y en el tuyo.
Para liberarte de la esclavitud del resultado de la acción (la cadena «según tu pensamiento, haces; y según haces, experimentas. Y según experimentas, piensas. Así indefinidamente, mientras no alimentes tu recuerdo de quién eres en verdad»), tienes que dejar de ser el agente que dibuja los resultados de tu acción para ti. Es decir, tienes que dejar de actuar persiguiendo unas experiencias para ti, para tu cuerpo-mente-corazón.
¿Cómo? Dáselas a Dios, que a él/ella le da igual, lo acoge todo.
Actúa (haciendo lo que sea que hagas) pensando-amando-sirviendo a Dios (en la forma que quieras o sin forma), la unidad de todo, quien habita en el corazón de los seres con los que te relacionas y en el tuyo. Así:
- Dejas de ser el experimentar de los resultados de tu acción, te vas liberando del par de opuestos (felicidad-dolor…), para experimentar paz pase lo que pase, porque no actúas ya para lograr experiencias, sino como una expresión de amor puro, inmenso, incondicional, sin expectativas y, por tanto, sin lucha, frustración ni enfado.
Esto es el sentido del «no te preocupes, todo va a ir bien». Así, sí. - Expandes tu consciencia del individuo a la totalidad.
Estás caminando de la vida estrecha a la Vida Plena.
El arte y maestría del cuerpo-mente (tapas, swadhyaya, santosha, ahimsa, aparigraha, satya) e Ishvara pranidhana (actuar pensando-amando-sirviendo a Dios, la unidad de todo, quien habita en el corazón de los seres con los que te relacionas y en el tuyo) son el Fitness del Recuerdo del Ser para tu mente-corazón.
Tu mente-corazón, purificado, calmado, fortalecido con consciencia expandida del individuo a la totalidad, tiene el poder potencial ahora de ir más allá de la Ilusión, de penetrar el dibujo cósmico y minucioso de Maya (el poder de la Ilusión del Ser cuando es llamado Dios) y conocer la Verdad, el Ser del universo, de Dios y de uno mismo.
¿Qué es el Ser del universo, de Dios y de uno mismo?
La Existencia misma, eterna, la Consciencia pura, una, sin cambio, plenitud.
Todo cuanto ves es el Ser, todo cuanto escuchas, tocas, hueles, saboreas es el Ser; todo cuanto piensas es el Ser, todo cuanto sientes; todo cuanto haces y experimentas es el Ser.
Y Ser es uno, sin cambio.
Todo cambio es el dibujo de Maya, «la Ilusión» ―el poder de dibujar del Ser cuando es llamado Dios―, en el Ser.
― ¿Cómo sé que esto es verdad y no otra fantasía más, otro placebo del ser humano?
Investiga. Lo tienes que descubrir tú directamente.
Date cuenta de la Consciencia pura permanente (una, sin objetos, sin cambio) en toda consciencia de algo que adquieres a través de los sentidos de tu cuerpo y de tu mente y del vacío cuando estos cesan su actividad.
En vigilia eres consciente de muchas cosas: soy consciente de este ordenador, soy consciente de este móvil, soy consciente de esta habitación, soy consciente de mi cuerpo, soy consciente de esta persona, soy consciente del espacio exterior, soy consciente del Sol, etc. Y experimentas el par de opuestos (felicidad-dolor…).
En sueños eres consciente de muchas cosas: soy consciente de este ordenador, soy consciente de este móvil, soy consciente de esta habitación, soy consciente de mi cuerpo, soy consciente de esta persona, soy consciente del espacio exterior, soy consciente del Sol, etc. Y experimentas el par de opuestos (felicidad-dolor…).
En sueño profundo (cuando tu mente deja de estar activa) no eres consciente de nada, es decir, eres consciente de la nada, por eso lo recuerdas al despertar, «no sabía nada».
En samadhi (meditación profunda) eres consciente de la Consciencia pura, sin objetos; y experimentas paz, plenitud, dicha, infinitud.
En todo estado de experiencia cotidiana y yóguica eres consciente de algo. Date cuenta de que ese «algo» (el objeto conocido) ―el universo en vigilia y sueño; la nada en sueño profundo; la Consciencia pura en samadhi― cambia; una cosa es conocida y luego ya no, y otra cosa es conocida, etc., pero la Consciencia misma no cambia.
Lo permanente, sin cambio, eterno, en ti, eres tú. Tú Eres la Consciencia misma, que siempre conoce y que se auto-conoce porque es conocimiento.
Lo conocido ―el universo entero― es un dibujo del Ser cuando se le llama Dios en sí mismo. Lo conocido es conocimiento, por tanto, es Consciencia, eres Tú.
El instrumento para conocer lo conocido (tu cuerpo-mente) es el agente para conocer objetos y recordar quién eres tú en realidad. Por tanto, tu cuerpo-mente, siendo agente para conocer, es conocimiento. Por tanto, tu cuerpo-mente eres Tú, todos los objetos de conocimiento (el universo entero y Dios) eres Tú. Y Tú Eres la Existencia misma, la Consciencia misma, una y sin cambio, eterna.
No existe nada fuera de la Existencia una y sin cambio. Reconoces la Existencia una y sin cambio al distinguir la Consciencia pura permanente de la consciencia de objetos cambiantes y efímeros. Todo lo cambiante es conocido, por tanto, es Consciencia y Existencia sin cambio. Todo cambio, movimiento, diferenciación, nacimiento, muerte, acción, resultado, experiencias del par de opuestos (felicidad-dolor…) no genera ni la más mínima transformación en el Ser de todo ello, en la Existencia misma, en la Consciencia pura. Por tanto, todo cambio, etc. es una ilusión «Maya» en el Ser uno y lo mismo, eterno y pleno.
― ¿Cómo me estabilizo en ese Conocimiento del Ser, en esa Vida Plena?
Con concentración constante y ―normalmente― durante largo tiempo en la Consciencia misma, una y sin cambio, donde todo es y sucede sin cambiar nada.
Lo puedes hacer:
- Actuando con devoción pensando-amando-sirviendo a Dios (sabiendo que es el Ser), la unidad de todo, habitando en el corazón de las personas con las que te relacionas y en ti mismo/a.
- Renunciando a la acción en la vida de tu cuerpo-mente y concentrándote en la Consciencia misma mediante la meditación, la contemplación, el estudio y la indagación, el recordar un nombre que te recuerda al Ser, etc.
Con la actitud de un niño/a pequeño respecto a la vida; ‘que pase lo que tenga que pasar’. - Viviendo en este cuerpo-mente con normalidad pero a la vez concentrándote en la Consciencia misma mediante la meditación, la contemplación, el estudio y la indagación, el recordar un nombre que te recuerda al Ser, etc.
- …
― Esto es muy complicado. La Liberación, la Vida Plena, es para uno entre muchos millones.
No te agobies por el fin. Camina en el camino correcto, ve concentrándote en cada paso, y con cada paso que haces en el camino correcto superas miedos, límites, obstáculos y confusión; ganas fuerza, paz, claridad, libertad y felicidad y vas recordando quién eres tú en verdad y el universo entero.
― ¿Hasta cuándo?
Hasta que el Ser, uno, lo mismo y sin acción, cambio, nacimiento ni muerte, lo que Es en ti y en todo, brille en ti de forma natural, espontánea, sin práctica de tu cuerpo-mente.