“Delulu es la solulu”, es el nuevo mantra que abraza la Generación Z, una idea que podría traducirse como “autoengañarse es la solución” y que está ganando terreno a pasos agigantados entre los más jóvenes como una vía para sentirse mejor, ganar autoconfianza y alcanzar sus sueños.
¿El mundo real no te gusta? Invéntate otro. ¿No te agradas tal como eres? Imagina que eres otra persona. ¿Tu ex no te devuelve las llamadas? Ilusiónate pensando que en algún momento lo hará. Y si te parece que esa propensión a engañarse es delirante, es porque lo es.
¿Qué es delulu? Significado y origen de un concepto que está causando furor entre los jóvenes
Delulu es un término que proviene de la palabra en inglés “delusion”, que significa delirio. Curiosamente, se originó alrededor de 2014 para referirse a la comunidad de fanáticos del K-pop, específicamente, para describir el comportamiento delirante de algunos que están firmemente convencidos de que terminarán teniendo una relación de pareja con su ídolo.
Sin embargo, con el paso del tiempo su significado se ha ido transformando para convertirse en una forma de afrontar la vida, una mentalidad con la que miles de jóvenes se están identificando y que les anima a explorar el potencial de desarrollar un grado delirante de confianza en sí mismos mientras construyen castillos en el aire y creen que pueden con todo.
La era delulu: fantasear con tu vida, recrear tu mundo…
El pensamiento mágico siempre ha existido. Y seguirá existiendo. Los delirios siempre han existido. Y seguirán existiendo. Cada vez que las cosas pintan mal, nos sentimos tentados a inventar una realidad alternativa en la que todo vaya mejor. El delulu no es nada nuevo bajo el sol.
El problema es que ahora esta tendencia se está viralizando en la Generación Z y entre los millennials más jóvenes como una mentalidad y estrategia de «afrontamiento» – aunque sería más correcto llamarla de evitación – que puede generar resultados positivos. El término, que ya se ha convertido en una actitud, se refiere al proceso de hacer posible lo aparentemente imposible, o al menos intentarlo – porque ya sabemos que del dicho al hecho suele haber un buen trecho.
Un joven usuario de TikTok comentaba: “creo que delirar es uno de los factores clave para ser feliz en esta generación. Recuerden que mantenerse delulu es la solulu (solución). Piensen positivo”. Por tanto, podríamos estar entrando en una “era delulu” – con todo lo que ello conlleva, para bien o para mal. Basta pensar que los vídeos delulu tienen más de 4,8 mil millones de visualizaciones en TikTok.
¿Vivir en Delululand es la solución?
Depende.
Imbuirse en la mentalidad delulu para cambiar nuestros pensamientos, romper las barreras internas que nos obstaculizan y atrevernos a perseguir nuestros sueños es positivo. De cierta forma, abrazar ese concepto lúdico y atrevido puede infundirnos una dosis de autoconfianza. Y a veces, ese es el empujón que necesitamos para salir de la zona de confort y hacer realidad lo que pensábamos que era imposible.
De hecho, una investigación desarrollada en la Universidad Milán-Bicocca comprobó que, efectivamente, las personas más optimistas muestran avances más significativos en sus objetivos personales en comparación con quienes son más pesimistas. Generalmente esto se debe a que el optimismo alimenta la esperanza, lo cual suele impulsarnos a aceptar desafíos que de otra forma nos habrían amedrentado.
Sin embargo, otro estudio realizado en la Southern Illinois University Carbondale comprobó que los estudiantes más eficaces no solo eran aquellos que se desafiaban a sí mismos y aspiraban a buenas calificaciones, sino también los más capaces de controlar sus impulsos, regular sus comportamientos y persistir ante los retos. Eso significa que no basta con imaginar castillos en el aire, hay que subirse las mangas y construir unos cimientos sólidos.
Lo demuestra otra serie de experimentos realizados en la Universidad de Nueva York. Estos psicólogos analizaron cómo lidiamos con diferentes desafíos vitales, desde conseguir un puesto de trabajo hasta encontrar pareja o pasar un examen. Después de dos años, constataron que los participantes que dedicaban más tiempo a recrear fantasías positivas tenían peores resultados. Las personas que soñaban con alcanzar su puesto de trabajo ideal realmente se habían postulado en menos empresas, habían recibido menos ofertas y estas les proponían salarios más bajos.
¿Por qué?
La respuesta llega de la mano de otro experimento llevado a cabo en la Universidad de California. En ese caso, los psicólogos comprobaron que los estudiantes que visualizaban su objetivo final: obtener buenas calificaciones, tenían peores resultados que aquellos que se imaginaban realizando los pasos necesarios para alcanzar esa meta.
Curiosamente, la clave no radicó en el tiempo dedicado al estudio. Los investigadores creen que visualizar el proceso, más que los resultados, nos ayuda a planificar cada uno de los pasos necesarios y nos brinda la tranquilidad y confianza que necesitamos.
El problema de una gran fantasía y de escapar de la realidad es que nos permite anticipar el éxito “aquí y el ahora”, pero no nos prepara para afrontar los desafíos. Sin duda, ser más optimistas y alimentar mayores expectativas puede fomentar un mayor compromiso y, por ende, ayudarnos a progresar. Pero hay una gran diferencia entre alimentar una actitud positiva ante los retos y autoengañarnos o delirar.
Alimentar los delirios no es tan inocuo, también conlleva riesgos
Es importante tener claro que por muy chula, ligera y divertida que suene la palabra delulu, en su base se encuentra el delirio, el cual implica la pérdida de contacto con la realidad ya que se refiere a una creencia fija y falsa a pesar de las evidencias que indican lo contrario.
Nuestra capacidad para diferenciar los hechos de la fantasía es esencial para movernos en el mundo y responder de manera adaptativa. Tenemos que tomar nota de lo que sucede para establecer un plan de acción consecuente que nos permita alcanzar nuestros objetivos.
Desconectarnos de la realidad, imaginando una mejor, no siempre es la solución, sino que a menudo puede crear más problemas de los que resuelve. Es cierto que la mentalidad delulu puede aliviar la tensión y la angustia durante un tiempo, pero a largo plazo, es probable que los problemas de los que pretendíamos huir sigan estando ahí o incluso haber crecido bajo la sombra de nuestra negación.
De hecho, otro TikToker comentaba en un vídeo que posteriormente eliminó: “elijo vivir así porque es mucho más fácil vivir sin estrés”. En el fondo, la popularidad de la “filosofía de vida” delulu habla de una profunda insatisfacción, ya sea con uno mismo o con el mundo que les rodea.
Esta mentalidad puede ofrecer una vía de escape de la realidad, pero autoengañarnos a diario sobre nuestras posibilidades de alcanzar ciertas metas no nos ayudará a aprender a lidiar con la frustración, pivotar y ser más flexibles. De esta forma, cuando nos topemos con la dura realidad, nos parecerá aún más dura.
Por tanto, hay que tener cuidado con la manera en que se usa esa mentalidad. “Delulu NO es la solulu”, o al menos no para todo. Podemos usarla para aumentar nuestra autoestima y autoconfianza o incluso para darnos ánimos en el camino, pero sin perder de vista la realidad. Parafraseando a Henry David Thoreau, si has construido castillos en el aire, no des tu trabajo por perdido; pero tendrás que colocar los cimientos debajo de ellos si quieres construir algo duradero y sólido en el tiempo.
Referencias Bibliográficas:
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Mentalidad “delulu”: pensar que puedes con todo no hará que puedas con todo