Nuestra energía está dispersa y desorganizada desde que nacemos. Si mantenemos por inercia la dispersión de nuestra potencia, vivimos como esclavos de las circunstancias, externas o sociales e internas o mentales. Hacemos lo normal, que es mediocre y limitado; incluso creyéndonos diferentes.
Nuestra energía, nuestra potencia, está dispersa y desorganizada desde que nacemos. Nacer conlleva en sí mismo dispersión. Es natural, al entrar en la multiplicidad de los sentidos y la mente ―consciente e inconsciente― y, por tanto, en el sentimiento, la acción y sus resultados en forma de experiencias de placer, dolor, etc.
Si mantenemos por inercia natural la dispersión de nuestra energía, vivimos como esclavos de las circunstancias, externas o sociales e internas o mentales. Hacemos lo que se supone, lo normal, que es mediocre y limitado; incluso creyéndonos diferentes y transgresores. No lo somos si no concentramos nuestra energía dispersa en un esfuerzo coordinado de todo nuestro ser para entender y seguir nuestra propia dirección, verdaderamente libres tanto de las ideas y reacciones de nuestra gente y del mundo como de nuestra propia desorganización interna, de nuestra mente-corazón.
Pero nacer humano también conlleva el inmenso poder en potencia de concentrar nuestro poder, nuestra energía y nuestras ideas y sentimientos dispersos, para encontrar, dirigirnos y realizar nuestro propio objetivo vital y vivir de verdad, con luces y sombras, pero las propias y, por tanto, vividas de verdad, no en la ficción del otro, del mundo ni de tu mente-corazón dispersa y confundida.
Por eso es vital vivir con un esfuerzo coordinado de todos tus instrumentos como ser humano; para no llegar a tu lecho de muerte con frustración y rabia internas por haber desperdiciado tu vida.
No importa el pasado. Importa que estás a tiempo de hacerlo y construirte tu vida, vivirla de verdad.
¿Qué es el esfuerzo coordinado de todos mis instrumentos?
Tus instrumentos son tu cuerpo, tu habla y tu mente. Es decir, tus cinco sentidos (oído, tacto, vista, gusto y olfato), tus órganos de acción (hablar, tocar, moverte, el sexo y desechar) y todos los niveles de tu mente-corazón:
― La mente, o centro de ideas y sensibilidad: recibe el impacto de la percepción de tus sentidos. Aquí lo externo entra en ti y dudas.
― La memoria, donde se almacenan nuestras impresiones mentales, que son nuestras percepciones y experiencias previas.
― Ego, idea de “yo soy esto, esto es mío”.
― Intelecto, tu centro de evaluación, decisión y determinación. Esta es la parte de tu mente (órgano interno) que debes utilizar para aprovechar su claridad en analizar tu vida externa e interna, tomar decisiones y realizarlas; tomar las riendas de tu vida desde tu propia luz.
El intelecto es tu primer instrumento como individuo y, por tanto, el que refleja directamente la Luz auto-luminosa del centro de tu Ser.
En cuanto lo utilices escucharás tu voz interior que te habla con claridad y sabiduría intuitiva y te dice qué es esto, los acontecimientos en tu vida, y qué hacer.
Para ello, necesitas conocer todas las dimensiones de tu mente y de tu Ser y pacificar y purificar tu mente, tu memoria y tu ego con el Yoga, es decir, siendo maestro/a del movimiento de tu mente, de tu ego y de tu cuerpo. Así dejarás de reaccionar sin dirección ni sentido propios a las condiciones de tu vida, externas e internas, y escucharás y podrás seguir tu voz interior, de tu intelecto en paz, de tu alma pura e intuitiva.
La mente subconsciente, por su parte, es donde están almacenes nuestras impresiones mentales y es la que nutre nuestra mente consciente configurando nuestras tendencias, hábitos, personalidad.
No percibimos la realidad a través de los sentidos y la mente. Solo percibimos la superficialidad de la realidad, lo efímero y cambiante, y además la reinterpretamos pasándola por el filtro de nuestras experiencias e impresiones mentales y reaccionamos y experimentamos los resultados de nuestras propias acciones. Alimentamos así la rueda de la vida ensimismada en el circo de una vida de espejismo, buscando desesperados la felicidad permanente y verdadera donde no se halla, en la ilusión de la limitación.
El ser humano puede modificar a voluntad sus propios hábitos mentales, sustituyéndolos con otros de signo contrario.
Observa tus debilidades y tus fortalezas y transforma tus debilidades impulsando tus fortalezas y el conocimiento correcto de todas las dimensiones de tu Ser y de la vida. Conocimiento correcto no es la Verdad última, que es indefinible, sino aquel conocimiento que te aporta positividad, capacidad, fuerza, luz, paz y felicidad y que te permite efectivamente reconocer tus instrumentos como ser humano y utilizarlos para conocer todas las dimensiones de tu Ser y de la vida. El objetivo último de la vida, realizar la Verdad.
Pero, primero, para ello tenemos que aplicar un esfuerzo coordinado de todos estos instrumentos que tenemos como humanos. Lo que haces, lo que dices y lo que piensas-sientes debe ser lo mismo. De lo contrario, estamos rotos por dentro y por fuera. Y rotos no podemos seguir nuestra dirección ni lograr nuestro objetivo. Moriremos frustrados y enfadados.
¿Cómo hacerlo?
1) Pacifica y purifica tu órgano interno (mente).
Puedes basarte para ello en los yamas “ética” y niyamas “autodisciplina” de los Yoga Sutras de Patañjali, o en cualquier otra práctica similar.
Los cinco yamas “ética”:
― No violencia (ahimsa): Do dañar a ningún ser vivo, con nuestra acción, palabra y mente.
― Veracidad, honestidad y transparencia (satya).
― No robar (asteya).
― Relaciones sanas con los placeres sensuales (brahmacharya): sexo, comida-bebida, sueño…
― No posesividad, no avaricia, de objetos y seres (aparigraha).
Los cinco niyamas “autodisciplina”:
― Limpieza física (saucha): hábitos saludables para el cuerpo (comida sana, ejercicio físico, paseos, sueño sano, limpieza…), limpieza del entorno (casa…)
― Actitud alegre, contenta y de gratitud por lo que tenemos en la vida (santosha). No confundir con resignación.
― Esfuerzo, austeridad (tapas) para transformar hábitos insanos, tendencias y deseos (mentales, emocionales y físicos).
― Estudio de uno mismo (swadhyaya), autoreflexión y estudio de las escrituras sobre el verdadero Ser (Bhagavad Guita, Upanishads…): ¿Quién soy yo? ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Por qué percibo, siento y me comporto de esta manera? ¿Qué debo hacer para lograr mi objetivo en la vida? Mis debilidades y fortalezas para andar mi camino, mi vida.
― Conexión con la realidad común y permanente de todos los seres (Ishvara Pranidhana). Reconocer y celebrar la interconexión de todos los seres en una Realidad común más elevada; entrega a Dios; dejar de actuar motivada por la satisfacción del ego, que te separa de la totalidad, y actuar por un bien común más elevado, o con la mentalidad de servir a Dios, el que sea.
2) Maestría de tu cuerpo y de tu mente, equilibrio mental, fuerza interior, valentía y confianza.
Practicando ética y autodisciplina vas pacificando y purificando tu órgano interno (tu mente). Ahora, practica meditación. Aprende unas técnicas de respiración y concentración, que son básicas y sencillas, y empieza a meditar; o, si ya meditas, verás cómo logras profundizar en tu meditación tras practicar ética y autodisciplina con más claridad y sinceridad.
Y así te vas convirtiendo en lo que te corresponde: maestro/a de tu cuerpo (dama, en sánscrito) y de tu mente (sama). Y logras equilibrio mental (samadhana) y, con él, fortaleza interior y valentía para lidiar con los golpes de la vida (titiksha) y así adquieres confianza en ti misma/o y en el método (shraddha).
Sin equilibrio mental, no tienes dirección, la batalla de tu vida está perdida.
Con esta práctica, vas teniendo experiencias directas de tu poder, de tu fortaleza, de tu libertad, de tu independencia, de tu luz, de tu paz e incluso del centro de tu Ser pleno y de la Vida en todos los seres. Vas siendo consciente de que eres imparable; de que tu límite, en realidad, no es más que tu mente, por su confusión. Aclárala de esta forma.
Estos son cinco de los seis tesoros (shat sampatti) del practicante que desea conocer la Verdad y Moskha, la Liberación absoluta. Y son también imprescindibles para lograr el esfuerzo coordinado de tus instrumentos y seguir tu dirección y lograr tu objetivo en la vida, sea el que sea.
3) Concéntrate en tu voz interior.
Ahora ya puedes, hazlo: Concéntrate en tu voz interior, tu conciencia clara, pura y libre tanto del ruido, la confusión, la inercia y la manipulación de tu entorno y del mundo como de tu propia mente-corazón.
Concéntrate simplemente en escuchar tu voz interior, que te habla clara analizando tus situaciones y te dice qué hacer desde ti, desde tu paz, claridad, libertad y dirección.
Escúchate y, ahora que estás aprendiendo a ser fuerte y valiente y a confiar en ti y en la vida, hazte caso, diga lo que diga tu entorno, el mundo y las dudas de tu mente. Entiende que todo ello es así por naturaleza: cambiante, ruido de estar estancado en la inercia basada en la duda, la confusión y la limitación, en el dolor.
Concéntrate, escucha tu voz interior, siente tu fuerza interior, sé valiente y confía para cambiar de rumbo, encontrar tu dirección y auto-dirigirte con claridad, paz y libertad.
Viendo así, no existe el error. A veces no lograrás lo que imaginas, pero siempre sientes la satisfacción de estar caminando.
4) Concéntrate en el centro de tu Ser.
Finalmente, cuando sea que sea, solo te quedará por lograr el último objetivo de la vida: el Conocimiento de tu verdadero Ser, la Realidad de todo cuanto es; Moksha, la Liberación absoluta.
Cuando hayas disfrutado apasionadamente de la vida creando en libertad tu propia dirección, irás saciándote de las experiencias efímeras. Esto es uparati, el sexto tesoro que te faltaba. Serás un/a mumukshu, quien desea claramente Moksha.
La vida te regalará entonces, porque lo quieres de verdad, la posibilidad de escuchar qué es tu Yo Real, el Ser uno de todos los seres, y cómo realizarlo directamente.
Practica:
― Shravana: Escuchar el Conocimiento del Ser y el método para realizarlo.
― Manana: Reflexionar en el Conocimiento que escuchas, preguntar, resolver dudas hasta tener claridad.
― Nididhyasana: Contemplación constante de Ser; siendo en tu mismo cuerpo-mente, en tu propia vida.
De este modo, estás practicando los cuatro pilares de la práctica del Conocimiento del Ser (Sadhana Chatushtaya):
― Viveka – Discernimiento de lo permanente (Consciencia pura, sin cambio, una, Ser, Existencia) y lo efímero (consciencia de objetos-multiplicidad-cambio…).
― Vairagya – Desapego; que el conocimiento de objetos (diferenciación) no te arrastre.
― Mumukshutva – Deseo de Moksha, Liberación absoluta.
― Shat sampatti, los seis tesoros: Maestría de la mente y el cuerpo; no estar desesperado por tener más y más experiencias mundanas; fortaleza para lidiar con los golpes que a veces nos da la vida; entrega, confianza en la práctica y en ti; equilibrio mental.
No te quedará ya nada más por lograr, porque eres paz, claridad, vida y plenitud, sin límites; nada que temer, nada que lograr.