Las masas fueron dejadas atrás después de que un objeto similar a Marte colisionara con la Tierra hace miles de millones de años.
Una vista tridimensional de la masa en el manto terrestre debajo de África, mostrada por los colores rojo-amarillo-naranja. El color cian representa el límite entre el núcleo y el manto, el azul indica la superficie y el gris transparente representa los continentes. Crédito: Mingming Li/ASU.
Hace unos 4.500 millones de años, un objeto del tamaño de Marte (Theia) chocó contra la Tierra incipiente, dando origen a nuestra luna. Ahora, un equipo de científicos propone que este impacto gigante tuvo consecuencias aún más drásticas: la colisión dejó atrás misteriosas masas dentro del manto terrestre, las cuales pudieron haber sido claves para iniciar la tectónica de placas —el proceso geológico que impulsa terremotos, volcanes y, en general, permite la existencia de vida en nuestro planeta—.
La idea, desarrollada con modelos computacionales en un nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, intenta responder a una de las preguntas más fundamentales sobre nuestro planeta natal.
Enigma geológico
Vivimos en el único planeta conocido que tiene una superficie formada por placas rocosas que se deslizan y chocan entre sí en zonas límite, mientras el interior supercaliente se agita. Este drama subterráneo suele pasar desapercibido en las escalas de tiempo humanas, excepto cuando ocurre un terremoto o una erupción volcánica. Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que este proceso es absolutamente esencial para la vida tal como la conocemos, ya que ayuda al planeta a reciclar el carbono, lo cual es fundamental para mantener un clima habitable.
En lo que no se ponen de acuerdo los expertos es en cómo comenzó la tectónica de placas.
Impresión artística de la colisión planetaria entre la Tierra primitiva y Theia. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
El nuevo artículo se basa en una idea previa que intenta explicar un enigma geológico. Durante décadas, los investigadores han especulado sobre la existencia de misteriosas masas dentro del manto terrestre detectadas mediante imágenes sísmicas. Estas masas densas y enormes parecen estar hechas de un material diferente al manto circundante, lo que plantea interrogantes sobre su composición y origen.
Una teoría, publicada en la revista Nature el año pasado, proporciona una explicación, aunque también genera algunas incertidumbres. Propone que luego de que el objeto que formó la Luna impactara contra nuestro planeta, fragmentos de éste quedaron intactos en el interior de la Tierra.
Una ilustración esquemática del camino desde el impacto gigante formador de la Luna (MGI) hasta la subducción inducida por plumas en el Hádico temprano. Crédito: Yuan Q., Geophysical Research Letters, 2024.
El estudio más reciente lleva esta premisa un paso más allá: aproximadamente 200 millones de años después del impacto, estas masas sumergidas podrían haber contribuido a la formación de plumas de calor dentro de la Tierra, alterando la superficie emergente al romper la corteza y permitiendo el hundimiento de placas circulares, un proceso conocido como subducción.
Según los autores, este proceso podría explicar por qué los minerales más antiguos de la Tierra son cristales de circón que parecen haber experimentado subducción hace más de 4 mil millones de años. Además, sugieren que podría haber contribuido al inicio de la tectónica de placas moderna.
«El impacto gigante no solo es la razón de nuestra Luna —si ese es el caso—, sino que también estableció las condiciones iniciales de nuestra Tierra», afirmó Qian Yuan, geocientífico del Instituto Tecnológico de California y uno de los autores del estudio.
¿Un evento «incognoscible»?
Geólogos que no participaron en la investigación afirmaron que el modelo era intrigante pero planteaba una serie de preguntas.
Taras Gerya, geocientífico de ETH Zúrich, dijo que la idea de un evento de subducción inicial desencadenado por vigorosas plumas del manto poco después del impacto formador de la Luna es creíble y está respaldada por modelos y algunos datos geoquímicos. Pero agregó que no está seguro de si esto hubiera conducido a la tectónica de placas moderna o hubiera resultado en un reciclaje global rápido de toda la corteza, similar a lo que pudo haber sucedido en el inhóspito Venus.
Michael Brown de la Universidad de Maryland, por su parte, advirtió que no está claro cómo una zona de subducción circular conduciría a los límites de placas globales y el mosaico de placas rocosas que existen en la tectónica de placas moderna.
«Debemos tener en cuenta que no hay evidencia suficiente para que alguna vez sepamos realmente cuál era el modo tectónico en el Arqueano —el eón que duró entre 4.000 millones y 2.500 millones de años atrás—», dijo Brown. «Entonces, desde un punto de vista filosófico, es casi seguro que sea desconocido e incognoscible. Creo que ese punto a veces se pierde».
Siguiendo el hilo, T. Mark Harrison, profesor investigador distinguido de la Universidad de California en Los Ángeles, escribió recientemente un artículo llamado No sabemos cuándo comenzó la tectónica de placas. Cuestionó las suposiciones incorporadas al modelo, señalando inconsistencias geoquímicas que ponen en duda la propia teoría del impacto gigante.
«Si no tuviéramos tectónica de placas, usted y yo no estaríamos teniendo esta conversación, porque nuestra especie no habría surgido», dijo Harrison. «Lo mejor que puedo decirles a las personas es que mi generación no pudo resolver posiblemente la pregunta más interesante que queda en la ciencia, que es cómo y bajo qué condiciones surgió la vida».
A los futuros científicos, les tiene un mensaje: «Les hemos dejado un pequeño regalo envuelto».
Fuente: Washington Post. Edición: MP.
Y como lo saben ? El agujero más profundo cavado por el hombre es el super pozo de Kola con unos 12’5 km y el radar sismológico más potente alcanza unos 100 km, más allá son sólo especulaciones y teorías, con un supuesto radio de 6000 km no han estudiado ni el 0’001% de la superficie terrestre.